Paso a paso. De lo bueno a lo malo. Un tsunami de emociones. Llegué a Doha después de varias escalas y aeropuertos. Un viaje lleno de emociones y experiencias, que te voy a ir contando en estas semanas.
Llegar al aeropuerto internacional de Hamad y salir de él fue muy facil y rápido. El control de migraciones es automático: apoyás tu pasaporte en un scanner y luego pasás por un pasillo que te toma una foto. Se abre la puerta automáticamente y listo, solo te queda retirar tu valija.
Para los que preguntan por el control de equipaje eso va por una cinta que scanea las valijas y si tenés algo que no está permitido ingresar, como alcohol por ejemplo, identifican la valija y cuando estás por salir te llaman a un cuarto aparte, te piden que la abras y te sacan lo que tenés. Esto no me lo contó nadie, lo vi. A la persona que intentó pasar una botella de fernet que había comprado en el free shop, se la sacaron y le dijeron que se la devuelven si volvía a salir en una semana, de lo contrario la perdía. Así que ya sabés lo que puede pasar!
Ahora si saliendo de la zona de retiro de equipaje, te van a dar un chip que dura tres días. Ahí si salís del aeropuerto y tomás un bus que te lleva directamente al Barwa (alojamiento que están la mayoría de los argentinos), a los cruceros o a la zona de hoteles. Teniendo la tarjeta hayya todo el transporte público es gratis. Usé metro y bus y caminé muchísimo. Dato importante: traete calzado cómodo porque hay distancias largas que solo las podés hacer caminando.
De la alegría a la tristeza en segundos
El clima festivo que se vive es único. Estamos todos los hinchas de las 32 selecciones en el mismo lugar. La alegría, los cantos, los colores le dan vida a las calles de Doha. El silencio no está invitado a esta fiesta. La ciudad no duerme en ningún momento.
Los argentinos aunque no somos muchos a diferencia de lo que dice la mayoría de los medios, nos hicimos notar. Organizamos un banderazo y desde La corniche hasta el Souq Waqif fuimos cantando y alentando a la selección. Los fanáticos de todo el mundo nos paran por la calle para sacarnos fotos y decirnos "¡Messi Messi!".
Hasta ahí todo alegría y emoción. Llegó el día del partido. Y literal: yo no dormí. Estuve 38 horas despierta, no sé si de nervios o ansiedad, pero aproveché y vi por primera vez el amanecer en el desierto.
Nos vestimos de hinchas como corresponde y a las 7 AM arrancamos para la cancha con bombos y banderas, cantando al ritmo de "Vamos Argentina sabés que yo te quiero…"
Llegamos al estadio alrededor de las 9.30 y ahí fue una verdadera fiesta. Había llevado un maquillaje de la bandera argentina y pinté a más de 100 personas de todas las nacionalidades. Dato no menor: de 10 remeras argentinas que veías 7 éramos argentinos 3 extranjeros. Y por cada argentino 10 árabes, que al principio no parecía que estaban.
Llego el momento del himno y te juro que lo cantamos todos! El sol de frente durante todo el partido, muchísimo calor y el aire acondicionado que salía debajo de las butacas no aflojaba la temperatura. La cuenta regresiva se escuchaba en toda la cancha y al llegar a cero la pelota empezó a rodar… Argentina y Arabia estaban jugando el primer partido del grupo y nosotros mirando lo que creíamos que sería un show de goles de Messi.
En el primer tiempo desde la tribuna no vimos un buen juego, pero tampoco vimos venir lo que sucedió después. Primero unas expectativas muy altas y segundo algo que hacemos frecuentemente: subestimar al rival. Acá no hay que buscar culpables. Solo asumir lo que es: un juego, donde uno de los dos equipos puede ganar, el otro perder y en el mejor de los casos empatar. Nadie esperaba este resultado, ni ellos podían creer que nos estaban ganando ni nosotros creer que estábamos abajo.
La tristeza invadió el estadio, no fue un balde de agua helada, fue una catarata gigante que nos dejó a todos atónitos y mudos. Y ellos empezaron a hacerse ver y oír. Parecía que eran millones y de repente el estadio que se veía blanco y muchos lugares vacíos estaba teñido de verde.
Así y todo seguimos creyendo en las casualidades, en Italia 90 perdimos el primer partido y terminamos jugando la final. La fe sigue intacta, apoyando a nuestros jugadores y esperando revertir el resultado el próximo sábado. Los hinchas estamos con la selección y queremos que eso se sepa! Vinimos a Qatar, viajamos miles de kilómetros y vamos a hacer lo que a nosotros nos toca: seguir haciendo ruido y cantando cada vez más fuerte, para que nadie diga que los argentinos no alientan!