Gerardo Rozín supo desde el primer día de su diagnóstico que su vida tenía fecha de vencimiento a corto plazo. Sabía que iba a morir, pero intentó pelearla hasta el final para poder estirar sus días y poder hacer realidad sus sueños. Él era una persona proactiva, no paraba nunca y siempre tenía proyectos dando vuelta en su cabeza, y la enfermedad no iba a ser un impedimento para seguir planeando.
A pocos días de su partida, Roberto Moldavsky, uno de sus mejores amigos, como un hermano casi, y quien más cerca estuvo del periodista y conductor rosarino en los últimos tiempos, confió los planes que le quedaron pendientes.
Uno de los sueños de Rozín era viajar a Israel con él. Pero además proyectaba muchas cosas como escribir una sitcom y hacer un programa juntos. En su lista de pendientes también estaba bajar de peso y se habían prometido empezar la dieta a la vez para sentirse más acompañados.
"Me preguntaste si te iba a extrañar y te dije que mucho. Y es así, me destruye ver tu foto en todos lados diciendo que ya no estás. La tele pierde a uno que levantaba la vara. Yo pierdo a un amigo que me ayudó muchísimo, y al que admiraré siempre. Te quiero Rozín, que mierda todo", compartió en sus redes Moldavsky.