A veces las relaciones con los hijos adolescentes son complicadas. Y los famosos no pueden escaparse de esta regla. Así es el caso de Gloria Carrá que reveló lo difícil que fue la crianza de Ángela Torres, su hija, en la adolescencia.
“Tenemos una relación... Fue muy difícil en la adolescencia. Ángela tiene mucho carácter, yo también, pero no tenemos una relación complicada. Hoy creo que estamos sanando un montón de cosas”, contó en una reciente entrevista.
“Yo siempre tenía razón. Estaba ella siempre equivocada. Ángela era muy insistente con las cosas: ‘¿Puedo ir a tal lugar?’. Yo le decía que no. “¿Puedo, puedo, puedo?’, y llegaba un momento que era como ‘¡Noooo!’”, expresó la actriz y cantante.
“Cerraba la puerta muy fuerte, entonces un día le sacamos la puerta. pegaba portazos, Amelia (fruto de su relación con Luciano Cáceres) era chiquita, y le sacamos la puerta. ‘Quiero mi puerta, pónganme la puerta’ lloraba Ángela, que estuvo como quince días sin puerta. Tiene mucho carácter. Es hermosamente linda”, confesó.
El padecimiento de Gloria Carrá
En diálogo con Daniel Gómez Rinaldi en “Detrás de escena” por AM540, la artista habló del drama que vivió cuando tuvo que criar a su hija y se vio obligada a salir a trabajar para llevar el pan al hogar debido a que Marcelo Torres, padre de la entonces criatura, no aportó su parte en materia económica.
“Una va aprendiendo constantemente a ser madre y no es que te las sabés todas y hacés todo bien. Una va aprendiendo en la marcha. Fui madre a los 27 años de Ángela y a los 38 de Amelia, y fui una mamá muy distinta con Amelia que con Ángela. Esto no quiere decir que haya sido mala madre con Ángela, fue diferente”, reveló.
Y describió: “Trabajaba mucho y era el único sostén. La única, yo sola. Al revés de lo que toda la gente cree porque dice: ‘Bueno, pero es hija de Torres...’. No, yo estaba separada y jamás conté con él económicamente para nada. La cosa es cuando vos tenés que trabajar para vivir y comer. Si estás en otra situación es distinto, por más de que siempre está muy mal que el padre no aporte. Me sentí sola y realmente estábamos solas. No pasamos hambre, pero sí llegué al extremo de estar justa y de tener que pedirle plata a un amigo”.