En su reciente edición del Horóscopo chino 2022, Ludovica Squirru no sólo presenta predicciones para todos los signos, sino que además describe cómo actúan y cómo les irá a cada uno de ellos en el amor durante el año entrante.
El año nuevo chino comienza el 1 de febrero de 2022 y que esta vez el animal regente será el Tigre de Agua.
Cómo saber de qué signo del horóscopo chino sos
- Rata: personas nacidas en 1948, 1960, 1972, 1984, 1996, 2008 y 2020.
- Búfalo: personas nacidas en 1949, 1961, 1973, 1985, 1997 y 2009 y 2021.
- Tigre: personas nacidas en 1950, 1962, 1974, 1986, 1998, 2010 y los que nacerán en 2022.
- Conejo: personas nacidas en 1951, 1963, 1975, 1987, 1999 y 2011.
- Dragón: personas nacidas en 1952, 1964, 1976, 1988, 2000 y 2012.
- Serpiente: personas nacidas en 1953, 1965, 1977, 1989, 2001 y 2013.
- Caballo: personas nacidas en 1954, 1966, 1978, 1990, 2002 y 2014.
- Cabra: personas nacidas en 1955, 1967, 1979, 1991, 2003 y 2015.
- Mono: personas nacidas en 1956, 1968, 1980, 1992, 2004 y 2016.
- Gallo: personas nacidas en 1957, 1969, 1981, 1993, 2005 y 2017.
- Perro: personas nacidas en 1958, 1970, 1982, 1994, 2006 y 2018.
- Chancho: personas nacidas en 1959, 1971, 1983, 1995, 2007 y 2019.
Rata
La rata es tan cerebral, crítica y cínica que no soporta el amor en el envase clásico; elucubrará un sistema amoroso que la inspire para sublimar su libido, pues lo convencional la aburre y necesita altas dosis de imaginación para afrontar la odisea del amor.
Estará siempre a la defensiva y con los anticuerpos muy altos para no caer en las trampas. Su instinto sexual es similar a su paranoia. Puede disociar el sexo del amor o de una relación afectiva, aunque la mayoría de las ratas necesita desnudarse en la intimidad con alguien que sepa apreciar su timidez, fobia, reserva y gran voluptuosidad.
Esencialmente romántica, su aguante a la indiferencia, maltrato o desprecio es digno de admiración. Por amor puede realizar grandes hazañas, como de película; resulta muy original, audaz, valiente y atrevida a la hora romántica. Lo que oculta el resto del día lo destapa en la intimidad, dejando al amante en terapia intensiva.
La rata crea adicción en la pareja. Su concentración en el objetivo produce alteración en las hormonas, los horarios, en el cerebro y en la rutina. La rata es el disparador de una alteración en el statu quo, ¡por suerte!
Sensual, golosa, ardiente y experta en sexualidad es una dotada para el amor. La encarnación del pachá y de la geisha, tiene harén dispuesto a saciar todas sus fantasías y exigencias libidinosas.
Búfalo
Su corazón estará siempre listo para afrontar las situaciones más difíciles de la vida pues sabe que no hay nada en este mundo que no venga con sacrificio. El amor es para el varón, deber, responsabilidad y una libreta matrimonial. Pase o no por el registro civil, sentirá que no puede entablar una relación light, aunque el sexo para el buey sea como el aire que respira.
El búfalo desconoce los mecanismos de la seducción a fuego lento. Prefiere demostrar a su pareja o ave de paso su gran resistencia a la indiferencia, el dolor, los impedimentos.
Está siempre listo para hacer el amor: un auto o una pileta, un sauna, el bosque, la plaza del pueblo, un recital de rock, pues su instinto sexual es de los más altos del zoo chino. Una vez saciado, puede retornar a su labor, rutina, hobby, oficio, con suficiente chi (energía) para continuar con su infatigable faena.
El varón buey necesita compartir la vida con alguien que lo inspire y le reclame presencia, atención, sexo, una renta y que lo tenga nervioso con amenazas de infidelidad, celos y abandono. La culpa es el talón de Aquiles para mantenerlo enganchado y tendrá que ser muy evolucionado para escapar de las trampas.
En la intimidad es sensual, original y apasionado. Prefiere tomar la iniciativa y dejarse llevar por los juegos amorosos. Intenso en sus demostraciones afectivas, tiene un radar para saber el límite entre la fantasía y la perversión. No le gustan los mimos, besos y caricias en público; en privado, a pesar de ser arisco, saborea el talento de su pareja y le crea una gran dependencia.
La mujer buey se enceguece como un toro en una corrida cuando el hombre la elige para pasar una noche, un mes, un año o toda la vida. Da igual; en realidad ella lo eligió sin que él lo sospechara y morirá en sus brazos a menos que la intuición lo alerte y pueda escapar a tiempo.
Tigre
Expertos, seres dedicados al amor, ellos conocen la gama del arcoíris para enamorar a un iceberg. En general su estado físico es el de un deportista célebre; elástico, sensual, de contextura proporcionada, amante de la naturaleza y de las aventuras arriesgadas, despierta admiración.
El elegido sentirá que es envidiado por amigos y enemigos, pues el tigre despliega sus encantos como si estuviera filmando en un set. Les recomiendo que antes de conocerlo ya descarten la expectativa de pretender fidelidad del felino; su espíritu de conquista es superior a cualquier promesa hecha en el registro civil o ceremonia chamánica. El fuego con que envuelve a su presa alcanza y sobra para inmortalizarlo.
El felino necesita que lo admiren, adulen y aplaudan. El ego es el motor de sus originales aventuras y siempre buscará parejas que sean compañeras de sus locas fantasías.
Necesita admirar física o intelectualmente a su elegido; no soporta aburrirse y siempre encontrará desafíos para seguir apasionado. Hay diferentes tipos de tigres: más salvajes, crueles, con tendencias sadomasoquistas, místicos, domésticos, equilibrados y muy desequilibrados.
Para él o ella la intimidad es la clave de la relación. Cuando desnuda a su presa y la recuesta sobre una parva de heno, o en las blancas arenas de una playa adonde llegaron a dialogar con los delfines de noche, o en una cama turca con tules, velas aromatizadas, copal o palo de rosa, el privilegiado tuvo ya orgasmos múltiples y sintió que estaba hipnotizado.
Conejo
El conejo, el signo de mayor armonía y belleza del zoo chino, destila en cada acto de su vida una sensualidad que provoca suicidios en masa. Un trabajador del amor; su obsesión por seducir es tan evidente que no deja pasar oportunidad, minuto, hora del día y de la noche sin desplegar sus encantos y su charme.
Tiene suerte en el amor; su originalidad, buen gusto y refinamiento deslumbran y logran que se desvivan por atenderlo, colmarlo de todo tipo de placeres terrenales y celestiales que el conejo sabe apreciar y despreciar simultáneamente.
Conoce el punto G del amor en los demás, pero en él es difícil detectarlo. Necesita misterio, grandes dosis de fantasía, imaginación y promesas sobre el bidet. Él maneja las situaciones; el tironeo lo estimula; tiene el "no" siempre a mano por las dudas, hasta que el otro logre hipnotizarlo y sucumba al Kamasutra.
El conejo está "enamorado del amor", es un estado anímico pasajero, una noche, una tarde frente a la chimenea o en un spa, a lo sumo un día entero, hasta allí llega su capacidad de entrega. Un tanto egoísta, estará a su lado demostrando gran afecto e interés mientras usted lo alimenta, le da placeres al alcance de su mano, televisión, música en estéreo, satisface sus instintos primarios y sus necesidades. Un día se borra y vaya una a saber qué tejado de zinc caliente va a visitar.
Puede volver a la semana, a los seis meses o a los veinte años, con la misma mirada de ternura y deseos de caricias, y si es bueno en lo que hace usted volverá a caer, pues el hechizo de su mirada singular mueve montañas. Dependerá del kármico currículum de la especie que se dé cuenta –ojalá más temprano que tarde– de que este es su modus operandi y jamás cambiará.
Dragón
Seductor innato, el amor representa una excusa para desplegar sus dotes histriónicas, artísticas, deportivas, culinarias y ejecutivas. Es un prestidigitador de deslumbrante belleza, con sex appeal y glamour; con solo guiñar un ojo enciende la Vía Láctea. El dragón está siempre listo para arremeter cuando alguien despierta su interés o curiosidad.
Tiene el don de aparecer y desaparecer simultáneamente produciendo espejismos visuales y sonoros. Su verborragia puede actuar a favor o en contra. Apabulla con escenas teatrales desmesuradas; en cualquier sexo exagera su sentimientos.
El dragón sabe que desplegando su arsenal imaginativo logrará dar en el blanco. Entonces preparará el entorno seleccionando la mejor obra poética, elegirá velas traídas de la India, junto a incienso, sándalo y mirra. Buscará música en vivo, descorchará un vino cosecha del siglo pasado, traerá delicias agridulces para la amada y la sacará a bailar cheek to cheek.
Su amor encandila, embruja y provoca infartos en cadena. Es una corriente electromagnética que produce un gran alboroto en las hormonas, un brusco cambio en el aire y en la presión arterial. Su capacidad de morir y renacer como el ave fénix en cada relación es mitológica; puede inmolarse, sacrificarse y evaporarse si se siente incómodo o atrapado sin salida.
La mujer necesita sentirse reina, emperatriz, primera dama a toda hora; jamás baja la guardia y buscará dominar a su pareja. Es exótica, original en su manera de sentir y pensar, lo que provocará una legión de admiradores que se disputarán su corazón. Es poderosa afrodita, una mezcla de mujer fatal y niña inocente. Su belleza no necesita mucha producción; es fuerte, valiente, atrevida, sensual y divertida. Puede cansar a su pareja con reclamos, escenas de celos e inseguridades.
Serpiente
Expertos y expertas en el tao del amor y del sexo. Es un don que traen al nacer y lo desarrollan hasta la plenitud, ejercitando el arte del kundalini.
El ofidio enrosca a su presa con un fluido magnético que sale de su piel, ojos y lengua. Desparrama su creatividad incentivando la imaginación y sabe que sus medios son inagotables. Es tan sensual que el elegido/a tendrá que pedir un recurso de amparo ante Afrodita para sobrevivir a esta etapa de amor cinco estrellas.
Su voz suave y melódica, sus manos que acarician cada centímetro de piel con voluptuosidad y concentración, su mítica lengua que recorre órganos interiores y exteriores sacan al afortunado de la tierra y lo llevan a recorrer nuevas constelaciones.
La serpiente es una maestra refinada. De nada le servirá a usted intentar desnudarla: el órgano sexual lo tiene en la cabeza, que enciende sus sentidos. Las neuronas cargadas de electricidad hacen fluir la energía atómica a todos sus sentidos, que despiertan en olas gigantescas, y cuando llegan al clímax el ofidio da rienda suelta a sus pasiones, siempre salpicadas por sus bajos instintos, la sal y la páprika de la vida. Todo es aceptado, probado, experimentado; las rutinas, los clichés quedan desechados. La serpiente logrará que se sienta fluyendo hacia otras galaxias, vidas pasadas, submundos y ultramundos.
Esto no será por mucho tiempo, pues es una amante insaciable y mientras esté enroscada física y mentalmente no se podrá desprender. Después de hacer el amor con ella, la piel quedará
radiante, traslúcida. Gurú del sexo, exigente, dura, posesiva, ama con una extraña pasión y se renueva si es correspondida.
La belleza clásica o estándar no le resulta la más atractiva; no hace falta ser un conejito de Playboy sino alguien singular, distinguido y lleno de sensualidad; exige inteligencia, imaginación, creatividad, sentido del humor, en lo posible ácido o negro; si la hace reír, lo adorará.
Caballo
El potro y la yegua son instinto puro, para ellos el amor y el sexo son lo mismo cuando sienten bullir debajo de sus crines la sangre caliente y se lanzan al galope desenfrenado a atropellar, embestir, tomar y desnudar a su objeto de deseo.
El ego del equino es directamente proporcional a la energía que usa para sus conquistas amorosas. Para él o ella no hay imposibles: saben que con su sex appeal, glamour, destreza, humor e imaginación tendrán a la presa en menos de cinco minutos.
El caballo es muy contradictorio en cuestiones del corazón. Parece fuerte, seguro, decidido, audaz, atrevido, insolente; pero cuando la respuesta llega de inmediato, cambia de actitud y se torna asustadizo, nervioso, inseguro y muy ansioso, espantando al amado con coces y relinchos que a veces resultan mortales.
Como es idealista y en el fondo de su ser buscará eternamente a su alma gemela; se aburre de lo fácil, rápido y ligero. Por su apetito sexual insaciable no dejará pasar ninguna oportunidad y se involucrará en situaciones en las que muchas veces quedará atrapado sin salida.
Ardiente, apasionado, transgresor a la hora de hacer el amor, dará todo de sí y no guardará nada para después. Es transparente, sincero y leal. Tiene sentido de posesión con su pareja y eso le juega malas pasadas, pues por sus celos no soporta por mucho tiempo situaciones que no pueda controlar o dominar. Necesitará entrega total del otro para con su vida; adaptación a sus horarios, costumbres y antojos. No nació para esperar a nadie ni adaptarse a la vida ajena, y menos compartir amistades. Este signo debería trabajar mucho su parte emocional y afectiva para tener equilibrio y armonía.
Cabra
Si hay un signo que nació para amar y ser amado es la cabrita. Susceptible, hipersensible, frágil, a través de la vida necesita encontrar afecto en cada relación sentimental o amistosa, pues su equilibrio emocional depende únicamente de la gente con la que se relaciona. Es querible apenas se la conoce; su dulzura, suavidad y modales despiertan ganas de protegerla, cuidarla, mimarla y prepararle un corral donde pueda desarrollar su capacidad artística y creativa.
La cabra de cualquier género vive enamorada. Es el signo más platónico: puede pasar la vida amando a alguien sin que se entere, pues su timidez, discreción y sentido común no permiten que exteriorice sus sentimientos. Una experta en despertar sentimientos de culpa: sabe llegar al fondo del alma, contar historias melodramáticas, mezclar las mejores novelas clásicas con los hits de la televisión y convencer a su pareja de su sufrimiento.
La cabra es una artista nata, posee suficientes recursos para convertirse en la heroína de una gran historia de amor. Dependiente emocionalmente, buscará personas fuertes, dominantes y de buena posición económica para relacionarse. Necesita admirar antes de dar el sí a algún pretendiente, y se hará desear.
Ambiciosa, su sentido estético la inclinará a buscar personas bellas, elegantes y muy atractivas. Necesitará que la cortejen, le hagan regalos carísimos, la inviten a viajar por el mundo con golden card ilimitada y le repitan que es única e irremplazable. Ella pondrá un toque ddiscreción, glamour y refinamiento en cada situación, persona o problema que aparezca. Alegrará con su gracia, humor y originalidad los malos ratos y la depresión.
Para conquistarla habrá que tener paciencia, riqueza espiritual y material; aunque tiene fama de interesada, no se puede generalizar, pues su esencia es artística, y mientras esté estimulada para crear puede pasar situaciones adversas con alegría. La cabra es romántica, por eso se enamorará de quienes atraviesen su suave piel de cordero, la sepan arrullar, mimar, captar, contener y hechizar. Dedicará su tiempo y energía a su ser amado
Mono
Su timing para el juego amoroso es su mayor destreza; a fuego lento o incendiando logra crear una corriente magnética irresistible.
La sangre le cambia el ritmo del corazón, la piel se hidrata y suaviza las facciones. El viaje no tiene principio ni fin: para el mono es un juego de a dos, en el que está siempre activo, atento, divertido y desprevenido. Su curiosidad innata lo conduce por laberintos, regiones, cavernas inexploradas donde es el mejor huésped de la creación.
Sabe deslizarse con maestría entre las sábanas, sobre alfombras, pisos de estuco o mármol de Carrara para conducir a su pareja por nuevas texturas epidérmicas; no hay tiempo para pensar con sus masajes afrodisíacos que desde la planta de los pies suben por pantorrillas, muslos, caderas, columna, espalda, nuca, y cada rincón adonde sus fantasías lo deporten.
El tiempo es su mejor aliado, pues hacer el amor con el primate es atravesar la ley de gravedad y reconciliarse con el cronos. El esoterismo del mono acompaña el erotismo que crece a medida que pasan los días, meses y años; su estilo siempre innovador que oscila entre la teoría y la práctica crea una dependencia alquímica difícil de olvidar en el ADN.
Seguirle el ritmo, los antojos y horarios es una fórmula muy difícil de descifrar. Vive enamorado, pero no se engañen: este idealista busca sensaciones, emociones y bruscos saltos que lo movilicen de su palmera sin que le importen mucho las consecuencias que produce en el prójimo. Cuando se dé cuenta de que quien está a su lado no es Afrodita o Zeus sino un simple mortal, huirá.
No se colma con un solo ser; este sibarita y erudito es un as del amor: hará llover pétalos de jazmín, preparará velas, champán, ostras. Nada importa más que los dos amantes consumidos en esa idolatría. El elegido/a estará perdido en ese trance.
Gallo
Este es el signo más impredecible para definir el arte amatorio. Su capacidad amatoria es ilimitada; cuenta con recursos originales, artísticos, esotéricos para lograr una dependencia sutil y firme con el elegido del corazón. Desde que siente hervir la sangre debajo de sus plumas hasta que lo despluman o arrincona a su favorito en un corner del gallinero, el gallo está muy concentrado en la estrategia a seguir.
Se siente un ganador, la derrota no está en la escala de valores, o sea que a veces sus amores son unilaterales, onanistas o muy platónicos. Tanto el gallo como la gallita son muy ambiciosos a la hora de elegir: se fijan en los mínimos detalles, desde la puntualidad y la pulcritud hasta el currículum de la persona.
El erotismo está relacionado con la proyección social de su pareja; adora ser agasajado en lugares de moda, salir con gente famosa y exitosa, pavoneándose.
El gallo tiene un gran ego. Y exigirá, después del primer revolcón, continuidad. La demanda será enorme, pues los códigos secretos y las claves de ingreso en su corazón siempre estarán anunciando instrucciones: amor posesivo. tanto vales tanto te quiero. contigo caviar y champán. luna de miel en hoteles cinco estrellas.
Tiene gustos caros, y aunque sea de origen humilde siempre comprará el regalo más importante, invitará a comer al lugar de moda y su ropa interior será de hilos de oro. Casi siempre dará el primer paso, en cualquier sexo, pero necesitará afirmar su afecto con demostraciones teatrales para autoconvencerse. Decir que tiene sex appeal es quedarse corta para describir este estupendo ejemplar.
Perro
El amor constituye el motor de su inspiración, creatividad e incondicionalidad. Enamorarse es un cambio de vida; sus andanzas son parte de su rutina. Siempre cumplirá el deber y volverá a la cucha con algún hueso para masticar.
Cuando alguien entra en su corazón imprevistamente y ocupa el centro de su vida tendrá que adaptarse al cambio de costumbres, horarios y filosofía sin anestesia. Su naturaleza apasionada, íntegra e intuitiva seducirá al elegido, que tendrá la suerte de experimentar un amor al estilo Lassie o Rintintín.
El perro da y exige lo mismo. Su punto G es su innata fidelidad cuando aparece el amor de su vida. Su capacidad de amar resulta tan intensa que a veces ahoga a su pareja con su gran voltaje amatorio y provocan una situación claustrofóbica.
Estar en pareja, compartir comidas, paseos, problemas, reuniones, filosofía alta y taco aguja es tan importante para su equilibrio emocional, que buscará compañeros que le estimulen el erotismo a través de la imaginación y de la vida cotidiana.
El perro macho saldrá a buscar compañía con su habitual gentileza, amabilidad, recursos múltiples de seducción, y dejará a la cachorra extasiada ante sus habilidades multifacéticas.
La perrita recurrirá a su sex appeal, charme, belleza salvaje que siempre erotiza a una lista de candidatos que le harán propuestas decentes e indecentes para llevarla lo antes posible a un lecho improvisado de almohadones orientales o pajonales, pues su instinto sexual no da tiempo para pensar, y cuando se quiere reaccionar, ya es tarde. Esta mujer inspira para el casamiento y tiene la maternidad incorporada. Son pocas las que escapan a las tentaciones que les ofrecen.
En ambos sexos y sus derivados, la sexualidad está ligada al amor y el compromiso que establece con su pareja; por eso los perros nacen para enfrentar con estoicismo las adversidades.
Chancho
El chancho es el signo más vulnerable al amor; su innata ingenuidad, candidez y predisposición a dejarse llevar por sus instintos lo convierten en un mago del tao erótico. Su pasión por el sexo a veces coincide con el enamoramiento y en ocasiones se distrae en pantanos y ciénagas sin involucrarse afectivamente.
Este sibarita, sensual y desprejuiciado chanchito entrega su corazón sin medir las consecuencias cuando siente bullir la sangre debajo de su espesa piel. Por eso siente que estará más expuesto a sufrir que otros signos cuando el amor lo envuelva en temporadas tempestuosas e inolvidables.
La prioridad en su vida siempre es el amor, aunque esté disfrazado de camaleón. El chancho buscará parejas que lo estimulen mental y físicamente, pues no solo tiene adicción al sexo sino a la imaginación, la inteligencia y la exótica belleza. Su naturalidad, buena onda y simpleza atraen como un faro a lo lejos.
Todo un maestro en las preliminares del amor, sabe encender la llama, logra despertar curiosidad e interés en su partenaire y destila un ADN irresistible que invita a la intimidad. Cuando se enamora, el chancho sin dudar entrega su alma, corazón, cuerpo y posesiones, integrando al otro en una danza apasionada.
Desnudarse es lo de menos; el drama es vestirse otra vez. Le encanta ensayar posturas en el chiquero y siempre estimulará a seguirlo en sus alocadas ideas eróticas. Sabe satisfacer los reclamos, pedidos y súplicas de su pareja. La sexualidad es prioridad.
Aprecia la sinceridad, claridad y transparencia de su pareja. Necesita apoyo incondicional para consolidar una relación y, si bien es siempre el que más arriesga, a veces duda antes de continuar empantanándose. Su éxito radica en la sutileza que tiene para captar la graduación erógena de la flor de mi secreto.