La familia real inglesa pasa todos los años la Navidad en Sandringham, el castillo ubicado en el condado de Norfolk. Allí se juntan todos para celebrar las fiestas con Carlos III como anfitrión, ty también se siguen tradiciones humillantes de tiempos de Eduardo VII, el tatarabuelo del actual soberano del Reino Unido.
Una de estas tradiciones absurdas de Navidad era odiada por Lady Di, y aún hoy se sigue poniendo en práctica. Consiste en que los miembros de la familia real se pesen en una balanza antes y después de disfrutar del banquete navideño. ¡Y es obligatorio!
Hoy Kate Middleton odia este ritual tanto como su suegra, Lady Di. El sentido de este ritual es comprobar cuánto se había disfrutado del banquete navideño. Se esperaba que cada uno engordara al menos un kilo tras la comilona.
El ritual de los regalos entre los Windsor
Otro de los rituales tiene que ver con la entrega de los regalos de Nochebuena. Reunidos en el salón rojo de la finca de Sandringham, inician sus celebraciones festivas un día antes del común de los ingleses. Los regalos se colocan en una larga mesa cubierta con un mantel blanco, adornada con tarjetas blancas con los nombres.
Cada miembro de la familia tiene su lugar designado ante un montón de regalos. "Entonces, en un frenesí repentino, la habitación se transforma en un caos festivo en el que todos desenvuelven simultáneamente sus regalos", cuenta Harry en su libro Spare.
Además, los Windsor siguen una regla cuando se trata de regalos de Navidad: cuanto más divertidos y baratos, mejor. Algunos de los más recordados fueron el bolígrafo con forma de pez que Harry recibió de su tía abuela, la princesa Margarita, o cuando Meghan le regaló a su marido un adorno con la imagen de Isabel II.
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