Julieta Ortega siempre fue sincera a la hora de hablar de la crianza de su hijo, Benito Noble y destacar lo que le pasa a muchos padres de adolescentes que luchan para que la comunicación sea fluída. Pero sin embargo, ella celebra que el paso de los años hace que el joven sea cada vez más independiente y comience a tomar sus propias decisiones.
“Benito es divino, un chico que no está interesado en ser famoso y eso me cae bien de él. Me llamaron para un casting porque querían que sea el Maradona chiquito de la serie, se lo propuse y me dijo que de ninguna manera. ‘Yo no quiero ser actor ni famoso’, me contestó”, recordó en una entrevista con GENTE en la que confesó que rechazó ser parte de la serie de la que habló y seguirá hablando el mundo entero.
Al ser consultada por si ya sabía a qué se quería dedicar su hijo: “Me era más fácil leerlo de chico. Le gustaba la música, pero la parte de atrás: la de la producción. Él armaba escenarios y después no cantaba. Se quedaba tres horas haciéndolo. Yo tenía la casa llena de cables porque él pedía que le regalen eso cuando cumplía años. Era un cablerío y estaba lleno de aparatos que no funcionaban. Así armaba un show. Pienso que probablemente siga por ese lado”.
Ortega reconoció que uno de los capitales que tiene Benito es la nula aspiración a ser una figura pública, algo que celebra y reconoce como un gran valor. “No me deja subir fotos de él a las redes sociales, muy de vez en cuando una historia porque se borra al otro día. Pero no quiere aparecer en ningún lado. En una época en donde ser famoso parece un valor en sí mismo, que haya alguien que no quiera que lo conozcan, me parece extraño y habla bien de él", contó.
Julieta Ortega contó que su hijo la “confronta”
Al hablar del día a día del adolescente, contó que se maneja de forma independiente en la calle y va en transporte público a la escuela. “Eso de la independencia es bárbaro. Ya tenes un pibe que te mira desde arriba, porque me saca tres cabezas, y me confronta. Es más difícil”, destacó.
Y amplió: “Me confrontó siempre. Yo siento que nosotros éramos mucho más mansos en mi generación. Veo a los niños de ahora que tienen personalidades fuertes, son los reyes de las casas. Yo no era la reina y había sectores como el living que era para recibir visitas y nosotros no podíamos pasar. Ahora se los escucha mucho más, se tiene en cuenta sus opiniones. Me parece fantástico, pero es un trabajo arduo”.
