En las últimas horas, se difundió una misteriosa historia sobre el Castillo de Windsor: dicen que en él habita un fantasma al que llaman Herne el Cazador, guardián del antiguo bosque de Windsor y quien -aseguran- predijo la muerte de la reina Isabel II.
La leyenda fue transmitida de generación en generación durante más de 100 años, tiene su origen en el antiguo reinado del rey Ricardo II. Durante ese período, comprendido entre 1377 y 1399, los relatos locales aseguran que un hombre llamado Herne rescató al soberano de un enorme ciervo, que lo acechaba listo para atacar.
“Herne resultó terriblemente herido durante el incidente, pero fue salvado por un hombre a caballo. Se dice que este jinete quitó las astas de la cabeza del ciervo ahora muerto y las unió a las del guardián real”, repasa el portal británico Mylondon.new. Después del incidente, el rey, sin saber la intervención del misterioso jinete, le agradeció a Herne por su valentía.
Se dice que tiempo después, un grupo de cazadores, celosos por lo ocurrido, hicieron correr el rumor de que Herne usaba magia negra. "Escondieron pieles de venado en los aposentos de Herne y lo denunciaron por caza furtiva. El montaje funcionó y Herne fue despedido. Murió al día siguiente, habiéndose quitado la vida en el bosque que tan bien conocía”, amplía el sitio.
Las apariciones del fantasma
Según comentaron, el rey Ricardo II fue el primero en ver el fantasma de Herne, poco después de su muerte.
La escena tuvo lugar en una de las cacerías reales poco productivas. Como no lograban alzarse con ciervos, el monarca encendió en furia y comenzó a realizar actos grotescos. En contrapartida, los cazadores empezaron a deducir que la mala racha en realidad se atribuía a una maldición del exguardián a modo de venganza.
La noche siguiente, mientras caminaba por el parque tratando de decidir qué hacer, el soberano vio cómo un rayo caía sobre un gran roble cercano. Luego, a través del claro, se dice que vio una figura debajo del árbol, con cuernos encima de su cabeza. Fue Herne, y la leyenda asegura que le dijo al rey Ricardo II que los cazadores deberían ser castigados.