María de los Remedios de Escalada fue una mujer muy especial para el General José de San Martín. No fue fácil para él enamorarla: ella ya estaba comprometida con otro hombre y además no contaba con la bendición de su madre.
Su nombre completo era María de los Remedios Carmen Escalada. Remedios nació en el seno de una familia porteña de gran prestigio social y solvencia económica el 20 de noviembre de 1797. Era hija de Tomasa de la Quintana y de Antonio José de Escalada y, según el genealogista Narciso Binayán Carmona, era descendiente del colonizador español Domingo Martínez de Irala (1509-1556). Se crió en un hogar que, luego de la Revolución de Mayo, fue el centro de reuniones de los patriotas.
Ella conoció a José de San Martín el 9 de marzo de 1812. Tenían edades muy distintas cuando se conocieron: él tenía 34 años y ella 14. Algo inconcebible en esta época: en el siglo XIX la población tenía otros valores morales, muy distintos a los de ahora, y por eso fue posible su unión matrimonial.
Lo de San Martín y Remedios de Escalada fue amor a primera vista
El encuentro fue en una de las reuniones sociales más populares de esa época: en la casa de los Escalada, las tertulias los días domingo eran famosos debido a la posición social del padre de Remedios, quien era funcionario capitular, trabajaba en el comercio y tenía relación con los mercaderes franceses e ingleses. La casa estaba ubicada frente a la actual Plaza de Mayo (hoy ocupa ese lugar el edificio de la AFIP). Los únicos encantos de San Martín se reducían a su facilidad para el baile y para cantar y tocar la guitarra.
Algunos investigadores sugieren que pudo haber un arreglo matrimonial entre ambos debido al carácter aristocrático de la familia de la novia, las costumbres sociales de la época y la propia agenda política de San Martín: con este matrimonio, los Escalada constituían una alianza con un oficial cuya carrera era promisoria, y San Martín podría tener un vínculo social con la aristocracia porteña.
Sin embargo, San Martín tuvo conflictos con su familia política y rechazaba sus formas aristocráticas. Algunos testimonios indican que la madre de Remedios se oponía a ese matrimonio y que en una cena de los Escalada, San Martín y Bernardino Rivadavia terminaron envueltos en un incidente entre el militar y su futura familia política.
Luna de miel en una quinta de San Isidro
Además, ella estaba comprometida con otro hombre, con Gervasio Dorna. Cuando San Martín le pidió casamiento, Remedios rompió ese compromiso y Dorna se alistó en el Ejército del Norte.
El casamiento era un acuerdo que beneficiaba a las familias de los cónyuges y les convenía realizarlo cuanto antes, por eso José y Remedios se casaron después de un corto noviazgo, el 12 de septiembre de 1812, en una ceremonia privada en la Iglesia de la Merced, con Carlos María de Alvear y su esposa, Carmen Quintanilla, como testigos.
Una larga separación
Después de pasar un tiempo juntos en San Isidro por un período breve, Remedios regresó a la casa de su familia debido a las responsabilidades de San Martín con respecto al Regimiento de Granaderos a Caballo. Estuvieron separados durante largas temporadas y sólo pudieron volver a reunirse después del 10 de agosto de 1814, cuando San Martín fue designado gobernador de la Intendencia de Cuyo.
A fines de 1814, Remedios se trasladó a Mendoza para reunirse con su marido, por ese entonces gobernador cuyano, y allí se incorporó a la sociedad local y colaboró en las tareas de organización del Ejército de los Andes para liberar a Chile y Perú. Fue Remedios quien promovió la entrega de las joyas personales, gesto que imitaron las damas mendocinas el 10 de octubre de 1815 para contribuir al equipamiento de las fuerzas.
El 24 de agosto de 1816 nació Mercedes Tomasa San Martín y Escalada, única hija del matrimonio y futura compañera de su padre durante el exilio. En la Navidad de ese año San Martín sugirió la idea de dotar al ejército de una bandera, y Remedios, junto con otras mujeres, la confeccionó en pocos días.
Ella murió nombrándolo a él en el último suspiro
Cuando San Martín partió hacia Chile, Remedios estaba enferma de tuberculosis, lo que la obligó a regresar a Buenos Aires el 16 de marzo de 1819 para instalarse nuevamente en la casa de sus padres. Era tal su estado de salud que se dispuso llevar un ataúd por si moría en el viaje.
Cuando estuvo ya muy enferma, Remedios fue llevada a una quinta de la calle Caseros y Monasterio, donde murió el 3 de agosto de 1823 (con veinticinco años), lejos de San Martín, cuya presencia solicitó hasta su último instante. Su viudo sólo pudo acudir meses más tarde y dispuso la construcción de un mausoleo en mármol en el "Cementerio del Norte" (Recoleta) para que descansaran sus restos. Su lápida dice: "Aquí descansa Remedios Escalada, esposa y amiga del general San Martín".