La casa de Cara Delevingne es cualquier cosa menos aburrida. Cada uno de sus ambientes posee una atmósfera propia y-según dijo su propia dueña- recorre algunos de sus estados de ánimo.
En este sentido, la modelo expresó: “Mi trabajo requiere que use diferentes sombreros y disfraces. Amo deslizarme entre varios personajes, así que quise que mi casa reflejara muchos temas diferentes y estados de ánimo", en diálogo con la publicación Architectural Digest.
Fue el arquitecto Nicolò Bini de la firma Line Architecture, el "cómplice" de la modelo en su extravagancia decorativa, y le hizo caso a cada pedido de su clienta con mucho gusto.
Primero, estaba el tema de la naturaleza, expresado en incontables objetos y detalles de diseño: paredes enfundadas en papel tapiz de Gucci con garzas en tamaño XL.
Una inmensa alfombra con una serpiente en la sala de billar y otra alfombra con un leopardo trepando sobre las escaleras que conducen al primer piso.
También una bandada de esculturas de aves realizadas por el escultor mexicano Sergio Bustamante y muchos helechos, palmeras, topiarias y otras plantas ubicadas en los diferentes ambientes pero, por sobre todo, en los exteriores.
Luego está el tema de los juegos y la diversión, que predominan en el alma de esta vivienda. Se dispuso una suerte de tienda de campaña en la que se montó una sala de poker y hasta un pelotero íntegramente diseñado en rojo y blanco.
Además, hay un despliegue de sombreros extravagantes y disfraces para fiestas temáticas para tener a mano en caso de una fiesta temática. Complementan este concepto los dos trampolines ubicados en la zona de la piscina, que está repleta de inflables de todo tipo.
“Amo los juegos—adivinanzas, beer pong (jugar al ping pong tomando cerveza), poker, todo tipo de juegos de cartas, todo lo que sea divertido.
Cuando vienen mis amigos, la casa se vuelve una posta de obstáculos. Es como un patio de juegos de interior y de exterior, estilo Alicia en el país de las Maravillas”, apunta Delevingne. “Si estoy teniendo un mal día, me meto en el pelotero. En ese lugar podés realmente llorar y descargar toda la angustia”, añade.
La casa de ladrillos blancos, estilo campestre inglés, fue construida en 1941 por miembors de la familia Von der Ahe, fundadores de la cadena de supermercados homónima. Un clan muy religioso, se dice que alojaron al Papa Juan Pablo II allí en una de sus visitas a los Estados Unidos en 1987.
Sin lugar a dudas, uno de sus espacios más extravagantes es su túnel "vaginal", un pasaje secreto oculto detrás de un panel pintado que comunica el living a un búnker adyacente.
Tiene, además, la escultura de una vulva (obra de la artista Judy Chicago) y una puerta redondeada similar a la de un lavarropas, simulando un recto.
En el ático se dispuso un bunker para fiestas, con techos espejados, una hamaca con borlas, asientos mullidos inspirados en el logo de Courrèges, con tiras en las que sujetar muñecas o tobillos dispuestas por todos lados, y un caño similar al de los burdeles.
“Cara es una criatura de puro deleite. Este lugar es la máxima expresión de su personalidad, la que está desplegada en cada rincón de su casa, llena de referencias que la encienden", explica Bini, enfatizando en la alegría que le generó consentirla en cada disparatado deseo.
Pese a los accesorios —la tabla de surf de Chanel, el baño en homenaje a David Bowie, la escultura del Chemical X hecha con miles de pastillas de éxtasis suspendidas en acrílico— Delevingne insiste en que su casa es más que un simple parque de diversiones libertino.
"Se siente como un hogar. Tiene un comedor y una gran cocina. Pero también se siente como un viaje. Cuando más indagás, más tesoros podés descubrir”, dice.