De la unión de una mujer de nacionalidad argentina y un hombre español nació José Martínez Suárez un 2 de octubre de 1925. Cuatro años después nacerían las mellizas Mirtha y Silvia Legrand.
"Josecito", como solía llamarlo su célebre hermana, llegó a ser un reconocidísimo cineasta considerado uno de los padres del cine nacional que tiene entre sus muchos discípulos a Juan José Campanella.
A los 12 años se mudó con su madre y sus hermanas a Rosario. Tras la muerte del padre, decidieron radicarse definitivamente en Buenos Aires, en el barrio de La Paternal. Sus hermanas fueron quienes empezaron primero con la actividad cinematográfica. De acompañarlas a ellas a los estudios nació su pasión por el cine. Así fue que comenzó a trabajar en Lumiton, primera productora de cine creada en la Argentina en 1931, que tenía sus estudios en la zona de Munro.
Debutó en 1943, a los 18 años, en el rodaje de "Se rematan ilusiones", de Mario C. Lugones y, un año después, se convirtió en ser pizarrero de Carlos Hugo Christensen en "La pequeña señora de Pérez se divorcia".
Además de Lugones también fue ayudante de dirección de Manuel Romero, Augusto César Vatteone, Antonio Ber Ciani, Juan Carlos Thorry, Lucas Demare, Daniel Tinayre, Ralph Pappier, Leopoldo Torre Nilsson y Kurt Land.
Dirigió cortometrajes, como "Altos Hornos Zapla" y "El crack"; dentro de lo que se llamó Generación del 60, dirigió "Dar la cara". Luego un episodio del fallido colectivo "Viaje de una noche de verano" (1965). En 1966 se radicó en Chile, donde ejerció como docente .
De esta manera, se convirtió en titular de la cátedra de Gramática Cinematográfica en diferentes universidades del país y en Chile, donde abrió un cineclub, fue gerente de Emelco Chilena S.A. y fundó, además, T.E.A., su propia agencia de cine publicitario.
En 1974, Daniel Tinayre lo convocó como colaborador para el guión de La Mary, lo que trajo diferencias entre ellos y marcó un antes y un después con su cuñado.
Los chantas y Los muchachos de antes no usaban arsénico son dos de sus más recordadas películas. La segunda inspiraría a Juan José Camapanella para darle vida a El cuento de las comadrejas.
El entonces Instituto Nacional de Cinematografía (hoy Incaa), la eligió como aspirante a competir por el Oscar a la mejor película hablada en otro idioma de 1976.
Su hija, María Fernanda, cuando tenía 23 años fue secuestrada durante la última dictadura junto a su marido, Julio Panebianco. Ella fue liberada, él continúa desaparecido.
Estrenó su última película en 1984, Noches sin lunas ni soles, con Alberto de Mendoza y Luisina Brando.
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José Martínez Suárez, del cine a la docencia
Cuando dejó de filmar su trabajo se dedicó a la docencia, brindando talleres de enseñanza de cine de los que surgieron numerosos cineastas y cuyos cortometrajes en ese ámbito, más de cien, participaron y fueron premiados en numerosas muestras internacionales.
Lucrecia Martel, Leonardo Di Cesare, Juan José Campanella, Jose Celestino Campusano, Gustavo Taretto, Alejandro Magnone y Has Garrino fueron algunos de sus alumnos.
En 2009 fue nombrado presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en dónde desde el primero, el 23º, estuvo atento hasta el último detalle de su producción, programación y ejecución, dando cátedra de sus conocimientos a todo el equipo que lo acompañó estos años.
En 2019 las cineastas Betina Casanova y Mariana Scarone estrenaron un documental sobre su trabajo y su marca personal en el que buscaron reflejar “una mirada interesante sobre este eterno joven y verdadero personaje de película”, al que llamaron " El registro del pensamiento de Martínez Suárez, ex director del Festival de Mar del Plata, puede verse en el documental "Soy lo que quise ser - Un joven de 90 años".
José Martínez Suárez estuvo casado muchísimos años con Marta Urchipía. Con ella tuvo tres hijas y ocho nietos. Después contrajo matrimonio con Nené Lovera, quien falleció en 2013 y fue recodada públicamente por Mirtha Legrand “como un ser que no pasó en vano por la vida”.
Murió el 17 de agosto de 2019. Sus grandes pasiones fueron el cine y, las mujeres y Racing. Una vez dijo que quería que su lápida tuviera el siguiente epitafio: “Aquí yace José Martínez Suárez. No se acostó con todas las mujeres con las que hubiera querido acostarse”.
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