Daniel Tinayre hijo nació en el seno de una de las familias más célebres de la Argentina: su padre era un consagrado director de cine y su madre, además de una popular actriz, iba camino a convertirse en una de las conductoras más icónicas de la televisión.
Dicen que madre e hijo siempre tuvieron una relación conflictiva, ya que él no se sentía en absoluto atraído por la fama y la vida pública. Aunque durante sus últimos tiempos de vida, se acercaron para compartir sus últimos momentos juntos.
“La famosa es mi madre, no yo” dijo Daniel en alguna ocasión, con la que explicaba por qué no daba notas ni se inmiscuía en ese mundo de glamour que era el ambiente natural de su familia peor que le resultaba tan ajeno.
Nació el 20 de agosto de 1948: Mirtha había anunciado su embarazo tras sufrir un desmayo en el rodaje de El Retrato, película que protagonizó junto a Juan Carlos Thorry y Alberto de Mendoza. Cuando Danielito tenía solo 7 meses viajó junto a su familia a Brasil porque su madre tenía que rodar escenas de Pasaporte a Río, la primera película en la que la dirigió su marido.
En aquel entonces pasaba más tiempo en brazos de Elba, la señora que trabajaba en la casa, que en los de su mamá. Dos años después nació su hermana Marcela, y ahí sí Mirtha intentó tomarse un año sabático para ocuparse de sus dos hijos. Pero duró solo unos meses hasta que de a poco las demandas profesionales propias de una diva la volvieron a absorber.
En una entrevista que brindó hace algunos años, la diva de los almuerzos se sinceró: “Si volviera atrás, trabajaría menos y le dedicaría más tiempo a mis hijos. Los chicos volvían del colegio y no me encontraban. Ellos necesitaban a la mamá en casa y yo por mi trabajo no podía. Esas falencias a la larga no son buenas”, admitió. Cada vez que puede, hoy ella le rinde homenaje.
En cuanto a Daniel, dicen que fue un adolescente retraído y rebelde que siempre le reclamó a su madre sus ausencias por causa de su profesión. Dicen que le pidió que no lo buscara en el colegio para no sufrir las cargadas de sus compañeros. Y que se negaba a salir en las fotos familiares que publicaban las revistas de la época.
No obstante, sentía un gran apego por su padre y también por su tía Goldy, que era además su confidente. A la hora de definir su profesión, Daniel optó por seguir los pasos de Tinayre: dirección de cine y, aconsejado por él, a los 25 años viajó a Europa a formarse, en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos de París.
Un año y medio después regresó a Buenos Aires, con la idea de mudarse a vivir solo. En aquel entonces su hermana estaba por casarse con Ignacio Viale del Carril (el papá de Nacho y Juana). Daniel sólo asistió a la ceremonia religiosa y se abstuvo de acudir a la majestuosa fiesta -que era casi de interés nacional- con más de 500 invitados.
Daniel vivió una vida de bajo perfil en un departamento de Palermo, barrio en el que se puso una veterinaria junto a su socio y pareja hasta el día de su muerte: Roberto Gerosa. Cada vez más distanciada de su hijo, Mirtha nunca quiso hablar de él ni de cómo era su relación.
Hasta que en 1994, con motivo del fallecimiento de Daniel Tinayre, madre e hijo volvieron a acercarse: durante el sepelio, él apuntaló a su mamá. Las fotos abrazados caminando en el cementerio serían las últimas que los medios tendrián de él. No obstante, cuando se inició la sucesión de Tinayre, se dice que habría interpuesto una acción legal que los volvió a distanciar.
Pero una vez más una situación triste los volvió a unir, ya que a Daniel le diagnosticaron un cáncer de páncreas, noticia que compartió con su madre el 22 de febrero de 1999, un día antes de su cumpleaños. La diva suspendió inmediatamente el festejo y Danielito, que ya era un hombre de 51 años, bajó la guardia y le permitió a su mamá ejercer su rol de lleno.
Fue operado el 2 de marzo y el pronóstico no era nada alentador. En ese contexto, Mirtha se lo llevó a vivir a su departamento en la avenida Libertador, el que acondicionó para su total comodidad. Y dejó de lado su vida pública para estar al lado de su hijo. “Desde que Daniel enfermó la señora atiende el teléfono solamente para hablar con su hermana Silvia, su hija marcela o el productor Carlos Rottemberg”, comentó Elba, su fiel empleada, en aquel entonces.
El 6 de abril el cuadro de Daniel se agravó y fue internado por unos días, luego volvió a lo de Mirtha, en donde pasó sus últimos días y donde era visitado por su entorno más íntimo. Falleció 15 días después.
En todos estos años nunca hubo un pronunciamiento oficial de la familia al respecto, la historia que se cuenta es a partir de trascendidos del entorno.
Después de unos meses de luto, Mirtha regresó a su programa recién a fines de junio de 1999, el que abrió con las palabras más difíciles que le tocó decir en toda su vida y su carrera. “Este es el momento más duro y más difícil de mi carrera. Nunca creí que iba a vivir un momento como éste. Perder un hijo es terrible. Nadie lo imagina. Por más que a una la gente trate de consolarla, sólo el que lo vive sabe lo que significa".