Ludovica Squirru es la voz autorizada del horóscopo chino en Argentina y en toda la región. Hace más de treinta años que es best seller y, a sus 65 años, se define como “una mujer necesaria para el equilibrio del planeta”. Mientras está en pleno lanzamiento de su libro de cara al 2022, que tendrá como regente al Tigre de Agua, símbolo de fuerza, exorcismo de males y valentía, es oportuno repasar los datos más destacados de su carrera.
Si bien no pasó una infancia carenciada, ella misma definió en una reciente entrevista con Perfil que de chica tuvo que salir a trabajar porque a su padre no le gustaba hacerlo y veía el gran esfuerzo que hacía su mamá para pagar las cuentas de la casa. Fue así que salió a vender revistas por las calles de Parque Leloir, en la zona oeste del conurbano bonaerense y menta que sacaba de la huerta de su casa.
Y hay que decir que esto parece no ser una casualidad. Etimológicamente hablando, Ludovica quiere decir “la que hace sola” y es un claro ejemplo de sacrificio y perseverancia. El nombre lo recibió de su madre, a quien llamaron así cuando nació en la Selva Negra de Alemania. Al arribar a la Argentina en 1922 la obligaron a cambiarlo porque en ese entonces no estaba incluído en el santoral por lo que la mujer pasó a llamarse María Luisa. “Cuando se casó con mi papá, se lo contó y él le dijo que cuando tuvieran una hija la llamarían Ludovica. De chica sufrí mucho por las bromas, pero cuando Tato Bores me descubrió en los ochenta, empecé a amarlo”, reveló.
Una juventud en donde exploró todas las opciones
“Desde chica sentí que tenía mil mujeres adentro que buscaban distintas maneras de expresarse”, manifestó. Es que trabajó como actriz luego de haber estudiado en el conservatorio de arte dramático y escribió columnas para distintas revistas. “Imaginé que iba a seguir lo que intuía, que era bastante particular. Eran sueños premonitorios, cosas que se cumplían. Sentía que iba a tener una vida relacionada con el cielo, con lo cósmico”, confió.
“Me gustaba mirar el cielo y estudiar las constelaciones. Lo fui incorporando desde la quinta en Parque Leloir, lugar maravilloso donde me crié. Viví allí hasta los diecisiete años. En mis viajes por Argentina, de la que fui y soy apasionada, disfruto de su geografía y de sus cielos. Desde ahí es que me dediqué a la astrología. Escribir siempre fue algo natural, y al mismo tiempo fui actriz y con mucho éxito. Luego llegó el momento de decidir, o me dedicaba a la actuación o seguía investigando el cielo y estudiando. Entonces decidí cultivar una “ciencia” que acá no se conocía: el I Ching, la astrología china”, resaltó.
Su vida amorosa
Desde hace 14 años la astróloga está en pareja con Claudio Herdener, fotógrafo y el armador de las tapas de sus libros, en una relación que según ella “fluye” y en donde hay muchas cosas en común. “Ya había tenido grandes historias de amor. Había tenido pasión, sexo y rock and roll. Entonces, esto llega como un reencuentro de los dos, cada uno con su vida, con muchas cosas en común como el lugar que amamos, el arte, la fotografía, los videos que armamos juntos, las comidas que compartimos”, definió.
La elección de vivir en Córdoba
Hace veinte años comenzó sin dudas el quiebre más importante de su vida al mudarse a la zona de Traslasierra, en Córdoba. No solamente era cambiar de hogar, sino de estilo de vida. Allí ella dice que tiene más plenitud luego de haber cumplido un ciclo en la ciudad desde el lado de la exposición y lo mediático.
Pero no todo fue color rosa. Esta mudanza le llegó con la obligación de pagar un virtual derecho de piso: dos incendios feroces azotaron su estancia y las llamas de uno de ellos llegó hasta apenas cinco metros de la casa. Milagrosamente, un viento desvió el fuego y la propiedad quedó intacta. También en ese lugar murió su madre.
“Tuve una pareja que explotó allá (casi se volvió loco). Entonces dije: 'Dios mío, si me mandan todas estas pruebas hay dos caminos, o salir rajando o ¡quedarme!' Y me quedé y resistí, porque pensé ‘acá me están mandando todas las materias a recursar’. Fueron años durísimos de soledad, de crisis, de preguntarme '¿qué hice? ¿por qué me vine a vivir sola acá?'”, le dijo hace unos años a Clarín.