Debutó en “Pelito” y después integró títulos emblemáticos como “Señorita Maestra”, “Grande Pá”, “Kachorra”, “Poliladron”, “Los Simuladores” y “Los Únicos”. Pepe Monje comenzó su carera actoral cuando tenía apenas seis años, trabajó en cine, teatro y televisión hasta que su vida tuvo un quiebre que parecía mantenerse para siempre.
Después de haber filmado 39 ficciones y 10 películas, el artista decidió en 2014 dejar todo para emprender una tarea social que requería su absoluto compromiso: es así que decidió ser bombero voluntario. Su elección de alejarse del medio parecía firme hasta que en 2019 recibió la propuesta de interpretar a Don Diego, el padre de Diego Maradona, en la serie “Sueño Bendito” que se estrenó esta semana. De esa forma, tuvo su regreso triunfal a la escena después de algunos trabajos menores ligados a la actuación.
“A mí me convocaron por casting y tuve la suerte de hacer una escena con Nicolás (Goldschmidt) que es un chico con una gran generosidad y que estuvo brindado a compartir ese casting para poder apoyarme. Tuve un segundo llamado e hice una prueba con el director y ahí ya quería hacer el personaje. Esperé, lo deseé y por suerte llegó. Estoy emocionado y agradecido de poder encarar un personaje con un espíritu tan noble como es Chitoro, ojalá esté a la altura para personificar a este padre, que es un padre”, dijo en la previo del debut mundial.
Su decisión de ser bombero
En una entrevista que Monje le dio a TN hace unos meses confesó que todo comenzó cuando arrancó a ir al cuartel de bomberos de La Boca porque quería filmar una miniserie. “Empecé a quedarme cada vez mas cerca de ellos y finalmente me metí. Hice la capacitación de un año. Ser bombero es delicado, vos podés matar a un compañero si te equivocás”, recordó.
El hecho de haberse metido en esta actividad tan importante para la sociedad no fue al azar: cuando tenía cinco años le dijo a sus padres que quería ser bombero y mucho tiempo después le tocó ser uno de ellos.
El peor momento que pasó
El actor recordó que una de las escenas que nunca borrará de su cabeza es la de un incendio de un conventillo en La Boca. “El fuego destruyó todo por completo. Vi cómo hacía daño en ciertos lugares y recuerdo un álbum de fotos que parecía dañado a propósito”, dijo al hacer referencia a cómo lo impactó.
Y explicó: “Es peligroso salir del cuartel hasta que llegamos al lugar. Los compañeros que van a atacar, que son el uno y el dos -los que tienen la manguera- tienen como certeza que los demás les van a estar buscando más agua. Hay un compañerismo impresionante. Se trabaja en equipo y eso es difícil de encontrar en otros espacios”.