En la década de los 90 Thalía era señalada como "la reina de las Telenovelas" debido al éxito de María Mercedes, Marimar y María La del Barrio. Mientras tanto, se consolidaba como cantante pop latina, siendo un verdadero suceso en ventas. Fueron años de trabajo duro para la artista, que venía de sufrir una enorme pérdida a pesar de su corta edad.
Cuando tenía 19 años se lanzaba como solista. Corría 1989 y Alfredo Díaz Ordaz, miembro de una familia muy cercana a la de Thalía, era el encargado de producir sus dos primeros trabajos: Thalía y Mundo de Cristal. Era 20 años mayor que ella y se encontraba separado de su esposa. Los rumores de una posible relación amorosa entre ellos no tardaron en aparecer y también los comentarios, dada la diferencia de edad entre la artista y el hijo de quien había sido presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz.
Tiempo después, en 1991, -durante una entrevista con el programa mexicano Galardón a los grandes-, Thalía se refirió a su relación con Alfredo: “Nos llevamos muy bien, compartimos muchos sentimientos tanto musicales como emocionales y pues no sé, tiempo al tiempo”. Al parecer, ya tenían planes de boda, aunque en ese momento no lo quisieron confirmar.
Lo cierto es que lo que los unía era más que lo que los separaba y pudieron construir una sólida relación que duró 4 años, pero que terminó abruptamente en 1993. En aquel entonces, la joven estrella de telenovelas protagonizaba la exitosa Marimar, junto a Eduardo Capetillo.
En pleno rodaje, recibió la noticia más triste e inesperada y así lo relató en 2007 durante una entrevista que le realizó Verónica Castro para el programa Mentiras y Verdades. “Fue terrible porque estábamos grabando la escena de la entrada de la telenovela que estoy en la ventana, como en un ojo de piedra, donde Marimar salía con su perrito. Estábamos filmando eso y corté a comer”, dijo en aquella charla.
“De pronto, mi mamá me pasa un celular, con la cara así como desencajada, y yo dije: ‘¿oye qué pasa?’, y me dan la noticia, la noticia de que acababa de fallecer; me quedé petrificada, como en shock, como esto no está pasando y lo primero que hice, yo me acuerdo, fue salí a correr, dejé la comida y me eché a correr, yo me estaba desmayando, me sentía mal”, agregó.
Thalía dijo, además, que fue en parte su trabajo lo que la ayudó a superar la pérdida de quien señala como uno de sus grandes amores. Con respecto a la causa del fallecimiento de Alfredo, se dice que fue una hepatitis fulminante, aunque también se dijo que podría haber sido un suicidio, información que nunca fue confirmada.
“Recuerdo muy bien que me senté en un árbol y me puse a llorar y recuerdo que dije: ‘espero que estés bien, donde quiera que estés, ¿estás bien?, y en ese momento vino un viento, no me preguntes cómo, y ese árbol se empezó a mover con el viento y cayeron flores, muchas florecitas chiquitas”, contó.
“Él y yo teníamos una complicidad muy grande con las flores y recuerdo que eso fue como un alivio diciendo: ‘estoy bien, sigue adelante, sigue trabajando, sigue haciendo tus cosas, estoy bien’”, agregó.
“Esas lágrimas de esa novela fueron muy reales. Hay situaciones en tu vida que tu escapatoria de alguna forma es sacarlas a través de tu trabajo”, señaló la actriz mexicana.
En otra oportunidad, además, la cantante reveló que era verdad que tenían planes de boda: “Todavía tengo el anillo, el traje de novia y las tarjetas que se enviarían a los invitados”, le contó a Univisión.
En abril del 2019 volvió a recordar a su gran amor y confesó que la canción Sangre la compuso en 1993, en su memoria.
“Hay canciones que se quedan para siempre y “Sangre” es una de ellas. Esta canción la escribí en el momento en el cual entendí de qué se trataba el amor; que sientes que es un amor que viene de otras vidas, de otros espacios, de otros momentos, de otras reencarnaciones, si es que crees en eso, y que no es un amor temporal, un amor por siempre, que la materia ni el tiempo puede destrozar. Y esta canción la compuse en toda esa analogía de lo que era el amor para mí en esa época”, recordó la interprete.
Tiempo después, le dedicaría Entre el mar y una estrella.