Es sabido que el matrimonio del príncipe Alberto de Mónaco y Charlène siempre estuvo envuelto en un halo de misterio y que lo poco que se ha filtrado resulta, cuanto menos, extraño.
A la prolongada y misteriosa ausencia de la princesa del Principado en su país, padeciendo una severísima infección de garganta y oído en 2021, no es menos peculiar el sistema que los dos cónyuges tienen para verse: la cita previa.
Es que, recientemente, el New York Post publicó que esto se debe, en parte, a que Charlene reside en Suiza. Y solo ve a Alberto, "con cita previa", según publicó este medio citando como fuentes a medios alemanes y franceses.
Eso sí: las vacaciones las pasaron en familia. Estuvieron recorriendo con su yate el archipiélago de Los Sanguinarios, cerca de Córcega, tanto el matrimonio como sus hijos, los mellizos Jacques y Gabriella.
Pero al finalizar, la Princesa partió nuevamente a su residencia en Suiza. Esta actitud abonaría la reiterada teoría de la crisis de pareja. No obstante, es una costumbre que mantienen desde 2011.
No obstante, medios franceses insisten en que ya no son una pareja en sí, sino que se mantienen en buenos términos "por el bien de sus hijos".
Charlène, la "princesa triste"
Ya el día de su boda fue apodada la "princesa triste" por la semblante apagada que tenía pese a su look nupcial soñado, firmado por Armani y a que, en teoría, se casaba con su amado. Se llegó a decir que Charlene Wittstock había querido evitar la boda en el último momento, pero ya era demasiado tarde.
No obstante, lo más cuestionado fue larga estadía en Sudáfrica (su país de origen) en plena pandemia, debido a su salud. Tiempo después el Principado revelaría que se había sometido a varias operaciones por una grave infección otorrinolaringológica que le afectaba a las vías respiratorias y los oídos.
La internación en Suiza
A finales de ese mismo año, Charlene pasó varios meses fuera de su casa tras ingresar en una clínica suiza para recuperarse de un cuadro de agotamiento, tanto mental como físico, según trascendió de manera oficial.
A su regreso a Mónaco, el príncipe Alberto habló de que su esposa no se encontraba bien y necesitaba ayuda. "Probablemente, tendré que decirlo en muchas ocasiones, pero esto no tiene nada que ver con nuestra relación", insistió.
Resultaba extraño tras largos meses separada de sus hijos y de su marido, aunque es conocido que los Grimaldi mantienen sus vínculos, históricamente, de una manera más distante que lo convencional. Desde allí, quizás, no resultaría tan extraño.
