Hoy Carlo Acutis, el "santo millenial" hubiera cumplido 30 años. Para conmemorar este hecho, el Santuario de la Expoliación en Asís -donde están enterrados sus restos que permanecen incorruptos- realizó en su honor el rezo del Rosario y la celebración de la Santa Misa. Además, se destacaron las enseñanzas que dejó el joven beato: “para Carlo, el encuentro personal, la ayuda al necesitado, la caridad gratuita son los ingredientes para una vida fantástica”.
Pero ¿quién fue este joven y por qué su vida es catalogada como "extraordinaria", al punto de haber sido documentada, estudiada y reconocida por el propio Vaticano?
Nació en una familia de poca fe, pero él desde chico habló de Dios
“Está siendo sacerdote desde el cielo”, dice su madre, Antonia Salzano: “él, que no conseguía entender por qué los estadios estaban llenos de gente y las iglesias vacías, repetía: "tienen que ver, tienen que entender”.
Mirá la historia de Carlo en este video:
Este joven italiano es conocido por su labor evangelizadora en internet, que comenzó justo un año antes de morir. “Deseaba mucho el encuentro con Jesús, que para él era una presencia viva, era un amigo. Lo vivía como un encuentro con el amor de su vida al que no quería renunciar por nada. Carlo vivía esta presencia de Dios constante en su vida, sabía transformar lo ordinario en extraordinario precisamente porque tenía esta presencia viva de Jesús dentro de su corazón”, contó su mamá en una entrevista.
Carlo nació en Londres en 1991 y murió en Monza (Italia) el 12 de octubre de 2006 debido a una leucemia mieloide crónica, muy agresiva. Su madre lo describe como un joven a quien le gustaban los videojuegos, pero que a su vez tenía “una vida espiritual especial y dones en internet”. Cuenta que una vez recibió la Primera Comunión, su hijo inició la vida religiosa al convertirse en ayudante de la parroquia de su pueblo.
Desde chico, Carlo hablaba de Dios: “Desde pequeño siempre había mostrado un fuerte interés por todo lo relacionado con la Iglesia, los santos, el Evangelio… Por ejemplo, recuerdo que cuando era pequeño, pasábamos delante de las iglesias y quería entrar para saludar a Jesús crucificado, para rezar en el sagrario. En primavera, cuando salíamos de paseo, recogía flores para llevárselas a la Virgen. Por lo tanto, desde pequeño, mostró de forma espontánea, él solo, un fuerte interés personal por la Iglesia”, contó su mamá.
Carlo viví pendiente de los demás: según contó su madre, con sus primeros ahorros le compró una bolsa de dormir a una persona que vivía en situación de calle que veía cuando iba camino a misa en lugar de comprarse otro juego para su consola. Ella no era una mujer de fe, pero su hijo comenzó a evangelizar su casa, hasta que ella decidió tomar clases de teología.
A los 11 años, el chico comenzó a investigar los milagros Eucarísticos ocurridos en la historia. Utilizó todos sus conocimientos informáticos para crear una web que recorría esa misma historia, con 160 paneles que pueden descargarse de Internet y que ya han estado en más de 10.000 parroquias en todo el mundo.
“Estudiaba las Escrituras, el catecismo de la Iglesia Católica, la vida de los santos… Por lo tanto, estaba muy preparado, tenía una memoria excepcional. No digo que fuera un teólogo, pero casi” (...) “Tenía claro el deseo de enseñar a los jóvenes, a los niños, un deseo que maduró después de la confirmación, que hizo a los 11 años”, contó también su madre.
Su mirada de la Iglesia
Todos estos estudios y conocimientos hicieron que el joven se diera cuenta de "las contradicciones que, por desgracia, existen hoy en la Iglesia. Por ejemplo, los jóvenes que van a catecismo, se confirman y luego no vuelven a Misa”, relató su mamá. “Carlo nos remite a aquello que es más importante, que es poner a Dios en el primer lugar de nuestra vida. Seguramente hoy, que rige una sociedad basada un poco en lo efímero, en la exaltación del yo, donde se olvida la existencia de Dios, el mensaje de Carlo es profético”, señaló Antonia, quien destacó que su hijo decía que “si la gente se diese cuenta de la importancia de la Eucaristía habría tantas personas en la iglesia que sería imposible entrar. Por lo tanto, era consciente de que no se comprendía como el inmenso don que Jesús nos da al permanecer con nosotros, todos los días, como prometió, hasta el fin de los tiempos en el sacramento eucarístico”.
Era un chico normal y popular en su clase. Un “payaso” que hacía reír a sus compañeros y profesores. Le encantaba jugar al fútbol, los videojuegos, la Nutella y los helados.
“Carlo decía que sabemos que, para nosotros, cristianos, amar a Dios, amar al prójimo, amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, es decir, el mandamiento del amor, es el mandamiento más importante para alcanzar la santidad, para parecerse cada vez más a Jesús. Carlo decía que cada minuto que pasa es un minuto menos que tenemos para santificarnos, que la vida es un regalo, un regalo para santificarse, para merecer la santidad eterna”.
Su familia era adinerada y tenía personal que se ocupaba de la limpieza de la casa, pero él no quería que otro se ocupara de su desorden. Comenzó a programar el despertador unos minutos antes de ir al colegio para dejar la habitación ordenada y la cama hecha. Estos detalles no pasaron desapercibidos, y Raejsh, hindù, que limpiaba en casa de Carlo, se quedó impresionado de que un “chico tan joven y tan rico” pudiendo hacer tantas cosas, decidiera vivir una vida sencilla: “Me contagió y cautivó con su profunda fe, caridad y pureza” diría más tarde. Así que decidió bautizarse y hacerse católico.
Antonia Salzano, al recordar las reflexiones de su hijo sobre la Eucaristía, concluyó que “ciertamente, la eucaristía, que Carlo llamaba su autopista hacia el cielo, es el alimento más grande que podemos tener para crecer en esta santidad. Del mismo modo que nosotros nos alimentamos porque nuestro cuerpo necesita nutrientes, nuestra alma necesita a Dios porque fue creada por Dios”.
La foto del cuerpo incorrupto de Carlo se viralizó
Carlo murió a los 15 años, el 12 de octubre de 2006, y se le ha reconocido un milagro y su cuerpo permanece incorrupto. El Papa decidió beatificarlo luego de que el 21 de febrero de 2020 se aprobara un milagro: la curación en 2010 de un niño brasileño con una enfermedad irreversible, que se recuperó por completo tras tocar una reliquia suya en la capilla de Nuestra Señora Aperecida, en Campo Grande de Mato Grosso del Sur (Brasil).
En 2013, a sólo 6 años de su muerte, se inició su proceso de beatificación en la Arquidiócesis de Milán. En 2018 el Papa Francisco lo declaró Venerable, y a comienzos de este año decretó su beatificación.
Mirá el momento en que descubren el cajón de Carlo:
El pasado 1 de octubre fue exhumado su cuerpo, luego de 14 años de permanecer sepultado en el Santuario de la Expoliación. Si bien antes de ser mostrado al público, fue sometido a un trabajo de reconstrucción del rostro -y vestido con un atuendo juvenil distinto al que llevaba al ser sepultado-, el cuerpo de Acutis estaba casi intacto y con todos sus órganos.
Durante la misa de exhumación, el Arzobispo de Asís, monseñor Domenico Sorrentino, dijo: “Carlo fue fiel al amor de Dios, y eligió a Dios como el todo de su vida. Un propósito breve como un tuit, pero ardiente como un fuego”.
Señaló que es un modelo de santidad de la era digital: mostró que la computadora se ha convertido en una forma de evangelizar.
Una vida breve pero intensa
Un día en el verano de 2006, Carlo le preguntó a su mamá: “¿Creés que debo ser sacerdote?”. Ella le respondió: “Lo irás viendo tú solo, Dios te lo irá revelando.”
A finales de setiembre de ese año, Carlo comenzó a sentirse mal. Parecía una gripe. Como no mejoraba, sus papás lo llevaron a la guardia del hospital. “De aquí ya no salgo”, dijo cuando cruzó las puertas del edificio. Al poco se le diagnosticó una de las peores leucemias, de tipo M3. Su reacción fue sorprendente: “Ofrezco al Señor los sufrimientos que tendré que padecer por el Papa y por la Iglesia, para no tener que estar en el Purgatorio y poder ir directo al cielo”. Murió el 12 de octubre de ese año. Fue sepultado en Asís porque así lo pidió antes de morir.