Margarida Bonetti era descendiente de barones de alcurnia del siglo XIX. Su familia era rica y era dueña de una de las mansiones más impresionantes en el barrio paulista de Higienópolis. Pero quien hoy se hace llamar "Mari" no se volvió famosa por estos motivos, sino por el crimen atroz que cometió junto a quien era su marido, más de 40 años atrás.
Margarida se había casado con René Bonetti y emigraron a Estados Unidos en 1979 porque él había conseguido trabajo como ingeniero satelital y se llevaron a una sirvienta de 40 años que habían recibido como “regalo de casamiento”.
A partir de entonces la mujer se convirtió en su esclava: jamás le pagaron por su trabajo y la tuvieron encerrada durante la mayor parte de su vida en condiciones infrahumanas.
La mujer habitaba el sótano de la mansión que la pareja tenía en Gaithersburg, donde para bañarse debía bajar baldes por la escalera y llenar una bañadera.
Entre sus tareas, cuidaba a los hijos, los perros, arreglaba el jardín y se encargaba de tres autos. Una de las cosas que le hacían era matarla de hambre: le ponían candado a la heladera. Margarida era cruel con ella: una vez le arrojó sopa hirviendo en la cara porque no le gustó cómo bañaba al perro. Además la arañaba y le pegaba con el puño cerrado y en una ocasión llegó a arrancarle los pelos hasta hacerle sangrar el cuero cabelludo.
Durante 20 años la mujer fue víctima de todo tipo de maltratos, incluso de abandono de persona: a los 60 años parecía embarazada pero en realidad eran tumores que sus patrones no le permitían tratarse, ya que hubiese saltado que la tenían ilegal y el costo de la medicina sin seguro social es muy alto.
En una oportunidad, el matrimonio se fue de vacaciones a Brasil, dejándole solamente 5 dólares. Esas semanas, la mujer esclavizada profundizó una amistad con una vecina que hablaba español que la ayudó a desnaturalizar la situación de dominio. Entonces la llevó al médico, la operaron, un abogado recogió su testimonio y fue recibida en una iglesia que la alojó para sacarla de la casa.
El caso fue elevado a juicio pero en sus comienzos, en el año 2000, el padre de Margarida murió en Brasil, a donde ella viajó y se quedó para siempre. Ocupó la casona en la que continúa viviendo hasta hoy. La mujer pudo, así, evitar el juicio y la condena, ya que la ley brasileña impide extradición.
Por otro lado, su marido fue condenado a 6 años y medio de prisión y a indemnizar con 100.000 dólares a la mujer esclavizada. En su declaración, el hombre dijo que no le pagaban porque la consideraban de la familia y trabajaba menos que la esposa: habría sido un “acto de caridad” porque ella era analfabeta y no podría desenvolverse sola.
La historia, en su momento, fue cubierta por medios norteamericanos y brasileños y comenzaron a circular toda clase de historias sobre la casa y la mujer. Ella se recluyó allí y solamente se la vio un par de veces con el rostro pintado de blanco.
Hay quienes aseguran que hace brujerías y que la mansión está embrujada. Otros atribuyen la mascarilla a problemas en su piel. Vive con dos perros y no se relaciona más que con su hermana, quien la visita de vez en cuando para llevarle comida.
Cómo se viralizó el caso de la mujer de la mansión abandonada
La historia se viralizó hace poco cuando un perdiodista brasilero se cruzó a Margarida por la calle, de casualidad. La vio harapienta, con el rostro blanco y le llamó mucho la atención, por lo que se puso a investigar todo sobre ella.
Chico Felitti entrevistó vecinos y buscó toda la información posible sobre el caso. Hasta viajó a los Estados Unidos en busca del ex marido de Margarida, aunque solamente logró una conversación telefónica con la mujer que habían esclavizado, quien actualmente tiene 85 años y vive en su casa propia, cobra una pensión y lleva una vida feliz.
Con la información recabada, Felitti hizo un podcast que tiene récord de reproducciones en Spotify y que también en TikTok marcó un record, generando interés no solo en Brasil sino en toda Latinoamérica.
Cómo vive hoy la mujer de la mansión abandonada
De acuerdo a los vecinos de la zona, Margarida vivía hasta hace poco junto a sus dos perros. Y, en cuanto su historia se viralizó, la gente comenzó a visitar el barrio de la mansión.
También fue motivo de interés para los noticieros amarillistas, que no paraban de hacer informes con música de película de terror.
Con toda esta atención ocurrió lo impensado: Margarida desapareció. Algunos dicen que se escondió dentro de la casa. Otros que se fue en medio de la noche y que abandonó a sus perros. Un grupo de rescatitstas irrumpió en la propiedad y recató a los animales.
Otro de los misterios secundarios que alimentan el morbo es por qué casi ningún vecino la ha visto a cara lavada. Según ella, se debe a un problema en la piel pero muchos aseguran que es para que el FBI no la reconozca y actúe en consecuencia por el crimen atroz que cometió décadas atrás.