En 1999 Carolina de Mónaco contraía matrimonio con Ernesto de Hannover el candidato con el que -veinte años atrás- había soñado Grace Kelly para ella. El príncipe alemán dejaba atrás su matrimonio con Chantal Hochuli, con quien había tenido dos hijos: Christian y Ernesto de Hannover Jr.
Más allá de que se podrían escribir varios libros con todo lo referido al segundo matrimonio de la princesa de Mónaco y con las andanzas de su marido (con el que se encuentra separada hace más de diez años después de un arreglo privado), pero lo que hoy nos convoca es la historia de amor de su hijo, Ernesto Jr. con quien es hoy su esposa, Ekaterina Malysheva.
En 2017, el joven se casó con la modelo y diseñadora que provenía de una familia rusa que no tenía vínculos con la nobleza, y esto desataría un gran conflicto con su padre, el príncipe de Hannover.
Es que varios años antes de que Ernesto Jr. se pusiera de novio, su padre -ataviado con serios problemas de salud- le había cedido parte de su herencia. Con el fin de que se vaya acostumbrando a lidiar con grandes volúmenes de dinero, propiedades y demás, le traspasó propiedades como el castillo de Mairenburg (en el que celebró su boda) y también el de Grünau, así como la presidencia de la Fundación Duque de Camberland.
Desde que anunciaron su compromiso, el príncipe alemán puso un "grito en el cielo", ya que no estaba dispuesto a que su herencia cayera en manos "plebeyas", motivo por el que demandó a su propio hijo para recuperar todas las propiedades, aduciendo que estaba "en riesgo el futuro de la familia" según declaró en una oportunidad a la revista alemana Handelsblatt.
Tenía como objetivo evitar como sea que su patrimonio terminara en la familia de la mujer de su hijo. Y también estaba muy dolido porque su primogénito había tomado decisiones sobre dicho patrimonio sin consultarlo antes con él. Uno de los casos más llamativos fue haberle ofrecido al estado alemán un castillo por el precio simbólico de un euro porque no tenía dinero para pagar la reforma que necesitaba la propiedad, ni tampoco su mantenimiento.
Los tribunales alemanes aún no se han expedido en torno al asunto, mientras tanto, Ekaterina y su marido mantienen un perfil bajo y acercan lazos con el resto de la familia. Ella visita con frecuencia a su cuñada, Sassa de Osma (casada con Cristian) en Madrid o disfruta con la hija pequeña de Ernesto de Hannover, la princesa Alexandra de Hannover, de un retiro con fiesta incluida en un cortijo sevillano.
Dos bodas y un juicio
Lo cierto es que, más allá de las firmes objeciones de su padre, Ernesto Augusto Jr se casó con la mujer que amaba, Ekaterina Malysheva y se celebraron no una, sino dos bodas a las que no acudió el príncipe alemán.
Más allá del caso que presentó ante la justicia, se encargó de mostrar su disconformidad por la boda y, a la vez, pasó a defender su postura a través de los medios de comunicación.
La duda era cómo iba esto a afectar a la flamante princesa de Hannover. Por ahora parece no haberle afectado en nada, o al menos eso es lo que aparenta públicamente, ya que supo llevar una vida tan principesca como discreta y conservar la amistad y el respeto de Grimaldis, Hannovers e incluso Casiraghis. De hecho, no es extraño verla hablar amigablemente con Sassa de Osma, Alexandra de Hannover o Beatrice de Borromeo
¿Quién es Ekaterina Malysheva?
Los especialistas en "asuntos" royals, están fascinados con la historia de Ekaterina Malysheva y Ernesto Augusto Jr. de Hannover, ya que la comparan con un cuento de hadas (con algunos nubarrones).
La joven procede de una familia rusa sin vínculos con la nobleza. Nació en Rusia pero se crió en Praga y siempre supo que lo suyo estaba en la moda. Comenzó como modelo (otra cosa que tiene en común con Beatrice Borormeo y Sassa de Osma), pero se terminó dedicando al diseño.
Con 19 años se fue a vivir a Londres para formarse como diseñadora de moda en la prestigiosa escuela London College of Fashion. Ekaterina consiguió su objetivo y crear su propia firma de ropa, EKAT Suits, que enamoró desde el primer día a celebrities como Sienna Miller. Su especilidad son las mallas y monos ajustados de colores vibrantes y estampados psicodélicos o repletos de lentejuelas como el que pudimos ver que llevaba Michaela Coel en la reciente gala MET.
Además de interesarse por la moda, Ekaterina comparte con Beatrice Borromeo su interés por los documentales comprometidos socialmente. Ha producido varios de ellos y uno, The Square, llegó a ganar tres premios Emmy y estar nominado a los premios Oscar.
Su vida desde 2017 ha transcurrido pacíficamente y con un perfil muy bajo, dedicándose a su negocio y a su familia. Junto a su marido tienen tres hijos que todavía no han conocido a su abuelo paterno.
Por otro lado, no se priva de participar de toda clase de eventos sociales junto a su familia política: se lleva de maravillas con Beatrice Borromeo y juntas disfrutan en las bodas reales europeas, invita a su banquete nupcial a los Casiraghi al completo o posa sonriente con su suegra, la mujer a la que Ernesto de Hannover fue infiel con Carolina de Mónaco. Pase lo que pase en ese juicio en noviembre, parece que no ha sido Ekaterina quien ha salido perdiendo con su matrimonio.
