El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi padece leucemia, según confirmaron los médicos del hospital San Raffaele, donde se encuentra internado en terapia intensiva el líder de Forza Italia.
El actual senador y magnate está batallando además con problemas respiratorios vinculados a la recaída de una neumonía.
Según informó la prensa local, los dolores y la neumonía de Berlusconi de los últimos días serían en realidad complicaciones de un cuadro de leucemia. Así, llegaron a informar que el político comenzó con un tratamiento de quimioterapia tras la hospitalización.
A los 86 años Berlusconi sobrevivió toda clase de escándalos políticos y judiciales, sexuales y deportivos, financieros y de corrupción de menores, y hasta diplomáticos debido a sus declaraciones desafortunadas, y en algunos casos directamente racistas, en los peores momentos y lugares.
Tanto que en uno de los últimos procesos policiales que debió enfrentar, en mayo del año pasado, el gobierno de Italia lo demandó por 15,5 millones de euros por el “desprestigio internacional” que le causó al país y a las instituciones por su participación en fiestas sexuales.
En la acusación, la abogada Gabriella Vanadia, en representación de la Presidencia del Consejo de Ministros, explicó que ese escándalo, conocido como el “Caso Ruby” y que incluyó el abuso de menores, tuvo como consecuencia el “descrédito a nivel global” de Italia durante más de una década, lo que duró el proceso judicial por el que desfilaron coristas, bailarinas y todo tipo de personajes que habían participado de aquellas fiestas.
Berlusconi supo hacerse de la sexta fortuna más importante de Italia, habiendo surgido del periodismo deportivo al mundo empresarial, los medios de comunicación y la propiedad un club de fútbol, hasta volcarse a la actividad política, que lo llevó a ocupar en tres ocasiones el cargo de primer ministro.
De empleado a magnate
Silvio Berlusconi nació el 29 de septiembre de 1936, hijo de un empleado bancario y de una ama de casa. Fue criado como cualquier chico de clase media y transcurrió su infancia durante la Segunda Guerra Mundial.
Era el orgullo de sus padres, fue el primer universitario de su familia y se recibió de abogado con medalla de honor. Le gustaba jugar el fútbol pero estaba obsesionado con el dinero.
Además de su profesión, se dedicó a la compra y venta de propiedades y aprendió los secretos de la especulación financiera.
En 1965 se casó con Carla Elvira Dall’Oglio, con quien tuvo dos hijos. Se divorció en 1985, y en 1990 oficializó su pareja con la actriz Veronica Lario, con quien tuvo tres hijos más.
En aquel entonces ya se había hecho lugar en el mundo de los negocios y entró a los medios de comuniación. En 1974 creó el canal de televisión local Telemilano y cuatro años después Canale 5, de alcance nacional.
Berlusconi fue el primero en desarrollar una red de canales televisivos privados y puso fin al monopolio de la televisión pública italiana y consiguió superarla en audiencia con una programación donde se destacaban los concursos y programas de entretenimiento. En la temporada 1983-84 adquirió Italia 1 y Rete.
Tanto en su país como en Francia continuó creado o comprando canales de televisión: hizo de su empresa, Mediaset, un emporio televisivo. En 1976 compró participaciones de Il Giornale, y en 1990 obtuvo la presidencia del grupo Mondadori, editor del periódico La Repubblica y de los semanarios L’Espresso, Epoca y Panorama.
Para mediados de los 80 ya tenía dinero de sobra pero aún no había logrado otro de sus objetivos: ser famoso y popular para saltar a la política.
Cómo entra Berlusconi al fútbol y la política
Aficionado al fútbol desde chico, en 1986 comprael Milan AC, donde por entonces jugaban estrellas como los holandeses Van Basten, Gullit y Rijkaard, y los italianos Baresi, Maldini, Papin, Agostini, Ancelloti y Donadoni.
Un plantel con nivel de seleccionado con el que logra grandes triunfos deportivos y poner a su club en boca de todos.
Il Cavaliere decide, entonces, dar el paso siguiente amparándose en la imagen que dejaba ver al mundo, la de un hombre con capacidad de gestión empresarial y deportiva que podía hacerle mucho bien su país si incursionaba en la política.
Primero se acercó al Partido Socialista de Bettino Craxi, pero terminó construyendo su espacio propio, Forza Italia. En 1994 llega al poder como primer ministro. Con diferentes partidos y coaliciones volvió a ejercer como primer ministro entre 2001 y 2006 y entre 2008 y 2011.
Por entonces ya se lo vinculaba con la Mafia, habían salido a la luz innumerables negocios sospechosos, se lo acusaba de manejar los medios de comunicación estatales como si fueran suyos, protagonizaba tremendas gaffes políticas y diplomáticas, y empezaron a salir a la luz sus escándalos sexuales.
Sin filtro
Otro aspecto que caracterizó a Berlusconi fueron sus declaraciones altisonantes, absurdas, provocadoras, machistas e incluso racistas.
Una de ellas fue durante la campaña electoral de 2008, cuando una diputada comunista lo acusó de corrupto, le retrucó: “La izquierda no tiene gusto, ni siquiera cuando se trata de mujeres. Nuestras candidatas son más hermosas. En el Parlamento, no hay comparación”.
Ese mismo año, durante un foro de inversiones se despachó con un comentario que era casi una incitación al abuso sexual: “Otra razón de peso para invertir en Italia es que tenemos bellísimas secretarias… chicas soberbias”, dijo.
Fue insolente e irrespetuoso con otros mandatarios, como cuando dijo sobre Ángela Merkel en 2011 que tenía un “impenetrable culo grasiento”. Si bien no había grabaciones de sus dichos, el medio que lo publicó causó un gran revuelo en los medios alemanes.
A Barack Obama le hizo un comentario racista, al describirlo como “guapo, joven… y bronceado también”, en una clara alusión al color de su piel.
En otra oportunidad, se había jactado de utilizar sus atractivos para convencer a la presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, para que lo apoyara en su intento de conseguir que Italia fuera la sede de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. “Tuve que usar todas mis tácticas de playboy, aunque no los había usado durante algún tiempo”, comentó. Sus declaraciones causaron una protesta formal del embajador finlandés en Italia.
También escandalizó dentro y fuera de Italia al decir: “Mussolini nunca mató a nadie, envió gente de vacaciones al exilio”.