Pany Chama es mamá de tres: Toto, Lola y Uma son sus trillizos, esos que tanto anheló y por los que atravesó todo tipo de obstáculos, porque logró tenerlos después de atravesar por doce tratamientos de fertilización asistida.
Su largo y duro recorrido como mujer y como mamá incluyó un sinfín de estudios médicos y de consultas con todo tipo de especialistas. Pasó por momentos de esperanza pero también por grandes desilusiones. Hasta que logró quedar embarazada.
¿Habían pasado ya para ella todas las pruebas para, luego de parirlos, poder irse a casa con sus bebés? No: la vida le tenía preparado otro desafío enorme, ya que sus bebés nacieron en la semana 32 y fueron directo a neonatología.
Ella aceptó el juego: no estaba dispuesta a darse por vencida después de tanto.
Con motivo de la Semana del Prematuro (del 11 al 17 de noviembre), compartimos la historia de Pany Chama, quien hoy "honra" estos días destinados a darle visibilidad a esos bebés que nacen antes de término y que transforman a sus mamás y papás en gladiadores del tiempo, la paciencia, la resiliencia, que aprenden de asepsia, de monitoreos y de muchas cosas que jamás hubieran imaginado.
Que pasan semanas que los marcan para siempre, en las que comparten un código común, entendiéndose "desde los sentimientos" y también comprendiendo -como nadie- lo que significa entrar en "ese plano paralelo llamado neo", como lo refiere la protagonista de esta nota.
¿Cuánto tiempo antes nacieron los trillizos?
-Lo normal de un embarazo es nacer entre la semana 40 y 41 y lo mío, al ser un embarazo múltiple, de trillizos, fue en la semana 32.
"El más grande pesó 1 kilo 700 gramos. Los otros dos, 1,650 y 1,200, que llegó a estar en un kilo", repasa Pany el peso de sus hijos al nacer y que pone en perspectiva el desafío que representaba sacarlos adelante. Y lo que significaban los próximos meses para ella como madre.
"¡Gracias a que llegaron a la semana 32! Porque en un embarazo de alto riesgo (en este caso de trillizos) podía haberse detenido alguno en el camino. O sea que, cada ecografía, había que chequear el ritmo de cada peso para ver hasta dónde se podría estirar el riesgo de vida de ellos en el útero y el riesgo de vida mío, en tener un embarazo múltiple".
¿Qué te explicaron los médicos que podía suceder?
-En cada ecografía, lo que podía suceder, era que se detenga alguno de los bebés. Y haya que sacarlos antes o ver hasta dónde se llegaba. Lo que sabíamos era que, en la semana 32, unos días antes me dieron inyecciones de corticoides y me avisaron que iban a nacer prematuros: que tenga conciencia de que iban a pasar por neo sí o sí al nacer. Para mí la palabra neo era un lugar de cuidados intensivos para niños prematuros, o sea, no tenía noción de lo que era.
"La primera instancia era que nazcan en el término que llegamos y que estén bien. Pero todavía no me había inundado el mundo neo, el 'portal paralelo' que se me venía. No era época de redes sociales, tutoriales, y tanta información de lo que era".
¿Qué sensaciones te recorrieron, por lo que sucedía, además del lugar desde el que venías (lo que los ansiaste y todo lo que pusiste en juego para que llegaran?
-Los trillizos llegaron luego de 12 tratamientos de fertilidad asistida, después de haber perdido varios embarazos.
"Y en un embarazo en el que tuve trombofilia, que tenía que tener muchos controles médicos y de la sangre. Las sensación era ir a cada batalla: que cada semana, en cada en cada ecografía, estén los tres corazones latiendo".
"Como que no podía proyectar lo que se venía después... en el momento en el que me dijeron 'trillizos' en una ecografía y sabía que tenía un embarazo alto riesgo, traté de mantener la calma, de no meterme en foros para no hacerme la cabeza".
Un lugar llamado 'neo'
Trece años después del nacimiento de los trillizos, Pany se sigue sorprendiendo de lo vivido: "No sé ni cómo lo logré tener tres cabezas, 60 dedos, seis piernas, seis ojos. Que en cada ecografía te vayan avisando que en esa bolsita todavía están bien los tres, que el ritmo los lleve el bebé con menor peso. Entonces, hasta llegar a la neo, hubo todo una previa".
"Y después de la cesárea, de aquel 21 de junio del 2011, recuerdo que lo primero que hice -estando en la habitación- es pensar 'necesito ir a la neo... ¡necesito ver que están!'. Porque en el parto me los ponían... eran como muy chiquititos. Y, entre que yo no podía respirar, no podía tener esa imagen de película, hermosa, dando besos a cada bebé".
"Lo primero que hice al recomponerme, es 'necesito ir a ese lugar llamado neo', donde en ese momento no estaba el WhatsApp, en poder hacerte amiga de las nurse -que yo las llamo heroínas anónimas- para poder pedirles 'mandame una foto' porque me tenía que ir a descansar, me habían dado el alta y me tenía que ir a mi casa".
"Lo que no sabía es que la neo estaba dividida en varias instancias dependiendo de la gravedad de cada bebé. Entrar ahí era, como se vio en la época de la pandemia: había que lavarse, esterilizarse, había muchos cuidados. Y había distintas instancias. Los míos estuvieron en una instancia de mayores cuidados intensivos, donde mi primer encuentro con mis bebés fue con un dedo adentro una incubadora. Y ellos con una sonda para poder alimentarse. Pude acariciarlos por primera vez con un solo dedo, hasta que llegue el momento que las nurse y las pediatras te los dejan tener a upa".
"Me era muy extraño que ellos estaban ahí por 'por engorde' pero a la vez tuvieron complicaciones con virus intrahospitalarios. Y me fui encontrando que no estaba sola en la neo. Que cuando me encontraba en un lactario, con mujeres que iban sacando leche materna ,y a mí no me salía. Me encontré con muchas personas, padres y madres, que estaban en ese mundo paralelo, hablando mi idioma".
Diciendo 'uff, ¿en que no estás? En la 1, en la 2, en la 3. Ese lactario de mujeres era una catarsis. Al día de hoy, nos escribimos. Me pasó de encontrarme con bebés con 600 gramos, historias de vida de muchos que salían adelante, que nos daban fuerza y esperanza. Por más que cada uno estaba concentrado en su bebé (y en mi caso en tres)... tal vez tenía un bebé en una Neo más compleja y otros dos en una neo menos compleja.
Aparte, aprendí que la neo ses una terapia intensiva de bebés que no necesariamente son prematuros, sino que pueden estar ahí por miles de causas. En mi caso, fue la prematurez, donde la cabeza, me jugaba mil... Pensaba que un niño prematuro era prematura o para toda la vida, como que nunca iba a poder alcanzar (en mi ignorancia) el precentil. Y ahí me conectaba con historias que me decían 'no mirá mi hijo fue prematuro, no tuvo secuelas'.
Es como un idioma donde haces match con gente que solo pasó por neo, código compartido que, cuando te miras con otro ser humano que está en neo, no hay lenguaje: sentís que te entendés con los sentimientos.
¿Cómo fue la llegada a casa?
-Me dieron el alta después una cesárea y no entendía... yo quería 'acampar' adentro de la neo, en la sala de espera. Hasta que entendí que, como madre, no me di ni el privilegio tener hormonalmente el puerperio.
Y al llegar a casa, de repente, me encontré con las tres cunas vacías. Y tenía que entender de que sí o sí tenía que descansar para volver a la rutina de la neo la mayor horas que pueda pasar allí. Tuve muchas complicaciones con la prematurez y, a la vez, aprendí que son muy valientes los bebés. Aunque uno los vea frágiles, hasta para cambiar un pañal. O después de sacar la sonda, a ver si succionan. Y cada uno fue teniendo su complejidad. Y muchos ruidos, muchos aparatos. Todo el día vestía como la época de pandemia: con alcohol en gel, con una cofia, con batas descartables.
Y todas mis primeras fotos con mis bebés tan soñados, eran la anti película: era sonda, chiquitito y todo en miniatura.
Llegar a casa era una desesperación porque no quería dormir, quería estar al lado de cada incubadora. Era la sensación más rara porque sí o sí, estaba pasando por el agotamiento de una cesárea, más los años que estuve buscando. Era como si tenés un tráiler de una película, pero no me quedaba otra que descansar. Porque si no, no iba a poder dar lo mejor cuando me tocara estar en la neo.
Primero me dieron el alta de dos y una me había quedado neo... tenía que pensar cómo me repartía con mi marido y quiénes me ayudaban. En mi casa se agarraron una gastroenteritis y los tuve que volver a internar, tuvieron que volver a neo. Por eso pasaron dos meses con los trillizos.
¿Había cuidados especiales, cómo hiciste para manejarte en los primeros tiempos?
-Mi casa se volvió al principio un mundo de temores, después que tuve que volverlos a internar. Cualquiera que venía de afuera tenía que bañarse en alcohol, en pervinox, que nadie respire, que nadie suspire, que entren con barbijos, y que nadie toque nada. ¡Me volví psicosis de la neo!, dije '¿cuándo voy a poder tener bebé que puede alzar?'.
Llegué a comprar unos aparatitos que se ponían abajo del colchón para controlar si los corazones latían de noche, hasta que tuve la posibilidad de tener una nurse de noche especialista en trillizos para armarles una rutina. Me miró y me dijo 'señora mamá, usted va a descansar de día o de noche? Porque en algún momento va a tener que dormir'.
Y el instinto maternal es: escuchás un llanto, dos, tres, es ir en seguida. Más, con todo lo que vená cargada de la neo. Mi casa era una neo: chupetes, mamaderas, me armé un sector de neo.
es ir enseguida entonces era y más con todo lo que venía cargada de la neo mi casa era una Neo convertir todo en una Neo chupetes de Neo madera de Neo todo me armé todo un sector de Neo
¿Cómo fueron esos primeros días, semanas, meses, organizando los cuidados de los chicos?
-No había tutoriales de embarazos múltiples, pero sí recuerdo haber contactado a dos mamás múltiples que me fueron asesorando paraque la habitación se convierta en un lugar normal y que pueda agarrar a mis bebés sin el temor de la neo.
"Al ser múltiple y venir de una neo, de a poco fui aflojando en poder agarrarlos a upa, el engorde, la rutina. Aprendí esa rutina de tal horario y tal música para inducirlos al sueño. En eso fue un beneficio, me quedo muy el tema de la organización, de tener planillas, donde iba anotando sus vitaminas, quién había tomado sus remedios, quién había hecho pipí o popó por el tema de la alimentación".
"Tenía armado el esquema de alimentación porque no pude dar de amamantar mucho, o sea, nada y el esquema de la alimentación. De a poco, el mundo neo fue dando lugar a lo que se iría la "normalidad"".
"Y cuando me saqué el tema de la prematurez y los vi con forma, como coloquialmente se dice, "de bebé normal", no como que fue hecho, de alguna manera, con la ayuda de la ciencia, en un laboratorio y aparte de la neo,. Sino que los vi y tuve a upa como esos bebés que veía en las revistas o en las películas, dije 'tengo un bebé con forma de bebé... ¡Tengo tres bebés con formas de bebé!".
"Lloran como bebé, comen, cagan y tienen caprichos como los demás. Y ahí la neo fue quedando como una etapa que también transité, aparte de los tratamientos de fertilidad. Y trillizos, un plus de ser una mamá múltiple".
"Y ahí entendí que la Semana del Prematuro es dar visibilidad y también mucha esperanza a mucha gente que cuenta sus historias, y a veces quedan ahí pegadas, porque no había redes sociales, y uno no las leía y daba esa fuerza y esa nafta de poder transitar y no sentirse tan solo".
"Y saber que cada uno lo transita como puede, en esta era de tantos tutoriales, y como quiere. Y hay a quienes se le da por llorar todo el tiempo, y hay quienes que el humor lo rescata".
"En mi caso, en esa época de neo en el Otamendi, fui la que hacía reír pese a que tuve muchas complejidades, a muchas personas, tanto madres como padres".
"Armé un lactario que parecía un after... un "after teta", le puse. Así que después salió lo bueno, y lo bueno, fue después ayudar a otras personas en situación o momento de neo".
"Hoy honro lo que antes no entendía, que era poner la Semana del Prematuro, por la visibilidad... no solo te encontrás con mamás en un lactario, sino quizás mamás solteras o dos mamás de un bebé o un papá que alquiló un vientre o un papá que perdió una mujer en el parto de un bebé prematuro".
"En una neo te encontrás las mil variables de maternar y paternar. Por eso hoy honro la visibilidad que hubiera querido tener porque yo lo tenía en paredes de la gente que contaba su historia y la ponían en la Semana del Prematuro como para ayudar y darle esperanza a las personas que lo están transitando".
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