Florencia Romano tiene 51 años y una nutrida -y variada- trayectoria académica: es Maestro Mayor de Obras, aprobó la mitad de las materias de Arquitectura en la UBA, es artista plástica y jugadora de ajedrez. Pero sigue estudiando: música y la carrera de Dirección de Cine.
Por lo dicho hasta ahora, es posible afirmar que es una mujer emprendedora, curiosa y que siempre va por más. Pero hay otro dato de su vida que marca una diferencia (y un hito) en la historia del deporte más popular: es la primera mujer árbitro del fútbol argentino. Con mucho empeño y las mejores calificaciones de su curso, se recibió de Árbitro de Fútbol en su Tucumán natal, en 1992. "Había comenzado la carrera de Arquitectura en Buenos Aires y mi mamá, viendo cómo miraba con nostalgia cuando veía jugar al fútbol a los chicos, me dijo que había visto en el diario que comenzaba un curso de árbitro en la liga de Tucumán", recuerda.
Es que su destino iba por el lado futbolero desde que tenía apenas unos meses de vida: "Mi papá quería tener un hijo para enseñarle a jugar al fútbol, él me enseñó a jugarlo antes de aprender siquiera a caminar: me armó una pelotita de papel y me hacía patearla mientras me sostenía. Nos llevaba a la cancha a mi hermano, Orlando -dos años menor que yo- y a mí" y agrega otro dato esencial: "Más que mirar el juego, me llamaba la atención que alguien tenía una camiseta del color diferente a la de los jugadores. Papá me explico luego que ese señor era el árbitro y me enseñó las reglas de juego".
Florencia fue también pionera en su práctica: "Hasta los 12 años jugué en un equipo de chicos... antes no había equipos de fútbol femenino", cuenta quien también llegó a participar de la Liga tucumana de fútbol como jugadora.
Retomando cómo encaró su carrera de árbitro, Florencia cuenta que no tenía muchas esperanzas de poder llevarla adelante, ya que pensaba "que seguramente solo era para hombres", confiesa. Y resalta la insistencia de su madre: "Me dijo que fuese a averiguar, que no perdía nada haciéndolo. Entonces, fui y me preguntaron si era para mi papá o para mi hermano... ¡Hubo miradas de sorpresa cuando les dije que era para mí! Después, entre idas, venidas y consultas, comencé mi historia como Árbitro, a la edad de 20 años", rememora.
Habiendo sido una de las mejores alumnas de su curso por sus excelentes calificaciones, una vez recibida no tardaron en aparecer los obstáculos: "No me ascendían de categoría por ser mujer. Esas fueron las textuales palabras del director de la escuela de la liga", apunta y añade: "Entonces decidí venir a Buenos Aires, donde me hicieron hacer 3 cursos más -explica- siendo que el reglamento de fútbol es universal. Pusieron trabas de todo tipo", explica, recordando lo que sucedió en 1996 y 1997, años en los que llegó a hacer huelgas de hambre y presentaciones legales para que le permitieran ingresar como Árbitro en AFA.
Finalmente, cuenta lo que consiguió con perseverancia y una gran fortaleza: "El 4 de abril de 1998 me convertí en la primera mujer en dirigir un partido de fútbol masculino". A partir de ahí los caminos comenzaron a abrirse: "Participé en numerosos torneos internacionales de FIFA, incluido un mundial", enumera.
¿Cómo es el vínculo con los hombres, en un ámbito que históricamente -hasta ahora- les pertenecía a ellos?
-Los jugadores, los dirigentes y el público me respetan mucho, tengo una buena relación.
¿Qué nos podés contar de tu otra pasión, el arte: cómo lo expresás, qué proyectos tenés al respecto?
-Actualmente estoy escribiendo mi autobiografía, la idea es dirigir una película de mi vida y por eso es que estoy en la búsqueda de un productor que financie mi proyecto.
¿Qué te gustaría decirles a las mujeres que tienen ganas de ir tras tus pasos?
-A las mujeres que quieren ser árbitro les digo que es un deporte muy lindo, que amo, ¡y que se animen!
Fotos: Fabián Uset
Edición de video: @cristian_calvani
Video: Camila Uset
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