Leisa Molinari es dermatóloga, nació en Santiago del Estero, está casada con un cirujano infantil y es mamá de tres hijos. No se define ella misma de esta manera, pero, luego de charlar con ella casi una hora, podemos sumar a la lista: "activista del cuidado de la piel".
Sus años de formación (en instituciones de excelencia no sólo de nuestro país sino de otros lugares del mundo) y de consultorio le dieron la visión de que "algo hay que hacer" para formar a los pacientes -y a todo el que la escuche- en la toma de conciencia de que la piel es un órgano y que cuidarlo debidamente, básico.
Tiene cuatro hermanos mayores, varones. Su papá y uno de ellos son oftalmólogos, pero ella eligió Dermatología. Con el tiempo la pudo unir a otra gran pasión, la comunicación. Se dio cuenta de que las redes sociales eran el medio indicado para llegar a los jóvenes, población en la que ve un crecimiento "preocupante" de casos de cáncer de piel.
Se contactó con una especialista en branding, a quien seguía en Instagram: Nana in Seúl. Y, charla virtual de por medio, hicieron famosa la frase: "El sol te toma a vos", historia que iremos develando con el correr de esta nota.
Desde su recientemente inaugurado Centro Médico de la Piel, Leisa Molinari explica, con firmeza, la política que emplean en el cuidado de los pacientes.
"La estética no puede estar separada del control. Acá trabajamos con una política fundamental: el paciente que viene por una arruga no se puede ir sin una revisión integral de la piel, un control de sus lunares".
Allí trabajan con un abordaje integral: "Se indaga si tiene antecedentes de cáncer de piel en su familia, si sabe cómo debe cuidarse la piel. Es lo que trato de transmitir a todas las personas que trabajan en el Centro Médico de la piel, sean o no dermatólogas".
Así fueron los comienzos de Leisa Molinari
"Yo soy la única mujer, la más chica, de cuatro hermanos más grandes. Y uno de ellos decidió estudiar medicina. Cuando empezó primer año, le dije que me parecía interesante. Él es un poco frío, de alguna manera seco, pero me acuerdo que se volvió de Córdoba y me trajo un libro sobre medicina. Me llamó la atención y dije 'esto es una señal, es Medicina mi carrera' y ahí me decidí.
Me acuerdo el momento de agarrar el libro con esa sensación: ya está, es mi futuro. En la secundaria había hecho un test vocacional y me había salido como primera posibilidad. Pero uno siempre siente miedo, no sabe, pero al recibir eso, lo tomé como una señal de que ese era mi camino. ¡Me gustaría tener ese libro hoy!
Su hermano y su papá fueron los principales motivadores para que Leisa Molinari eligió estudiar Medicina.
¿Cómo fue el momento de elegir tu especialidad?
-Cuando terminé Medicina.... mi papá es óptico, mi hermano también. ¿Qué tenía que hacer yo? ¡Oftalmología! Pero no, elegí Dermatología. Influyó mucho mi decisión mi papá, que siempre se cuidó la piel, en épocas en las que los hombres no se cuidaban. Y nadie se cuidaba la piel.
"De hecho, él llegaba a casa, se lavaba las manos, se ponía crema (la única que había en ese momento) y me acuerdo de mirarlo, chiquitita, para arriba mientras lo hacía. Después fue uno de los primeros que me dejó ponerle Botox, mi conejito de Indias (risas)".
¿Dónde estudiaste tu carrera?
-Estudié dos años en la Universidad Nacional de Córdoba y luego pedí el pase para venir a Buenos Aires.
Leisa cuenta que dejó a sus amigas de la infancia y a su papá llorando antes de viajar para instalarse a Buenos Aires para terminar sus estudios, eso la hizo dudar si su decisión era la correcta. Pero, al llegar, supo que era el mejor lugar en el que podía estar. Sintió que no se había equivocado.
¿Cómo viviste ese cambio, en ese momento de tu vida?
-Siempre pensé que era la malcriada de la familia, todo el mundo decía eso por ser la más chica, la única mujer. Y me acuerdo que cuando yo estudiaba en Córdoba, le dije mi papá 'quiero estudiar en Buenos Aires'. Y mi papá, 'bueno, ¿estás segura?'. Y me fue a buscar a Córdoba, vine Buenos Aires, me anoté en la universidad.
"Entonces, ¿cómo fue ese paso? Al principio, muy difícil. Primero, ir de Santiago a Córdoba, que es muy grande. Venir a Buenos Aires... yo sentía que este era mi lugar. Cuando una persona es inquieta y quiere más, siempre, era mi lugar. Me recibí a los 23".
¿En qué momento empezaste a formar tu familia?
-Conocí a Esteban estudiando Medicina, yo era estudiante y él hacía la residencia de Cirugía. Antes de los dos años de novios, nos casamos. Yo tenía 25 años, hicimos la fiesta. De regalo pedimos plata y con eso nos fuimos 5 meses a Europa.
"Yo quería ir a rotar a un hospital que hace Oncología en Badalona, en Barcelona. Estuve rotando en un hospital que hace mucho melanoma y Esteban en uno que hace Cirugía Infantil, su especialidad".
"Pero los viernes low cost, viajábamos por todos lados. Iba los viernes al hospital lista para salir a donde sea".
"Cuando volvimos, con lo que ganó mi marido haciendo guardias, nos compramos un auto".
¿Qué edad tenías cuando nació tu primer hijo?
-Fui mamá de los 31 años de Santiago (11); al año tuve a Charo (10)... ¡nos llevamos planificación familiar a marzo! Ahora tengo una bebé de 10 meses, como que volvimos a arrancar de cero. Los otros fueron tan seguidos, que ahora, con Bruna, estamos disfrutando los dos.
"Después de nacer los dos mayores, con Esteban nos pusimos a estudiar una maestría. Teníamos los dos bebés: cenábamos, los bañábamos, los acostábamos a dormir y nos sentábamos a estudiar. Así, un año y medio".
"Hicimos una Maestría en Efectividad Clínica y Evaluaciones Económicas en Salud. Me recibí de eso, trabajé un año pero dejé porque era incompatible con lo que yo quería hacer".
"Además, en ese momento, estaba haciendo la beca en Oncología Cutánea. Cuando estuve en España, me di cuenta que la dermatología es quirúrgica también... ahí me volví loca de juntar las dos especialidades. A mí, el bisturí, me encanta".
"Entonces fui al Hospital Roffo a hacer Cirugía de Mohs, que es el único lugar donde está acá, con Abel González, 5 meses, hasta que se abrió la beca en el Hospital Italiano: fui su primera becaria en 2010".
Y ahí me quedé 11 años, haciendo Cirugía de Mohs, Oncología Cutánea y siendo coordinadora de becarios.
¿Cuándo empezaste a ser una especialista en las redes sociales y a comunicar de esa forma?
- Siempre fui muy docente: de hecho, por eso era coordinadora de becarios, me gusta la docencia. Y me gusta la comunicación, pero hasta ese momento no me había dado cuenta.
"Haciendo oncología, en el 2010, fui viendo en mi consultorio, el aumento de la cantidad de cáncer de piel y también la ignorancia que hay en la sociedad sobre el tema de la piel y su cuidado. Y que la piel es un órgano".
"La sociedad, hasta el día de hoy, a pesar que hemos avanzado mucho, no la tiene como un órgano más del cuerpo. Está bastante menospreciado, de alguna manera. Entonces yo apuntando, que veo cada vez más cáncer de piel en el consultorio, veo cada vez más chicos jóvenes: me acuerdo que tuve una paciente de 23 años que se murió de melanoma. La vi en febrero, en agosto estaba muerta".
"Pero no tenía idea que la piel es un órgano y que tenía que controlarlo. Tenía un grano que le molestaba, y pensaba que era un grano y ya está. Pero faltaba información".
"Entonces, conjugando eso, y que me gusta la docencia dije 'hay que hacer algo'. Mirando Instagram, vi que hablaban mucho de skincare pero vi que faltaba hablar más sobre el cuidado de piel, que hay que controlarse la piel, que es un órgano que hay que cuidarlo, que hay que usar protector solar".
Leisa Molinari y su llegada a las redes sociales
Con 115 mil seguidores, Leisa Molinari une la dermatología y la comunicación en Instagram en @dra.leisamolinari.
"Me pareció que había que comunicar por ahí, pero ¿cómo? Había una chica que yo seguía en redes, Nana in Seúl (N. de R: Mariana, estuvo también en Las elegidas). ¡La amo a Nana, es lo más!"
"Le escribí un mensaje por privado, le conté que era especialista en cáncer de piel, que lo veía en mucha gente joven, que había que aprovechar las redes. Me contestó que le súper interesaba, que nos juntemos.
"Tuvimos una llamada virtual: ella en Seúl, yo acá y le conté una anécdota. Yo le digo a mis pacientes 'no podés tomar sol, tenés que cuidarte la piel' pero ellos me responden 'yo no tomo sol'. Y yo, ¿qué les contesto? 'No, el sol te toma a vos', es mi frase. Porque vos salís, andás, caminás y el sol te toma a vos, vos no tomás sol. Te hacés concienciente en Mar del Plata o cuando estás de vacaciones".
"Entonces Nana se quedó con 'el sol te toma a vos' y ahí empezamos a decir mucho esa frase en las redes. En ese momento no se hablaba de protector solar. 'Ponete esta crema o esta otra'. Nada sirve si no te ponés protector solar".
La Dermatología, una pasión
La labor de Leisa Molinari en sus redes se centra en explicar, con fundamentos, por qué y cómo debemos cuidar la piel. Explica que trata pacientes con tanorexia, el término que define a los adictos a tomar sol, una exposición que tiene según la OMS el mismo grado de adicción y carcinogénesis que el cigarrillo.
"Soy una apasionada de la piel y de la dermatología, creo que eso es lo que transmito en redes".
"Los pacientes que superan la tanorexia, jamás quieren volver a esa adicción, porque ven cómo la piel se recupera, con gratitud, porque es un órgano que se puede ver. Cuando te empezás a cuidar, ves que rápidamente te lo agradece. Es apasionante por eso.. Y, cuando aprendés a cuidarlo, es una maravilla".
"Cuando entré a Dermatología, es la carrera que más corta se da en Medicina, pero la más larga de todas las especies. Porque todas las enfermedades del ser humano tienen manifestaciones en la piel. Entonces, si vos estudiás cada manifestación, podés diagnosticar mirando en la piel".
"Y además tenés un campo muy amplio: colágenopatías, ampollares, dermatología pediátrica, oncológica, cirugía dermatológica, las enfermedades descamativas, las enfermedades inflamatorias, las enfermedades en el embarazo, las enfermedades sistémicas, de trasplantados. Es muy larga pero te la dan en poco tiempo, entonces ahí ya empiezan vapuleando esta especialidad".
"Es un cambio para siempre y que se transmite entre generaciones. Porque la educación que se transmite en la infancia, es la más importante.Si un chico ve que la madre o el padre usa protector solar, esa es la clave. Porque ese chico, el día de mañana, va a incorporar el protector solar como parte del cuidado de su cuerpo".
"El día de mañana, dirá voy al ginecólogo, al clínico y al dermatólogo como parte de un cuidado. Porque el ponerse protector solar ya te habla de que la piel es un órgano que hay que cuidarlo. ¿Cómo ? Yendo al dermatólogo una vez por año".
"Como un círculo que cierra. Si una persona se empieza a cuidar, yo sé que de esa persona tengo 20 más que se van a empezar a cuidar. Y así vamos haciendo una cadena. Y, el día de mañana, quizás, no lo vamos a ver nosotros porque falta mucho, pero el cáncer de piel empieza a bajar de nuevo la curva".
"Como pasó, por ejemplo, en Australia, donde tienen fuertes políticas del cuidado de la piel. Las empresas tienen la obligación de darles a sus empleados fotoprotección, las escuelas a los chicos que van cubiertos con gorros, un montón de cosas que vamos a por ello, ojalá".
Cáncer de piel y el preocupante aumento de casos en pacientes jóvenes
La doctora Molinari reconoce que tenemos un número "feísimo" de incidencia de cáncer de piel en la población de nuestro país. "Hay un reporte de una revista científica muy importante de Inglaterra que hizo una estadística a nivel mundial del aumento de la incidencia en melanoma y, lo más preocupante, es la mortalidad del melanoma. Un 40% más de mortalidad del melanoma en hombres. No aumentó tanto en mujeres".
En Argentina estamos expuestos al sol a la misma altura que Australia. "Si bien tenemos fototipos más oscuros, estamos con una radiación similar, entonces tenemos que pensar que vamos a ir (si ya no estamos) al mismo nivel de incidencia de cáncer de piel que Australia".
Mi consultorio es un núcleo, chiquitito, no me podés tener en cuenta como parámetro, pero sí te digo que la cantidad de cáncer de piel que hay es impresionante en chicos jóvenes. El melanoma tiene 80% genética, 20% sol. Pero uno no sabe si tiene el componente genético o no. Pero el vaso celular (otro tipo de cáncer) es todo por el sol, entonces un chico de 22 años con ese diagnóstico, digo '¿acá qué pasó?'
¿Cómo hacés, en el día a día, para congeniar tu carrera con ser mamá de tres chicos?
-Lo tengo a Esteban, mi marido. Él me banca, me apoya. Si me tengo que quedar atendiendo hasta tarde, se hace cargo de los chicos. Es fundamental, sin él, no hubiese podido. Aparte a él le gusta que haga mis cosas, que desarrolle mis emprendimientos (mis cremas y las remeras con filtros), cosas que se me van ocurriendo y él 'sí, dale hacelo'. Tanto él como mi papá son incondicionales. El apoyo espiritual que me brinda mi papá también es fundamental.
Y tus hijos, ¿qué dicen de esta mamá todoterreno?
-'Mamá es famosa', dicen. Me gusta que ellos vean el apoyo de Esteban hacia mí, lo acompañan. Muchas veces se hace cargo de la cena o de otras cosas. Me gusta que vean ese ejemplo, que mamá hace lo que le gusta y le apasiona. Les muestro. Y si me preguntan por qué trabajo tanto, les digo '¡Porque me encanta! Ojalá, el día de mañana, ustedes trabajen de algo que les apasione'.
Leisa Molinari expone la política del centro que dirige, haciendo hincapié que se trabaja por la salud integral de la piel.
Fotos: Diego García @fotos_diego
Video y edición de video: Rocío Bustos
Makeup y pelo: Belen Fiorito @belenfiorito
Producción: Lucila Subiza @lucilasubiza
Esta nota fue realizada en el Centro Médico de la Piel
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