Belén Correa es una mujer trans y activista, que se volvió muy reconocida en los años 90 debido a que denunciaba la corrupción policial. Era gravemente perseguida y agredida, por lo que, en 2001, se vio obligada a exiliarse en los Estados Unidos luego de una entrevista para Para Ti.
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"En el año 2000, hice una entrevista para Para Ti, pero no como Belén "la activista", sino que era una nota rosa, en donde presenté a mi familia por primera vez, fueron a mi pueblo, a mi casa, contaron mi vida a comparación de lo que hacía, que eran de denuncias contra el activismo", cuenta en exclusiva en este especial del orgullo en Para Ti.
"Ahí, descubrieron dónde estaba mi familia y las amenazas policiales empezaron a caer en mi hogar, por lo que me tuve que exiliar en los Estados Unidos. Me dieron asilo político y me quedé hasta el 2008", recordó la activista.
"Por una cuestión de teatro, me fui a España y de ahí a Alemania, que es donde vivo hoy. Me fui en noviembre del 2001, pero, en ese momento, la gente se estaba escapando de Nueva York debido al atendo a las Torres Gemelas", explicó Correa.
El exilio de Belén Correa a los Estados Unidos
- ¿Cómo fuiste recibida?
- Como todo migrante, buscando algún rincón. Hay una cultura latinoamericana -sobre todo en los Estados Unidos-, que una vez que yo entré, cerré la puerta. Entonces, no existe mucha solidaridad, todo te cuesta el doble. Viví un tiempo hasta que me terminé dando cuenta qué tan enterrada estaba en ese sistema.
La migración americana es pensar sálvese quien pueda. Hay muchas excepciones, pero hay muchas historias familiares en las cuales vos pensás que te van a ayudar, pero te terminan cobrando hasta el aire que respirás. Sin embargo, la migración europea es distinta, dependiendo en qué región estás. España es más solidaria al recibir a una persona latina y más si sos argentina.
Podés encontrar una familia que te da un cuarto por una semana o hallar a una persona que te da trabajo porque se sabe que sos recién llegada, además el idioma. En Madrid, había una comunidad de chicas trans argentinas pero en los Estados Unidos éramos sólo tres y creo que por eso la mayoría de las personas trans, cuando migrábamos, vamos a Europa.
- ¿Cómo fue que llegaste a Alemania?
- Estaba en Madrid y me comentaron que había un teatro show en una ciudad muy chiquita, que se llama Hannover, en Alemania. Fui a dar una audición y me quedé tres meses. Después, volví a Madrid y, luego, regresé tres meses para seguir trabajando. Por lo que, tenía más trabajo en Alemania que en España.
Entonces, decidí mudarme en 2009 y el mismo dueño del teatro me alquilaba un departamento, por lo que me instalé rápido.
- ¿Y tu familia dónde está? ¿En Alemania, en España, en la Argentina?
- En Luján, en el mismo pueblo.
- ¿Y la venís a visitar?
- Sí, tengo mi casita al lado de la de mi mamá.
La creación de la Asociación Travesti Argentina
- Vos fundaste la Asociación Travesti Argentina, que hoy en día se llama ATTTA, ¿qué implicó en los años 90 fundar tamaño asociación?
- En ese tiempo era la visión de una loca porque las mismas compañeras nos tildaban de esa manera, ya que nos decía: "¿Cómo vas a armar una organización que va a en contra de lo que hace la policía?". No estaba tan bien visto el activismo en los 90, dado que éramos muy pocas y no marcaban. Mi foto estuvo pegada en el pizarrón del Departamento Central de Policías por 5 años.
- ¿Te buscaban?
- No era que me buscaban porque me podían encontrar perfectamente, pero estábamos marcadas y cuando iba nuestra abogada a tratar de retirar a las compañeras, le decían: "Mirá, ahí la tenés a tu protegida", señalando mi foto. Estábamos pinchadas en un pizarrón con la imagen que había salido en la prensa hablando sobre las coimas policiales. Era como "acuérdense de ésta".
- ¿Cómo lo ves actualmente?
- Lo que veo hoy es que el activismo está mucho más visible porque podés decir que una persona es activista desde su propio cuerpo en el momento en que empieza a cambiar su identidad o a transicionar y, a partir de ahí, es activista. Ahora, la palabra quedó más amplia. Creo que no es necesario comparar.
- ¿Antes te podían matar sólo por el hecho de decirlo?
- Sí, tranquilamente. Sólo con decirlo estabas marcada, eras una persona que estaba denunciando las coimas policiales, la caja chica policial. Pensamos que cada patrullero con el que te cruzabas eran 50 pesos que tenías que darle para que no fueras presa, algo que fomentaba el trabajo sexual.
- ¿Te pasó de tener que enfrentarte a tus propias compañeras, además de los patrulleros?
- De los tres allanamientos que sufrí cuando vivía en mi departamento, porque las reuniones se hacían allí, siempre había una que vendía el dato de lo que se hablaba en la reunión o cuántas estaban.
La discriminación en la sociedad de los años 90
- Y más allá de lo que sucedía con la policía, ¿dónde más veías la discriminación en la sociedad de los 90?
- Desde que eras un niño, el sistema escolar pretendían quitarte porque ser distinta era la destrucción. Entonces, si en el primer grupo social, que es la familia, y en el segundo, que es el colegio, eras apartado ¿qué expectativas podías llegar a tener? El sistema educativo tenía el sistema de retraso.
- A lo largo de los años, hiciste mucho por la comunidad y, sobre todo, por la comunidad trans.
- Se notó mucho ahora desde el archivo, ya que se valora ese trabajo que va a ser hacia el futuro. A su vez, le dio trabajo a seis chicas trans mayores, que no es común. También lo están viendo en distintas partes de Latinoamérica y lo están replicando. Pero al inicio me decían cosas como "¿estás loca?" "¿qué es lo que querés hacer, un archivo travesti?". Y no es eso, es un archivo de la memoria trans.
También se reían hasta del nombre. Lo empecé a crear en el 2012, justo cuando nace la ley de Identidad de Género. Muchas personas empezaron a plantearse de ahora hacia adelante y yo me puse a plantear de ahora hacia atrás.
Me preguntaba cosas como: "¿Cómo llegamos hasta ahí?". Hay niños que ahora pueden ir al jardín con su DNI, o que ya no los echan del colegio o del trabajo, pero no saben de dónde venimos. Sin embargo, hay una lucha detrás. El archivo empieza a documentar para que las nuevas generaciones sepan de dónde viene todo.
Belén Correa y su opinión al respecto de los discursos de odio
- ¿Qué opinás acerca de los discursos de odio?
- Una vez, estaba con mis compañeras en una reunión con un grupo activista y nos preguntaron cómo habíamos hecho con el grupo de derecha que había estado antes y ellas decían: "Rompimos el algoritmo y dejamos de nombrarlo, porque lo que no se nombra no existe".
Sabemos de qué hablamos cuando decimos que detrás del cierre de los ministerios, como el de la mujer, hay un ataque muy específico hacia la mujer y hacia la diversidad.
También está la quita de los subsidios para las mujeres que sufren violencia y necesitan escaparse, ni hablemos de los medicamentos. El país está en otra dimensión o retroceso en la cual la comunidad LGTB somos el último orejón del tarro.
- ¿Considerás que personas como el ministro de justicia, Mariano Cúneo Libarona, luego de sus afirmaciones en la Cámara de Diputados está promoviendo la violencia hacia el colectivo?
- Del Ministro de Justicia lo que más miedo me da es que quiera hacer cambios en las leyes ya existentes, como se habló en su momento del aborto o del matrimonio igualitario, o que nos quiten la ley de Identidad de Género.
No me dan tanto miedo los mensajes de odio que pueda dar Cúneo Libarona, sino que con su odio quiera cambiar leyes o quitar las que ya existen.
- ¿Por qué considerás que siempre la violencia y el odio van contra la comunidad LGTB?
- Hay que mirar la historia para atrás para que poder ver que siempre se va repitiendo y, después de las guerras, siempre viene la extrema derecha, y considero que la pandemia a nivel mundial quedó como una guerra porque fue una gran matanza. Murieron muchas personas y, si vos mirás los distintos focos, ha empezado a crecer la derecha, pero no sólo en la Argentina, sino en todas las regiones del planeta.
El odio es hacia la comunidad y hacia los pobres, hoy estamos en la misma categoría. Hay un diálogo de la película de Eva que dice: "Los pobres y los maricones somos lo mismo".
La ruta Panamericana, la historia imborrable de las mujeres trans y travestis
- Antes de que las prostituas se concentraran en los Bosques de Palermo, lo hacían en la Ruta Panamericana.
- Eso ocurrió antes de los noventa, antes de la democracia. Para después del 86, la Panamericana no existía más, había cambiado su estructura, ya no se podía estar a los costados. Esa época no la pasé, formó parte del archivo de la memoria trans, entonces tengo mucha documentación, entrevistas, información y mi mamá trans había escapado de la Panamericana. Siempre me decía: "Ni se te ocurra ir para esa zona".
- ¿Qué pasaba?
- En la Panamericana eran cuatro carriles de un lado, una baranda en el medio, y cuatro carriles del otro. Las chicas trabajaban sobre una zona, pero ahí ibas presa. Podías estar treinta, sesenta o noventa días, no era como en Capital Federal que estabas 24 horas.
La idea era ir a trabajar unos días, tratar de zafar, poder volverte y estar un mes. No querían ir todo el tiempo debido al riesgo que corrían. Si te agarraban, pasabas 30 días la primera vez, 60 la segunda y 90 la tercera. Después, cada vez que te pescaban, eran 90. Entonces, muchas se arriesgaban a cruzar la ruta para el otro lado para que no las llevaran.
Ellas cruzaban los dos primeros carriles, esperaban en el medio a que no pasaran autos y continuaban. Pero eran autos a muchísima velocidad, era un suicidio. Ahí, están las historias de las que se animaban o de las que no y se quedaban. Esa era la decisión de cada una y muchas se hicieron leyenda. Hay muchas historias muy feas.
El momento en el que Belén Correa obtuvo su DNI
- ¿Y cómo fue que vos conseguiste tu propio DNI con tu verdadero género?
- Como estaba conectada con ATTA, me iban contando qué estaba sucediendo. Y hubo un año en el que quería estar presente en el momento que se aprobara, por lo que entre el 2011 y 2012 viajé como cuatro veces. Finalmente, cuando se sancionó, estaba en Alemania. No entré en esa lista para que me lo entregara Cristina Fernández, pero estaba en la sala presente. Al día siguiente, fui a un registro civil central y me hicieron el pasaporte y el DNI nuevo.
A los dos días, tenía que regresar a Alemania, pero había entrado con un pasaporte y estaba saliendo con otro. Tenía el mismo número, sin embargo, fui la primera que utilizó el pasaporte, entonces me usaron de prueba a ver si funcionaba. Fui el conejillo de Indias y, cuando entré a Alemania, pasé. Por lo que, todos supieron que el pasaporte funcionaba afuera.
La alegría y la emoción era increíble. Después, en noviembre, me casé en la Argentina. Me casé con un alemán que vino de allá para casarnos. Hicimos el casamiento acá y después lo revalidamos allá.
- ¿Siguen juntos?
- Sí. Está en Luján ahora y yo estoy en la oficina en Capital, pero ahora me vuelvo para Luján.
- ¿Alguna vez imaginaste que hoy ibas a tener esta vida?
- No. Antes en el activismo tenías que poner de tu bolsillo, nadie te pagaba porque fueras a hablar, tenías que pedir por favor que te escucharan. Eso cambió muchísimo. Por más que estemos en retroceso, algo avanzamos.
- ¿Qué le podrías decir a esas personas que atrasan y a quienes las escuchan para que no las escuchen más?
- Para quienes los escucha, normalmente son pasajeros. Y para quien los generan, es porque no tienen ningún tipo de argumento para hacerlo, porque no tiene sentido. Se vive mucho mejor estando de este lado que del lado del odio de la vida. No te lleva a ningún lado, porque terminás odiándote a vos mismo. Y para quien lo reciban, traten de no hacerle caso y de ocuparse con otra compañera para que eso no les duela tanto.
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