Valeria Licciardi es una de las actrices protagonista de la serie "División Palermo" de Netflix, donde interpretó a Vivianne, una mujer trans no estereotipada. Se desarrolló como bailarina, periodista, emprendedora y activista por los derechos humanos.
Otro año más celebrando el amor sin límites y la libertad de poder ser uno mismo junto a @jeanpaulgaultier 🌈 #GaultierLovesPride #JeanPaulGaultier
Su nombre recorrió la Argentina en 2015, cuando participó del reality "Gran Hermano", donde aprovechó la exposición y mostró otra manera de ser trans, que hasta ese momento en los medios no se había visto.
También, creó una marca de bombachas pensada para cuerpos de mujeres trans, "Naná". Y, entre 2017 a 2020, formó parte del elenco de la obra "Los huesos" en el Teatro San Martin, dirigida por Leticia Manzur, en la que bailó completamente desnuda.
Las situaciones de discriminación que sufrió Valeria Licciardi
- ¿Dónde notas la discriminación en tu vida?
- Si bien soy una privilegiada, hubo veces que mi identidad se vio reducida a la “chica trans” en vez de poder ser simplemente yo. Creo que hoy todos estamos siendo discriminados o sintiéndonos disidentes de algo, ya sea por nuestro género o por nuestra condición económica. Nosotras somos el chivo expiatorio de una sociedad profundamente capitalista, que esconde la basura debajo de la alfombra. Siempre nos utilizaron políticamente.
- ¿Te diste cuenta que no hay travestis trans en los streamings, por ejemplo?
- No están nuestras voces, no hay preguntas LGBTIQ+. Siento que a nosotras nos tienen miedo, no saben cómo tratarnos, no nos invitan a sus mesas, no hablan con nosotras. En el fondo, saben que estamos entrenadas para detectar el bluff.
Desde muy chicas, podemos ver el extractivismo que hacen de nuestras identidades. No es que me interese estar ahí, pero sí quiero abrir los diálogos. Este es el momento, me parece muy fuerte que no hayan voces de la diversidad y lo digo teniendo gente conocida trabajando en esos lugares. Bajarle la voz o no darle espacio a nuestro colectivo también es muy violento y es discriminación.
- ¿Cuál fue el hecho de discriminación más impactante que hayas vivido?
- El discurso "nunca tuve ningún problema para encontrar trabajo siendo travesti trans" no existe. En los trabajos de por sí siempre hay roces por algún motivo u otro, pero cuando el problema es tu identidad eso es lo grave. Mi primer trabajo fue a los 17 años y lo conseguí porque la persona encargada me conocía desde que era chica y no tuvo prejuicios en darme una oportunidad. Estoy hablando del año 2000, donde ser trans era sólo una fantasía para la gente. Trabajé en esa consultora casi 5 años y entrar recomendada te da una protección especial.
Ahí, pude darme cuenta que los recursos y la clase social son importantes para poder desarrollarnos, por eso no creo en la meritocracia. Con el tiempo, me puse a estudiar periodismo y fue duro porque me encontré con mucha transfobia. Cuando se enteraban que estaban cursando con una compañera trans, podías notar la diferencia del antes y el después en el trato.
Luego, me puse de novia, algo que nunca me había pasado, y tuve una vida de casada con tan sólo 22 años. Ahí, todo cambió porque entré en una especie de burbuja y por primera vez me sentí como una chica como cualquier otra.
El amor en la vida de Valeria Licciardi
- ¿Cómo fue tu experiencia en el amor?
- Quisiera decir cosas lindas de mis experiencias amorosas: tuve dos. Uno con el que viví seis años y luego nos separamos. Pasó el tiempo y, en la pandemia, volví dos años más. En el medio, estuve en rol de amante. Ambos con el mismo patrón: personas psicópatas narcisistas. Lo detecté hace un tiempo. Los que entienden del tema comprenderán mejor de lo que estoy hablando. Soy muy empática, fui criada con amor y con mucha libertad.
Mi papá jamás me regaló una pelota o me obligó a que fuera de otra manera, más bien me acompañó. No fue nada perfecto, pero mis temitas pasan por otro lado, no por mi identidad.
De todas maneras, del pasado con estos varones sólo queda lo mejor, no me puedo quejar. El primero me regaló un departamento y el segundo que era director de cine, me nutrió mucho y me despertó las ganas de trabajar con imágenes. Me llevo cosas lindas que compartimos. Con el primero no había historia en salir públicamente: es más, le gustaba que la gente no supiera que yo era trans.
En cambio, el otro era más perseguido, pero no sentía que tenía que ver con mi ser trans, más bien era parte de su personalidad. No los juzgo y conociendo sus historias los comprendo, aunque a veces pienso que sino hubiera tenido esta inteligencia emocional, podría haber terminado mal psicológicamente.
Desde hace un tiempo resolví el tema de conocer varones poniendo un aviso en mis redes para cruzarme sólo con turistas. Hasta el momento, me parece el mejor plan porque no sólo me pone a practicar ingles, sino que también encuentro mucha honestidad a la hora de que me digan lo que pretenden de mí. Estoy en ésta hasta que me enamore de alguien porque no descarto que aparezca un amor verdadero. Tengo mucho amor para dar, me gusta hacer el bien, potenciar, divertirme, estoy feliz con quien soy y con lo que conseguí.
Soy feliz con amigos y familia, pero también siento que un vínculo sexoafectivo es necesario en algún momento porque soy un ser sexual y está todo bien con mi círculo, ya que estoy rodeada de gente querid. Pero con ellos no puedo hacer las cosas que con un novio sí, como por ejemplo, tener sexo.
Tengo algún que otro enamorado, pero a mí no me sucede eso, no es recíproco y no hay nada de malo en eso. Simplemente, hasta el momento, no me pasó. Eso no significa que no la pase bien compartiendo un momento. Fui muy monógama, aunque algunas fantasías cumplimos con mi primer novio de ese momento. En general, me gusta ser mujer de un solo hombre. Mi sexualidad es amplia y necesito tener algo estable, pero hubo etapas en las que me focalicé sólo en el trabajo.
Ahora que soy conocida y por los tiempos que corren, no me da para estar viéndome con todos los que me escriben. Aparte, algunos se quieren encontrar conmigo, pero no hacen nada para que sea yo la que quiera conocerlos. Nunca usé aplicaciones porque me da fiaca y me parece un desgaste de energía. Tampoco suelo prestarle mucha atención a los mensajes de Instagram. Quien se quiera comunicar conmigo me manda un mail con alguna propuesta interesante y, si me copa, no tengo drama en generar el encuentro, pero también hay que decir que soy accesible, no fácil y me gustan los caballeros (se ríe).
- En tus trabajos algún enamorado habrás tenido...
- En general, en los trabajos, no suelo prestar atención. Te soy sincera, las veces que alguien se me insinuó me generó incomodidad. No me gusta la idea de mezclar. Prefiero que haga cosas diferentes a mí. Quizás es un prejuicio y debería abrirme un poco más. Tampoco nadie me llamó demasiado la atención. En este momento, la fragilidad del artista no me excita, pero eso puede cambiar y es lo bueno de la vida.
"A veces no me dan ganas de crear arte sobre el dolor trans"
- Participaste en diversos proyectos, como la conducción de "Alta Voz" en la TV Pública o tu papel de Vivianne en "División Palermo". ¿Creés que desde ese lugar estás dando esa batalla cultural?
- Agradezco mucho los proyectos en los que estoy y en los que me permiten hablar, ser yo, poder dar mi opinión, que me permitan dar una complejidad a esta imagen de chica trans. Nadie es tan sencillo, pero también pierdo muchas oportunidades porque a veces no me dan ganas de crear arte sobre el dolor trans.
Es tan cínica e infantil la manera que nos tratan. A veces pienso que, si volviese a empezar, no diría nada porque llega un momento que cansa que todo lo que haga sea sobre mi género. Hay cosas más interesantes, como mis amores, la muerte, mis inquietudes sobre el arte, las composiciones que me mueven, pero todo siempre se reduce a mi género y quieren que me comporte como una trans obediente. No estoy para eso. Mi vida es una vida de lucha, pero no sólo por conseguir algo, como fue en su momento la ley de Identidad de Género o el cupo laboral travesti trans. La lucha sirve para luchar y para la vida.
La opinión de Valeria Licciardi acerca de los discursos de odio
- ¿Qué tenés que decirle a las personas que difunden discursos de odio?
- Si te referís a la Terff (Trans Exclusinary Radical Feminista), el grupo de mujeres que se oponen a la inclusión de personas trans, me parecen muy peligrosas porque su fundamentalismo plantea que las personas trans somos hombres disfrazados de mujeres apropiándonos de las luchas de mujeres.
Me parece de los más riesgoso y que esas ideas le han generado mejores condiciones a la Libertad Avanza para poder legitimar discursos de odio en contra de la población LGBTIQ+. Esa idea de orden biológico establece lo que está bien y lo que está mal y creo que eso va en el camino del fascismo.
No podría sentarme a discutir con un libertario, primero porque se creen superiores, segundo porque es imposible y luego por una cuestión moral. Tengo mis límites: ni racistas, ni antisemitas y mucho menos transfóbicos merecen mi atención. Lo que sí es importante discutir entre los artistas es sobre la "batalla cutural. La cultura como transformador de la política, algo de lo que no escucho hablar a nadie.
Hay que recordar que en nuestro país los contenidos LGBTIQ+ están prohibidos. Desde que asumió Javier Milei, no están garantizadas las libertades democráticas. Prohibió el uso del lenguaje inclusivo y todo lo referente a perspectiva de género. Cerró el Ministerio de Genero y Diversidad. Esto es gravísimo y a nadie le importa discutir honestamente qué va a pasar con la Argentina, sino más bien de qué lado van a quedar parados cuando esto termine.
La cultura parece quedar en un segundo lugar, cuando no invertir en cultura es condenar a la sociedad al aburrimiento. Esto significa no proteger al ciudadano para que sus neuronas sigan reproduciéndose y no se queden ancladas en un nivel de invención empobrecido. Es curioso que desde el Estado usen la palabra adoctrinar cuando hablamos de cultura.
Creo que tenemos que empezar a pensar de qué manera contrastar estos discursos de odio y ver de qué modo hacemos una forma de vida que nos permita querernos, disfrutar, gozar, cuidarnos los unos a los otros. Ellos tienen discursos de odio, pero nosotros tenemos palabras de confirmación y vamos a pelear por nuestras existencias, como lo hicimos siempre las travetsis trans.
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