La reina Máxima asistió este martes 16 de mayo a la inauguración del renovado Van Gogh Village Museum, en Nuenen. Este espacio de arte exhibe la vida y obra del célebre pintor entre 1883 y 1885, período en el que pintó una cuarta parte de su obra.
En una mañana de clima primaveral, donde las temperaturas todavía obligan a llevar abrigo, la royal optó por prendas adecuadas para la ocasión, que eligió en dos colores neutros: el gris perla y el tostado. Uno frío y otro cálido, dando lugar a una combinación acertada, elegante y estilosa.
En gris llevó un vestido de mangas largas, a la rodilla, con volados en la parte superior, que se extendían en la falda y se repetían en las mangas.
Marcó la silueta con un cinturón de cuero color ocre, tono que se reiteraba en el escote y en el final de las mangas, con una guarda bordada.
El resto de los ítems de su look repetían el color de los detalles del vestido: tapado, stilettos de gamuza, clutch y capelina.
El truco de estilismo que potenció la elegancia del look de Máxima es cómo acomodó el tapado: lo llevó sobre los hombros y abierto. Además, el largo (midi) de esta prenda la hace más que apropiada para acoplarse con el del vestido, que es casi a la altura de la rodilla. Con esto, establece un juego de diferentes largos que es muy sentador: alarga el vestido (que ella luce con gracia) y lo vuelve un tanto más sobrio.
La elección de las joyas acompañó el sentido cromático del look: en ocres y bronces, para sumarse con sentido al resto de los ítems.