Durante mucho tiempo padecimos la mirada de los otros, nos preocupamos por cómo se veía nuestro cuerpo y perseguimos un ideal de belleza que dista mucho de la realidad. Agustina Murcho es licenciada en Nutrición y especialista en trastornos de la alimentación, y Daniela Aza es licenciada en Comunicación Social y referente en discapacidad y diversidad: conversamos con ella sobre la imagen hegemónica que por años nos persiguió y tanto mal nos hizo, la importancia de revalorizar nuestra autoestima, la relación con la comida y cómo puede afectar la mirada ajena en el cuerpo del otro.
"Comer y disfrutar es humano y nadie debería sentir culpa por hacerlo"
"En las redes sociales hay muchas cosas que no son reales. Se usan filtros, las posiciones en las que uno se saca las fotos influye en cómo sale, hay manipulación para eliminar lo que sea. Nos muestran imágenes que no son reales, y eso a una persona con baja autoestima que tiende a querer copiar otro cuerpo, le afecta", comienza a decir Agustina Murcho.
"En parte gracias al movimiento que construimos muchas de nosotras que a partir de nuestras profesiones o experiencias nos animamos a cuestionarlos. Sin embargo, nos falta mucho porque aún siguen prevaleciendo modelos e ideales de cuerpo que hacen que muchas mujeres, y sobre todo adolescentes, no puedan construir una autoestima positiva", agrega Daniela Aza.
Y también habla de las redes sociales: "Estos estereotipos están en todos lados hasta en los filtros que se hacen virales por ejemplo desde Tik Tok que promueven cuerpos y características irreales. Todo lo que se encuentre fuera de esto, es considerado “anormal” y hasta muchas veces estigmatizado por no cumplir con esos parámetros", dice.
Y estas cuestiones hacen mella en la alimentación. "Hay tanta desinformación, tanta demonización de alimentos, miles de dietas dando vueltas, que hace que las personas ya hasta tengan miedo a comer", advierte Murcho. Aunque aclara que "es necesario saber que no todo el mundo desarrolla trastornos alimentarios. Todo depende de cómo fue la historia de vida de la persona, su personalidad, autoestima, capacidad de resolución de problemas, tolerancia a la frustración, problemas familiares, si hubo eventos traumáticos, la neurobiología de la persona, entre otros".
"Desde mi enfoque, una persona puede empezar a tener una relación más sana con su cuerpo si no restringe alimentos o se expone a dietas restrictivas. Cuando una persona empieza una dieta, sea por el motivo que sea, es muy probable que la relación con la comida cambie. No hay persona que tenga mala relación con la comida sin antes haber empezado una restricción. Las personas que nunca hicieron dieta tienen un cerebro que no conocen lo que es la restricción alimentaria. Pero las dietas hacen que la persona empiece a tener mala relación con la comida porque empieza a dividir los alimentos en buenos y malos, les da culpa, les da miedo engordar entonces se le pone un significado bastante negativo a ciertos alimentos", sintetiza Murcho.
"Creo que muchas veces asumimos que podemos opinar o comentar sobre la otra persona sin siquiera conocer el contexto o su historia porque vivimos en una sociedad cada vez más “opinóloga”, esto es, nos invitan todo el tiempo al feedback desde los medios de comunicación, sobre todo las redes sociales. Como comunicadora, creo que tiene que ver con que vivimos en una sociedad que está permanentemente en interacción y eso hace que todos sintamos que necesitan de nuestro feedback. Si esto le sumas la falta de educación, los medios de comunicación que generan contenido superficial invitando también a la opinión sobre otros/as o contribuyendo a reproducir los estereotipos de belleza, es una mezcla muy explosiva", comenta Aza.
Y suma: "También de alguna manera creemos que todo es manipulable, incluso las personas, entonces queremos que los demás hagan o sean como queremos nosotros muchas veces porque proyectamos inseguridades o no nos gusta ver que la otra persona puede ser libre de decidir, de actuar y de ser entonces generamos cierta “jaula” con esos comentarios para no permitirle esa libertad".
"La discapacidad sigue quedando y permaneciendo fuera de la diversidad porque se sigue concibiendo como 'una falla"
"Creo que muchas veces asumimos que podemos opinar o comentar sobre la otra persona sin siquiera conocer el contexto o su historia porque vivimos en una sociedad cada vez más “opinóloga”, esto es, nos invitan todo el tiempo al feedback desde los medios de comunicación, sobre todo las redes sociales. Como comunicadora, creo que tiene que ver con que vivimos en una sociedad que está permanentemente en interacción y eso hace que todos sintamos que necesitan de nuestro feedback", señala Daniela.
"Si esto le sumás la falta de educación, los medios de comunicación que generan contenido superficial invitando también a la opinión sobre otros/as o contribuyendo a reproducir los estereotipos de belleza, es una mezcla muy explosiva. También de alguna manera creemos que todo es manipulable, incluso las personas, entonces queremos que los demás hagan o sean como queremos nosotros muchas veces porque proyectamos inseguridades o no nos gusta ver que la otra persona puede ser libre de decidir, de actuar y de ser entonces generamos cierta “jaula” con esos comentarios para no permitirle esa libertad", argumenta la comunicadora social.
"En el caso de los trastornos alimentarios, no solamente hay restricciones, también hay compulsiones, métodos compensatorios, etc. No se da igual en todas las personas. Pero sí hay algo en común: la comida es una amenaza", sostiene Agustina.
"Para la mente de una persona con trastornos alimentarios, la comida genera miedo, ansiedad y culpa. La culpa es aprendida, nadie nació con culpa a comer, sino que es algo que se aprende durante la vida porque nos lo enseñaron. Se cree que comer esta mal, que comer es un delito, que no podemos disfrutar de lo que nos gusta, por lo tanto, al hacerlo, sentimos que estamos transgrediendo, cuando no es así. Comer y disfrutar es humano y nadie debería sentir culpa por hacerlo", explica la experta en nutrición.
Para ella, la disconformidad y el rechazo a nuestro cuerpo es algo que se construye desde que nacemos: "Nadie nace odiando su cuerpo. Si nos criamos en un entorno donde la delgadez es "lo mejor", donde hay cultura de dieta y si sufrimos bullying en la escuela o en el entorno familiar, se hacen comentarios relacionados al cuerpo, y si además uno tiene una personalidad y una estructura cerebral para desarrollar un trastorno alimentario, seguramente se desarrolle".
Y Daniela advierte: "Hoy en día, la discapacidad sigue quedando y permaneciendo fuera de la diversidad porque se sigue concibiendo como “una falla”, o “algo malo”, algo que “no tiene belleza” y por eso se sigue perpetuando el bullying, acoso o burlas a niños y niñas que tienen algún tipo de condición. Lamentablemente sigue sucediendo".
Qué podemos hacer
Cuando hay un trastorno de alimentación, Agustina responde que "Lo que sí "se aconseja es que se haga tratamiento con un equipo interdisciplinario especializado para salir adelante, y a medida que avanza el tratamiento, se irá trabajando sobre la imagen corporal y relación con la comida, haciendo que esto mejore".
Daniela por su lado, nos llama a reflexionar sobre el rol de los medios en estas cuestiones. "Los medios muchas veces no quieren asumir la responsabilidad que tienen en educar y visibilizar. Siguen perpetuando y reproduciendo los estereotipos y por otro lado no se cuestiona o no se deconstruye. Se sigue hablando de “la más linda” o “el mejor cuerpo” en lugar de promover la auto-aceptación y la diversidad".
Y comenta que "en lo que respecta a discapacidad solamente se atiende a historias personales para hacernos de “héroes” o tenernos lástima pero no se educa sobre la importancia de la inclusión, hablar en casa de discapacidad, nuestros derechos".
"Los medios deberían capacitarse y formarse más, llamar a más personas involucradas con las problemáticas no solamente a famosos o celebrities, generar más espacios educativos, más noticias reales del común de la gente. Es con esos tipos de mensajes que las personas se identifican y representan", cierra Daniela.