El próximo 27 de marzo se realizará la ceremonia de entrega de los premios Oscars y las nominaciones permanecerán en secreto hasta el martes 8 de febrero, que serán oficialmente anunciadas.
Mientras tanto, hay preparativos que se encuentran en marcha hace meses para que todo salga impecable y los expertos en Hollywood ya aventuran cómo estarán conformadas las exclusivas listas de invitados. No hay dudas que entre los convocados estarán los duques de Sussex, asentados en el territorio norteamericano hace más de una año.
Pero, al parecer, el evento ya estaría trayendo discrepancias entre la pareja. Es más, The Sun publicó un artículo que asegura que el príncipe Harry "ni siquiera piensa en la posibilidad" de asistir al evento y tiene un motivo más que contundente: después de haber visto Spencer, la película dirigida por Pablo Larraín, quedó muy afectado emocionalmente.
Su protagonista, Kristen Stewart, hizo una brillante interpretación de Lady Di, por lo que se perfila como una firme candidata a ser nominada como Mejor Actriz y Harry no tiene ganas de cruzársela durante la ceremonia, según un artículo publicado por el periódico británico.
Quien piensa de otra manera es su esposa, Meghan Markle, quien siente muchas ganas de volver a codearse con sus colegas del mundo del espectáculo. Es que los Sussex, quienes residen en una mansión en Montecito, California, son invitados generalmente a todos los grandes eventos, por lo que su participación a la entrega de la estatuilla más codiciada en el mundo del cine es casi un hecho.
Por su parte, Meghan quiere reencontrarse con sus amigos de la farándula hollywoodense. Antes de casarse con Harry, recordemos que fue una de las protagonistas de la aclamada serie Suits.
Según fuentes cercanas a la pareja que fueron consultados por el sitio "¡OK! USA", Meghan cree que pueden ignorar a la actriz aunque "Harry no es alguien que pueda fingir y sus nervios todavía están en carne viva".
La historia que se cuenta en Spencer abarca un fin de semana de 1991, cuando Diana y Carlos estaban en Sandringham para Navidad y surgían las especulaciones de que su matrimonio había terminado. Dentro de la película, Lady Di alucina, se autoflagela y plantea la opción de quitarse la vida.