Noel de Castro es una joven salteña de 26 años que actualmente vive en los Estados Unidos y trabaja en la NASA. Desde chica, sueña con ser astronauta y conocer la Luna. Además, estudió ingeniería química en la UBA e ingeniería biomédica en la Universidad de Favaloro.
Aplicó al Instituto de Tecnología de Florida, donde fue aceptada en diciembre del año pasado, el cual tiene un convenio con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio. Asimismo, allí, cumple sus sueños actualmente.
Además, forma parte del Project Possum, un proyecto que estudia los cambios de la atmósfera. "Ya se hizo el primer viaje con una empresa que se llama Virgin Galactic. Ellos ya hicieron el primer viaje al espacio, que duró alrededor de dos días. Fue ir y volver básicamente. Y, ya empezaron a tener la primera recolección de datos", explicó Noel en exclusiva con "Para Ti".
Noel de Castro sueña con ser astronauta y conocer la Luna
- ¿Siempre fue tu sueño ser astronauta?
- Sí, desde chiquita. Veía muchas películas sobre el espacio y siempre me llamaba la atención lo que era la astrología. Fui por el lado de la física. Hoy en día, doy clases de física cuántica en la Universidad de Favaloro. Además, mi papá es ingeniero, así que me motivó por el lado de los números y después empecé mi carrera como ingeniera química en la UBA.
Luego, conocí la de ingeniería biomédica y decidí cambiarme, sin saber realmente si me iba a gustar, pero me encantó. Estuve muy feliz de haberlo hecho y uno, cuando va creciendo, en parte se va olvidando de esos sueños que parecen difíciles o lejanos, como llegar a ser astronauta, pero ese es mi sueño más grande. Me encantaría conocer la Luna u otro planeta.
- ¿Cómo llegaste al Instituto de Tecnología de Florida?
- Primero, hice un curso de gestión en el Kennedy Space Center en el 2022, y ahí fue cuando me empecé a meter mucho en lo que era el rubro del espacio. Allí, encontré este instituto internacional de ciencias astronáuticas y apliqué. Lo hice por la página web y tardaron casi tres meses en contestarme.
Estaba con los nervios de punta, todos los días soñaba con que me llegaba la aprobación, hasta que, en diciembre del año pasado, la recibí. Sin embargo, hubo un momento en el que yo ya le decía a mi esposo, Lucas: "Ya está, no pasó nada, voy a intentar aplicar en otro lado". A la par, nos habían rechazado la visa, por lo que seguí buscando otros lugares para inscribirme y continué estudiando, porque te piden otros exámenes para entrar, como el el TOEFL, para ver tu nivel de inglés.
Y, finalmente, en diciembre, me llegó el mail, donde me decían que había sido aceptada y que era una candidatas para el proyecto PoSSUM, que es lo que está trabajando ahora el instituto.
- ¿De qué trata el proyecto?
- Hoy en día, se están estudiando los cambios en la atmósfera, las modificaciones del clima, qué está pasando en la Tierra y cómo está afectando todo eso. Obviamente que una misión al espacio como la que tiene el proyecto presenta varias aristas, por lo que no es que únicamente va a ir alguien que es especializada en atmósfera, sino que hay muchas ramas, como, por ejemplo, la mía, que es la de bioastronauta, donde vemos todo lo que son los equipamientos médicos, como los trajes espaciales. También, tenés biólogos, tenés pilotos, tenés ingenieros de vuelo, entre otros.
- ¿Y ya han llegado a un primer resultado?
- Ya se hizo el primer viaje con una empresa que se llama Virgin Galactic. Ellos ya hicieron el primer viaje al espacio, que duró alrededor de dos días. Fue ir y volver básicamente. Y, ya empezaron a tener la primera recolección de datos. Yo recién empiezo, tengo ocho materias de bioastronáutica, ya terminé la primera y voy a tener que presentar una tesis al final de todo el curso.
- ¿Y ya sabes qué vas a hacer a la tesis?
- No, todavía no. Pero, ya voy a encontrar en qué involucrarme. Me gusta mucho la parte de cardiología y neurología, así que probablemente siga esos dos caminos. Además, ahora estoy por entrar al máster en lo que es ciencias astronáuticas y capacitándome como piloto de avión.
- ¿Cómo entraste a la NASA?
- El instituto de Florida tiene convenio con la NASA, por lo que una vez que yo ya terminé todos mis estudios, puedé aplicar a misiones. La idea es que vos por lo menos apliques a una.
A mí como bioastronauta me dan cinco tareas que tengo que hacer en el espacio, por ejemplo, cambiar filtros del sistema de oxigenación en la estación espacial, revisar trajes espaciales, entre otras; y yo entre cinco a diez años voy a estar entrenando para esas cinco misiones. Y recién ahí puedo ir.
La idea es que realmente puedas hacer tu tarea hasta con los ojos cerrados, ya que vas a pasar por un momento de mucho estrés físico y mental, por lo que tenés que estar 100% preparado. Es bastante pesado el camino, pero está bueno, es divertido y hay que disfrutarlo.
- ¿Vos lo disfrutás?
- Sí, re, me encanta. Me divierto mucho.
- ¿Cómo es trabajar día a día en la NASA?
- Primero, mucho estudio, mucha investigación, hay que leer, hay que informarse, hay que hablar con otras personas y hay que aprender a conectar ellos.
A su vez, muchos no estudian lo mismo que vos o no tienen tu misma profesión. Entonces, es preparate para poder relacionarte con aquellos donde hay cierta diferencia. Yo no voy a hablar lo mismo con un biólogo porque no sé nada de biología y él no va a entender nada si yo le hablo de una placa electrónica. Hay mucha gestión de tiempo, de procesos, de nutrición, hidratación, descanso y entrenamiento físico.
- ¿Tuviste que cambiar demasiado tu vida para adaptarla a la de la NASA?
- Sí. Más que nada por la hidratación, ya que es lo más importante, y después los entrenamientos. Los que hice esta semana fueron de hipoxia y de vuelo con fuerza G. Es un entrenamiento para ver cómo reacciona tu cuerpo frente a distintos niveles de estrés. Por ejemplo, el de fuerza G consiste en subir a un avión y subir 5 veces tu peso.
Y, en ese caso, en el avión, vas haciendo piruetas, distintas maniobras, inclusive llegas a cero de gravedad y menos aún también. Ahí, vas aprendiendo a identificar cómo reacciona tu cuerpo y a generar resistencia.
- ¿Y qué cómo ha ido reaccionando tu cuerpo?
- La primera vez que me subí, reaccioné bien durante el entrenamiento, pero, cuando me bajé del avión, vomité todo. Pero, uno va generando resistencia de a poco. Los síntomas son progresivos, entonces realmente vos no te das cuenta de ellos, aunque la idea es que aprendas a reconocerlos.
A mí me pasó que ya tenía 63% de oxígeno en sangre y lo normal es por arriba de 90. Por lo que, empecé a ver en blanco y negro, la vista no era panorámica, sino como si tuviese dos visores en los ojos, mucho calor, me sentía apagada, pero, cuando me dijeron en la torre de control, ponete la máscara de oxígeno para volver a estar normal, volví a ver de forma panorámica los colores. Recién ahí me di cuenta de que estaba perdiendo la visión.
- ¿Vivís dentro del campus de la NASA con tu marido?
- No. Podés hacerlo, pero en mi caso, decidimos rentar en otro lado.
- ¿Tu esposo es argentino o estadounidense?
- Mi esposo es salteño. Nos casamos jóvenes justamente para que nos podamos ir a Estados Unidos, ya que era más simple el tema de papeles.
- ¿Y tenés tiempo para dedicarte tiempo a vos misma?
- Sí. Tengo tiempo para estar con mi esposo, con mi familia, con mis amigos y es necesario también. Entro a las 8 de la mañana y salgo entre las 6 y las 7 de la tarde todos los días. Además, hay días que me dedico a estudiar a la tarde-noche, y hay otros donde voy al hacer las compras o me lo dedico para mí.
- ¿Y qué requisitos tenés que cumplir para entrar a la NASA?
- Estar en el ambiente STEM, que se centra en lo que es ciencia, ingeniería e inglés. También, tenés que rendir los exámenes de idioma y tener un perfil que apunte a lo que mismo que señalamos todos en la NASA, que es ser perseverante, constante y trabajar en equipo, pero la verdad no es que hay algo en particular que yo tenga que digas: "Bueno, sí. Esta chica es la que va". Todos pueden hacerlo. No hay nada que no esté al alcance de todos.
- ¿Y qué dejaste en Salta?
- Por suerte, vine con mi marido, pero dejé a mi familia, a mis amigos, a mis compañeros de trabajo. Aunque, vuelvo bastante seguido. Obviamente, lo que más me duele es dejar a mi familia, a mis abuelos, a mi gata, pero ya me la voy a llevar. Hay que acomodarse un poquito y me la voy a poder traer.
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