Muchas personas asocian una alimentación saludable con dietas restrictivas. Existe una creencia muy arraigada por la cual pareciera que comer sano implica renunciar a todos los placeres de la comida. Nada más equivocado.
Desde pequeños establecemos una conexión emocional con alimentos, contextos o comidas. La manera en que operan estos circuitos placer-recompensa en nuestro cerebro, depende básicamente de cómo se haya establecido esa conexión. Es un aprendizaje que siempre sucede y se asocia a nuestro instinto de supervivencia. Desde el nacimiento mismo, por instinto, el bebé busca la teta y establece una conexión emocional con su mamá. Esto seguirá sucediendo a lo largo de la vida.
Esa conexión emocional con los alimentos también nos reúne en torno a la mesa y nos permite disfrutar en familia y con amigos en el contexto de una comida. Son momentos placenteros, donde conectamos con la celebración y el disfrute, momentos que nos hacen bien.
Comer sano sin reprimir los deseos
Si bien una alimentación saludable requiere de cierto orden y organización, comer saludable también implica darse gustos. Todo tiene un tiempo bajo el sol, así como existen momentos de actividad y reposo, así como existe el día y la noche, también ese sano equilibrio, ese juego de opuestos complementarios puede darse en nuestra alimentación, sin que por ello debamos sentirnos culpables por "haber transgredido la norma".
Como dice un refrán, "Lo que resistes, persiste". A veces, cuando más reprimimos ese deseo de darnos un gusto, cuanto más nos desconectamos de ese placer en relación a la comida, no solo el disfrute se restringe, también nuestro organismo se estresa terriblemente.
Nuestro cerebro enciende una alarma y se activa el "modo supervivencia". Esto no solo nos pone de mal humor y es estresante, también resulta una muy mala estrategia para sostener un cambio de hábitos. Entonces, al reprimir por días nuestro impulso por comer una porción de nuestra torta preferida, terminamos comiéndonos compulsivamente la torta entera un día que estábamos cansados, tristes o ansiosos.
La clave está en planificar
Por eso, la clave está en planificar. Planificar los permitidos, en el contexto de la alimentación adecuada, es una estrategia necesaria. Incluso, es una de las claves para sostener una alimentación saludable en el tiempo, sin llegar a fracasar en el intento.
Planificar también se asocia a una alimentación consciente. "Como sano porque lo elijo, pero también elijo darme un permitido". Este simple hecho de reconocer aquello que elegimos conscientemente, nos da gobierno sobre nuestras decisiones. De manera que el hecho de comer esa torta que tanto nos gusta, deja de ser una actitud compulsiva que genera culpa, y pasa a ser una decisión que tomamos y planificamos conscientemente. Soltar la represión y el control, para empezar a realizar elecciones conscientes.
El consumo consciente es la clave de una alimentación saludable, la cual no tiene nada que ver con dietas restrictivas o extremas. Es empezar a conectar con los alimentos desde otra perspectiva, cuidando nuestra alimentación, sin perder esos "pequeños grandes placeres de la vida".
Asesoramiento: Roxana Anahí Timo, médica (M.N. 88.956). Health Coach @dra.anahitimo