Publicista, empresaria. Fue periodista y tiene la ilusión de convertirse en escritora. Paula Mandraccio es muchas cosas pero sigue en la búsqueda constante y fluye en su vida, en su trabajo y también en su manera de expresarse.
Actualmente directora de Bra, la agencia que ella misma creó dedicada a la construcción de líderes positivos que encabeza desde USA y para el mundo. En voz baja comparte que ya gestó "otra cosa" y que está viendo cómo le dará forma. Pronta a emprender un viaje por Europa, donde pretende clavar la piedra fundamental de su expansión.
Tiene un manera muy gráfica -hasta literaria- de dar ejemplos, aunque también acude al lunfardo. Una conocedora de las palabras (afirma ser curiosa de su etimología) porque, advierte "los que trabajamos en con la comunicación tenemos que ser cuidadosos".
Usa todos los recursos de los que dispone para abrirse en Las Elegidas y contar cómo comenzó para ella este camino profesional que, a fuerza de prueba y error, conjugó con su vida personal. Fue mamá por primera vez siendo muy joven y, a sus 43, tiene tres hijas: Jose (19), Albi (16) y Margarita (11) y así define la maternidad: "Es un quilombo... Soy una mamá bastante especial, le tendrías que preguntar a las chicas porque sé que ellas me padecen... No te voy a contestar políticamente correcto ni decirte que estoy esa mamá que está todo el tiempo... soy de las que llegan quemada la noche y piden delivery", reconoce.
"Jose, la de 19 me dice 'mamá tiene que ir al súper' o sea, no, no puedo. Tengo la líbido puesta en varias cosas. Lo que sí me pasa es que creo que ser mamá es también dejarles un mundo mejor. Yo ya sé que son chicas con un montón de necesidades satisfechas: tienen una casa, se bañan dos veces por día, tienen su club, van un buen colegio, hay cosas que no le van a pasar".
"Y yo soy una mujer de 43 años que tiene un rol -que un poco me gané, pero otro por poco, de suerte- que tiene que ver con poder sentarme al lado de gente que toma decisiones y poder decirle cosas. Y a mí me parece que no hay mucho más tiempo en este mundo para poder cambiar las cosas, entonces uso ese espacio con mucha ansiedad y mucho compromiso".
Paula se refiere a la complejidad del mundo que habitamos, a los temas que ya no se pueden postergar: "Con una agenda 2030, con el impacto climático, con un espectro geopolítico muy complejo, inmersos en una postverdad en donde -de alguna manera- hay palabras que son muy sagradas pero que están vacías. Hay un montón de cosas que pasan que para mí son urgentes, y entonces me ocupa mucho eso, y creo que las chicas lo saben. Y, como lo saben y lo sienten, y me ven todos los días, están orgullosas".
Como tantas mujeres, Paula Mandraccio delega en un gran equipo ciertos quehaceres relacionados con la vida cotidiana que colabora con lo que necesitan sus hijas. "Tengo equipo que ayuda con su comida, su papá es un increíble tipo que está todo el tiempo ayudando más en lo cotidiano. Yo estoy en lo cotidiano, pero siempre a un metro del suelo, lamentablemente es eso, a veces demanda reclamos pero bueno, hay mamás que son somos a un metro, no a 10 centímetros. Las amo, estoy con ellas siempre, me enseñan un montón las tres. Son la razón por la cual hago todo" y reconoce que "de alguna manera, ellas también me la hacen fácil, son increíbles y son compañeras. Porque vienen con unas preguntas y unas necesidades que, de alguna manera, me van marcando si el camino es o no es".
Alzar una voz de mujer: ¿verdad o reto?
Hablar, tomar decisiones, coordinar equipos. Algunas de las tareas que las líderes han tenido que ejercer en un contexto adverso. "Siempre, yo creo que el machismo nos hace mal a todos, no solamente a las mujeres", admite Paula Mandraccio.
Aunque también reconoce que el contexto tuvo mucho que ver con la proliferación de estos pensamientos: "Creo que hay un machismo tóxico que los obliga a los hombres a tener respuestas, a ser viriles, a tener plata, a ser performáticos, a un montón de cosas que también les resulta difícil alcanzar del lado de ellos".
Animarse a buscar lugar puede tener sus consecuencias: "El poder, la plata -y hasta te diría, la verdad- son tres banderitas que han quedado al lado de los hombres. Entonces, cuando una se va metiendo en lugares.. o 'sos ambiciosa', o 'sos metida', o 'sos inquieta', o 'hacés olas'. Entonces, te tenés que fumar un poco algunas cuestiones".
¿Y cómo te las pudiste arreglar pese a las resistencias que podían aparecer?
-Lo que pasa es que cuando vos sos íntegra y hacés las cosas desde un lugar puro y, quizás, ingenua, se pueden quedar con tu vulnerabilidad un ratito... pero después hay algo que se va cayendo, que tiene que ver con desde dónde vos hacés las cosas. Y ahí medio como que estás angelada: no hay nada que te pueda atar.
Paula actúa desde sus propias convicciones, por eso dice: "Yo soy una chica que hace lo que hace porque cree en eso, porque también me enseñaron eso mis papás y porque lo veo en las chicas, entonces sí es difícil. He soportado un montón de cosas y, de hecho, tuve que armar mi agencia yéndome de una multinacional donde a donde también las cosas eran más difíciles. Pero ningún camino nuevo es fácil".
¿En qué momento de tu vida vos te diste cuenta de qué camino querías recorrer?
-De chica me di cuenta de que quería vivir de las ideas y sabía bien cómo ni qué hacer, siempre la palabra y la escritura fueron mi manera de sublimar. Hay un libro de Rosa Montero que se llama "El peligro de estar cuerda" (que estaría bueno lean), que tiene que ver con la necesidad que tiene el escritor de escribir, y uno se va descubriendo con el tiempo, entonces para mí la palabra siempre fue una herramienta.
Y, remarca: "No sé si supe, yo fui mamá muy chica y cuando tuve que hacer algo con eso le rompí mucho las pelotas a Ana Torrejón, que es alguien que a mí me ayudó y todavía hoy es una persona que me emociona mucho por su rectitud, por su don de gente. Y me dio un espacio en Elle y empecé ahí a escribir y a tratar de poner mi registro, me fui armando, me di cuenta que en la editorial había poca plata y que me tenía que trasladar a otros lugares, que yo usaba mucho la metáfora. Entonces que el mundo de la Publicidad me podía abrir camino, y ahí le fui dando. Después se me ocurrió este delirio de armarme sola y me convertí en una especie de empresaria sin serlo".
Hay equipo: la importancia de los vínculos de calidad
Paula se reconoce como una persona convocante que, en muchas ocasiones, estuvo rodeada de equipos numerosos. De trabajo, de familia, amigos. Hoy valora la calidad y profundidad de los lazos, sobre todo a la hora de generarlos desde la verdad y la confianza. "Tener la confianza de sentir que alguien no te va a dejar o no te va a dejar de querer porque estás mostrando que te estás mintiendo y al otro eso le da ternura -y te quiere abrazar igual- eso es puro éxito y se logra con tiempo, y en un equipo chico, que tenga intimidad exacto. Nadie puede amar lo que no conoce y eso es re lindo también".
Darle entidad a nuestra voz interior
Paula pone en valor la importancia del propósito. No meramente como un objetivo, sino desde el lado de esa fuerza interior que nos interpela, que a veces escuchamos y nos animamos a cambiar pero que, en ocasiones, acallamos. Por miedo, por prejuicio. Y nos estancamos, nos frustramos.
"A veces uno cree que sabe cómo lograr lo que quiere y puede no ser así: ¿Por qué estás haciendo esto?, ¿Porque te enamoraste?, ¿Porque querés más plata?, ¿Porque estás haciendo un duelo?, ¿Porque querés cambiar?, ¿Porque te gustaría mostrarte que podés?. Contame la verdad y vamos viendo cómo armamos eso. Y en eso, no sé entra la palabra 'negocio', pero 'propósito' entra a fondo".
"Escuchar esa voz interna que tenemos, que a veces aparece antes de quedarnos dormidas, ¡escuchala!, pero hay que darle", enfatiza su idea.
Y nos insta a buscar y a preguntarnos: "¿Dónde está ese movimiento que yo tengo que hacer para que el de arriba diga: 'ahora sí voy a soplar'? pero hay un movimiento inicial que se escucha, y eso también se ejercita. Por eso a mí me gusta el tema del diseño de futuros. Si yo pregunto dónde vas a estar en cinco años, hay gente que sabe 'yo voy a estar'. Pero hay gente que no se anima a soñar, que le parece un problema si yo le hago esa pregunta. Porque, o repetís y el mandato te comió. Y si sos creador, la vas a pasar mal porque te tenés que convertir en ese tipo que tiene que poder habilitar y para eso te tenés que transformar. Sin miedo a no saber lo que uno no sabe, es lo más hermoso del mundo decir 'no sé'".
Ph: Diego García @fotos_diego
Video: Candela Petech @ph.candela
Edición de video: Rocío Bustos
Producción: Lucila Subiza @lucilasubiza
Total look: Valentina Karnoubi @valentina.karnoubi
Esta producción se realizo en CASA VIDA en Palermo.