Lindsay Dewey y su familia vivieron una tragedia hace pocas semanas. Mamá de tres niños, en febrero su pequeño Reed, de casi dos años, fue víctima de un accidente casero impensado, cuando un espejo se le cayó encima.
El pequeño estaba jugando con una taza con ventosa, pegándola al espejo y tirando para despegarla cuando se le vino encima, tal como relata su mamá en sus posteos de Instagram.
Como mencionó en su publicación, Dewey no sabía que estaba usando el tazón como juguete, ya que lo había visto por última vez jugando con fichas magnéticas. La mujer estaba a solo tres metros de su hijo en ese momento, preparando la cena en otra habitación. Solo se dio cuenta de su proximidad al espejo cuando lo oyó caerse.
A pesar del gran peso del espejo, Dewey logró levantarlo de Reed en cinco segundos. "Cuando sucedió al principio, estaba tan confundida sobre cómo pasó... Nuestros hijos no tienen la fuerza suficiente para mover el espejo, y mucho menos para bajarlo. Y como lo sabíamos, no sentíamos la urgencia de sujetarlo. Parecía imposible que se cayera sin motivo alguno, considerando su ubicación y peso", escribió.
"Pero cuando lo recogí y lo apoyé en la pared, me di cuenta de que su plato estaba pegado... Descubrí EXACTAMENTE cómo sucedió".
También comentó que es una madre particularmente protectora, con seguros para niños en ventanas, puertas, portones, enchufes y demás, y anclajes en artículos como cómodas y arcones. El espejo que mató a su hijo incluso se sostenía regularmente con una silla delante, aunque acababan de cambiar los muebles de lugar para limpiar después de que su perro orinara en la alfombra.

"Hubo tantos detalles que condujeron a que esto fuera una tormenta perfecta. En definitiva, un accidente trágico e inesperado. De algo que jamás podremos recuperar", dijo Dewey.
Reed fue trasladado de urgencia al hospital, donde entró en coma debido a sus heridas. Como explicó su madre en Instagram Stories, tenía limitada la respuesta pupilar, la autonomía respiratoria y la funcionalidad cerebral debido a la inflamación. Días después, los médicos determinaron que Reed tenía muerte cerebral, y Dewey informó que los órganos del niño fueron donados a cinco receptores".

"Me he estado diciendo: 'Si no consigue su milagro, se convertirá en uno', y eso es lo único que me ayuda a superarlo. Aunque no se salvó, está salvando vidas", escribió Dewey en su emotiva publicación del 21 de febrero.
"El peor día de nuestras vidas se convirtió en el mejor día de alguien más, y por eso estaré eternamente agradecida por nuestro pequeño héroe. Eres el milagro de alguien, Reed Michael. El milagro de cinco niños pequeños, para ser exactos. No podía dejar de pensar en las familias que recibieron la mejor llamada de su vida, su oración contestada. Aunque esto no sea justo en ningún sentido, estamos muy orgullosos de ti", agregó.
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