El próximo 1º de abril Pilar Sordo inaugura su gira por Argentina, en el marco de la serie de conferencias que estará presentando en varias ciudades, Exponencialmente Consciente.
Las conferencias tienen una primera y una segunda parte, en las que la reconocida psicóloga y conferencista nos invita a reflexionar sobre los desafíos de la vida moderna y cómo alcanzar un equilibrio entre la razón, las emociones y la espiritualidad.
Con un enfoque cercano, profundo y con el característico humor de Pilar Sordo, esta experiencia ofrece herramientas concretas para el autoconocimiento, la gestión emocional y el liderazgo consciente.
Ella misma, en diálogo con Para Ti, habla de su entusiasmo antes de comenzar con este recorrido por diferentes escenarios, que la llevarán a muchos encuentros con el público argentino: "Es muy agradable poder exponer mis estudios de campo en un pueblo culto. Ustedes son un pueblo culto psicológicamente y eso le da esa cosa de la carcajada desbordante o de la lágrima, dependiendo de cómo vaya circulando en los distintos temas".

Con respecto a la gira, expresó: "Me una expectativa ansiosa de ver esos lugares, siempre llenos de gente esperándome con un cariño increíble, con la intensidad que los caracteriza a ustedes".
Y reveló que es consciente que se enfrentará a un "dilema": "Y ¡voy a comer rico!... Hay que 'pelear' con las harinas, porque yo no como harinas ni azúcares. Y cada vez que llego a Argentina me inyectan en el dulce de leche, la panera, cosas que yo acá no como hace un montón de tiempo. Pero en Argentina no puedo evitarlo, entonces nada, hay que saberlo negociar... junto con los malbec".
"Me pone muy contenta poderles contar mis delirios y mis desvelos de tanto estudio, de tanto grupo de trabajo, de tanta encuesta, tanta cosa, y de poderla traducir en una hora y media, dos horas, que sean entretenidas. Porque además la gente se ríe un montón, pero que también se lleve material para la casa. Siempre es un desafío maravilloso".
-Desde qué lugar pensaste la temática de esta conferencia, ¿por qué quisiste traer esto en este momento?
-Afortunadamente, y esto no solo lo digo en relación a Argentina, sino sobre el mundo hispano (que es mi casa de estudio), el tema de la salud mental cada vez se está hablando más o pasa a ser muy importante.
Cada vez escuchamos más a deportistas que dejan su tema competitivo porque quieren descansar o una cantante que suspende un concierto porque no se siente bien. Como haciendo caso a que ya no necesariamente hay que suspender algo por un tema físico, sino que lo mental está adquiriendo importancia.
Hace ya 4 años, cuando terminó la pandemia (y lo señalo porque me parece que fue un punto de inflexión en relación a este tema, del cual todavía creo que muchos sectores de la sociedad no se lograron reponer), me empecé a preguntar de qué dependía nuestra salud mental.
Y entendiendo que vivimos en mundos cada vez más caóticos, donde pasan cosas que son impredecibles, como lo de Bahía Blanca. Aquella inundación es como una gran metáfora, por lo menos para mí como psicóloga, porque tiene mucho que ver con lo que yo veo en los procesos psicológicos: cosas muy intensas en corto tiempo, como la lluvia.
Crisis matrimoniales que aparecen de repente, cuando ayer estaba muy bien. Y, en pocos días se desarmó todo, aparece como esa sensación de sorpresa, donde todo parece "desbordado".
Me parecía interesante preguntarme, junto con la gente que me acompaña y que delira con mis locuras, qué pasaba con la salud mental.
Ahí hay un viaje que es el que yo hago en Exponencialmente Consciente, que parto mostrando errores o distintos tipos de aciertos o tentativas que tuve, hasta llegar al concepto que es el diálogo interno, y que dependiendo de cómo esté eso, determinaría mi salud mental. Independientemente de lo que esté pasando fuera. Logro probar que mi forma de relacionarme con lo de afuera depende de cómo me hablo a mí misma.
La segunda tanda de charlas, que parten en junio, se llaman Dime cómo te hablas y te diré cuánto te quieres. Tras haber descubierto que el diálogo interno es lo más importante, ¿Cómo lo reconozco, cómo lo trabajo y cómo lo cambio cuando es negativo? En eso consiste la segunda tanda de encuentros que voy a tener con ustedes.

Volver a aprender cómo vivir
Pilar Sordó explica su diagnóstico, al evaluar la manera en la que se vive en las grandes ciudades en la actualidad. Y encuentra un contraste con cómo era esto algunas décadas atrás, así lo cuenta:
"Pasa algo que es curioso, conversando el otro día con mi papá (tiene 83, mi mamá 81, mi abuela vivió 103 años), le decía que siento que necesitamos aprender cómo vivir, cosa que no necesitó mi abuela".
"Y mi papá me decía: 'Yo también siento que hasta hace pocos años atrás, mientras tenía hasta 70, tampoco tenía la sensación de que necesitaba técnicas para aprender a vivir mejor', pero me lo hacía aludiendo a su vejez. Me decía, 'a lo mejor porque estoy viejo, entonces te estoy pidiendo ayuda, consejos que antes no se me hubieran ocurrido'. Pero yo le decía es que no tiene que ver con su vejez, sino con la vida de hoy."
"Si te coloco en un campo seguro, viviendo de la naturaleza, con lo mínimo, con lo simple, no vas a necesitar ningún consejo. Pero viviendo en lo urbano, en la inseguridad, con el miedo, con la salud en medio de esta tendencia del hiper diagnóstico, que todo está farmacológicamente dado (porque ahí están las dos industrias más rentables de la vida: mientras más diagnósticos, más remedios), creo que hoy necesitamos tips para vivir mejor".
Con este pie contextualiza: "Por eso, las dos charlas que yo voy a dar en Argentina este año, tienen que ver con entregar la mayor cantidad de herramientas para poder vivir mejor".
Algunas de las preguntas que se hace la psicóloga: ¿Cómo se hace para manejar el estrés, para bajar el cortisol (tan de moda)? ¿Cómo hago para dejar el celular o la adicción al celular? ¿Cómo vuelvo a sentir? ¿Cómo me manejo frente al ghosting o esta cosa tan líquida que tenemos hoy día emocionalmente, de que todo parece desechable, donde parece que todo da lo mismo?

-¿Qué mirada tenés vos sobre la hostilidad que aparece en las redes sociales?
-Creo que hay que partir de la base de que somos tecnológico dependientes... Estamos adictos al celular.
Puedo estar viendo una serie de televisión y al mismo tiempo tomo el celular para ver qué pasa porque necesito el shot de dopamina, y después vuelvo a dejarlo y sigo viendo la serie. O no puedo dejar el celular en la noche o lo primero que hago en la mañana es agarrarlo o me genera ansiedad que se me pierda.
Creo que las redes generan dos cosas claves a nivel social: generan un mundo de insatisfacción permanente y de comparación permanente.
Yo hoy día no voy a alcanzar a hacer todo lo que dice la gente con la cual yo estudio. No voy a alcanzar a pensar todo lo positivo que debiera haber pensado, a comer todo lo saludable que debiera haber comido, a ser tan amorosa y responsablemente y educada con mis hijos, a poder respirar 500 veces, a conectarme con el presente, a hacer mindfulness, además hacer ejercicio físico, además maquillarme como se maquillan mis coach de maquillaje. Obviamente, voy a fallar en más de una cosa. Como dice un amigo mío: despierto a las a las 6 de la mañana y ya tengo un pelotudo que corrió 12 km.
Entonces, uno siempre va detrás y eso genera varias cosas. Genera que yo pueda reemplazar fácilmente los vínculos, como el fenómeno Tinder: next, next, next, sintiendo que siempre pueda haber vínculos mejores que los que tengo, por lo tanto voy desechando y adquiriendo nuevos con una fragilidad total.
Y genera esta sensación de insatisfacción permanente donde yo no nunca logro nada, no alcanzo a hacer todo lo que se supone que tendría que hacer. Por eso que hoy día es tan fuerte (de esto voy a hablar en la charla), del miedo a perderse cosas, el síndrome de FOMO (N. de R: "fear of missing out", es decir, "miedo a perderse algo").

Entonces, la pregunta es: ¿Qué vas a dejar de hacer hoy para privilegiar lo que es importante? Porque todo no lo puedes hacer, todo lo que te dicen que hay que hacer -que es un montón y las mujeres mucho más-, si antes teníamos multitasking ya con trabajo y casa, ahora estamos en el horno, porque ya no damos más: estar flacas, guapas, lindas, bien vestidas, combinadas los colores, usar el pantón, además el pelo, o sea, es es una locura lo que yo tendré que hacer para sentir que calzo dentro de lo que se supone que me están pidiendo que calce.
Y esa insatisfacción permanente de que nunca es suficiente, donde parece que la vida perfecta la tienen otros y no yo, lleva la comparación permanente. Aunque tenga el discurso de decir que me manejo con cierta independencia, me afecta igual.
Hoy día, en medio de esta instantaneidad, donde nada es suficiente, donde no llego a tener o a ser lo que debería, ¿Qué creo yo que hay que hacer para sobrevivir a todo esto? Es adquirir conciencia de que todo esto sí nos está pasando. Y que lo único que va a permitir que yo me desenganche es desengancharme.
Es decir: se almuerza sin ver celular o mientras almuerzo no voy a ver televisión. O me propongo no agarrar el celular durante las primeras horas después de que me levanto, dejar el celular una hora y media antes de acostarme para poderme dormir sin pantalla en mi cerebro, entendiendo que aquí hay un tema neurológico.
Hicimos una prueba con 200 personas -de la que formé parte- para saber cómo era la reacción del cuerpo al scrolleo en el celular durante 15 minutos. Tenían que observar tres cosas: cambios respiratorios, cambios cardíacos y sensación de hormigueo o sudoración de las manos. ¡Las 200 personas suspiramos -y me incluyo- por lo menos tres veces dentro de esos 15 minutos! Cambiamos el ritmo respiratorio y cardíaco, todas asumimos que teníamos un poco más de taquicardia. Y yo te diría que 100 tenían sensación de hormigueo en las manos y las otras 100 teníamos su adoración.

Entonces, lo único que nos salva de esto es la toma de conciencia, por eso que se llama "Exponencialmente consciente" la serie de charlas. Es darme cuenta y decir, 'loca, llevas media hora mirando mierda porque además miras titulares, no estás profundizando en nada. Te importa un carajo si lo que estás leyendo es verdad o mentira'.
Por eso, la secuencia que diseñé para Argentina este año tiene que ver con ese trabajo, porque porque la segunda tanda de charlas también pasa porque yo me tengo que decir, 'loca, llevas media hora acá', '¿Hace cuánto rato estás o no estás conversando con tu hijo o con tu hija o con tu pareja? Creo que no hay otra forma que no sea mejorar el diálogo interno y, al mismo tiempo, entender que nuestra salud mental depende de factores mucho más internos y no de lo que está pasando afuera. No, queda otra que estar acá, hacer el viaje como de retorno hacia nosotros.
Hoy día hay una una sensación, que esa sí la tengo probada, de malestar brutal en la gente. Según lo que estoy viendo los grupos de trabajo supera el 70%: todo el mundo está con la panza revuelta o apretada o con cambio respiratorio en el día, con la mecha corta.
Estamos todos con la amígdala hiperinflamada que es la que regula las emociones, y donde tenemos que tener algún mecanismo de calma. Por eso, la meditación, escuchar música de alta vibración, todo ayuda. Mi abuela no necesito nada de esto, por eso digo que tenemos que aprender cómo vivir, agarrando esas pequeñas cosas de una manera consciente y sin tanto ruido externo.
Entender que la felicidad es ausencia de ruido y lo que yo tenga que trabajar para estar en paz es lo que tengo que trabajar y que eso se trabaja. Es un trabajo que tiene que ver con las miles de decisiones que tú tomas en el día, desde la mañana hasta la noche.
Si agradezco o no agradezco, rezo o no rezo, hago ejercicio, no hago ejercicio, medito, trabajo, voy, no voy, ¿con quién hablo? ¿Con quién interactúo? Son miles de decisiones de decir, 'esto no lo puedo hacer ahora, no lo quiero mirar, no voy a ver noticias'. Ahí ya gané una hora de mi día, que la puedo ocupar en otra cosa, me parece que es clave.
Mi mensaje, en ambas charlas, entrega este diagnóstico, que me parece que es necesario verlo, porque si no no se puede producir un cambio. Pero también brinda un montón de herramientas de cómo vivir mejor y de cómo estar desenganchado de esta locura. Por lo menos, ser consciente de cuándo me engancho y cuándo me quiero desenganchar. Ya eso es muchísimo: saber que me tengo que desenganchar a cierta hora o tener conciencia de decisiones, ya es un upgrade de salud mental gigante.
Exponencialmente Consciente, entradas por Ticketek - Fechas de Abril: 1º Bahía Blanca (Teatro Don Bosco), 2 Neuquén (Espacio Duam), 4 Paraná (Centro Provincial de Convenciones), 5 Rosario (Teatro el Círculo), 6 Buenos Aires (Teatro Opera), 8 Comodoro Rivadavia (Teatro Maria Auxiliadora), 11 Tucumán (Mercedes Sosa), 12 Salta (Juan Carlos Saravia), 13 Córdoba (Quality Espacio).
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