La semana pasada, Ana Obregón se convirtió en madre a sus 68 años mediante un vientre de alquiler, lo que encendió la polémica y se convirtió en tendencia en las redes sociales. Las preguntas giraban en torno a la edad en el que la actriz española tomaba esta decisión. A la vez, de hacerlo por un método no legal en su país. Y también por lo extraño del contexto: madre de la hija de su hijo.
Unos días después de la noticia, Obregón daba una nota en la que explicaba el tema en detalle, sin hacerse demasiado eco de los dichos. “Esta fue la última voluntad de Aless, la de traer un hijo suyo al mundo”, aseguró a Hola.
De gran popularidad en su país natal, la concepción y el nacimiento de su hija-nieta, Ana Sandra, se dio en el más absoluto hermetismo. La beba nació el pasado 20 de marzo en los EEUU, tres semanas antes de lo previsto. Todo el proceso se realizó en el país del norte, donde esta práctica es absolutamente legal.
Por qué Ana Obregón quiso ser madre a los 68
Según detalló en la entrevista, la decisión de volver a ser madre la tomó el mismo día que murió su hijo: Aless Lequio falleció en mayo de 2020, a los 27 años, de cáncer. Obregón contó que su última voluntad fue la de traer un hijo suyo al mundo, y así se lo comunicó tanto a ella como a su padre una semana antes de morir.
"Esta niña no es mi hija, sino mi nieta. Es hija de Aless y cuando crezca le contaré que su padre fue un héroe, para que sepa quién es y lo orgullosa que tiene que estar de él”.
Con respecto a cómo va a encarar el tema cuando crezca la nena, sostuvo: “Quiero que se sepa la verdad, claro. Porque yo no tengo nada que ocultar, todo lo contrario. Es un orgullo, es un milagro”, añade.
La niña, cuyo nombre completo es Ana Sandra Lequio Obregón es, legalmente, la hija de Ana Obregón. Y pretende que la llame Bela, "Como Aless llamaba a su abuela”.
Cómo fue el proceso de concepción de la hija-nieta de Ana Obregón
La actriz española contó que la concepción de la beba fue un gran desafío. “Ha sido muy difícil. El embarazo no se produjo al primer intento ni mucho menos; han sido varias veces y cada vez que no salía me llevaba un disgusto horrible y a empezar de nuevo. Ha sido una batalla, un largo camino, pero es lo que me ha mantenido con vida. Es que si no fuera por esto, yo ya no estaría aquí”.
Solo Alessandro Lequio y sus dos hermanas, Celia y Amalia, estaban al tanto de todo el proceso, confirma. “Desde ese momento, lo único que me ha permitido seguir viviendo cada día, cada segundo, es cumplir la misión de traer al mundo a una hija de Aless”, afirma tajante Obregón.
En estos meses lanzó una fundación que lleva el nombre de su hijo para recaudar fondos para la lucha contra el cáncer y también se dedicó a terminar el libro que él dejó inconcluso y que presentará en las próximas semanas.
Desde la muerte de su hijo, Ana Obregón ha vivido en duelo, tal y como ella misma dejó entrever en una entrevista que concedió a la revista ICON tan solo un par de semanas antes de la llegada al mundo de Ana Sandra.
Es habitual que cuando un paciente de cáncer se va a someter a un proceso de quimioterapia, los médicos recomienden a los hombres congelar muestras de esperma y a las mujeres óvulos, ya que el tratamiento puede afectar a la fertilidad. Y así lo hizo Aless Lequio, cuyas muestras, según dice ahora su madre, se conservaron en Nueva York.
Obregón declara en la entrevista que la niña es “una bendición”, “un regalo del cielo”, que no admite críticas y que sólo tienen derecho a opinar aquellos padres que hayan perdido un hijo.
“Yo me morí el 13 de mayo de 2020 y he vuelto a nacer el 20 de marzo de 2023", confesó a la revista. Ahora dice ya no sentirse más culpable de disfrutar de las cosas: “Ahora es mi obligación estar feliz para ella y, además, mi estabilidad emocional, ahora mismo, depende de ver crecer feliz a esta niña”.
Y, según cuenta, también ha pensado en el futuro: “Yo he trabajado toda mi vida y, gracias a Dios, tengo la suerte de poder dejarla en muy buena situación cuando yo no esté. Y hasta entonces, tengo todo el amor del mundo para darle”. Y un aviso: deja la puerta abierta a la posibilidad de darle un hermano.