El príncipe Harry era el nieto favorito de la reina Isabel II y según varias fuentes de Buckingham la hacía reír como pocos. Sin embargo, todo esto cambió cuando el hijo menor de Lady Di y su esposa Meghan Markle decidieron alejarse de la Corona. Fue en ese momento que la relación cambió para siempre.
De hecho, el príncipe Harry ni siquiera estuvo en el lecho de muerte de la monarca ni pudo despedirse como si lo hizo su hermano, el príncipe William. Por eso cuando nació Lilibet, la hija menor de la pareja, todos se sorprendieron al conocer que llevaba el apodo de su bisabuela. Algo que a la Reina no le gustó nada.
No le pidió permiso
Lilibet es el apodo con el que sus padres y su hermana llamaban a la monarca, y éste se fue extendiendo a distintos miembros de la familia. Claro que solo los más allegados podían llamarla así, ya que era algo íntimo e informal. Y lo peor de todo, según relata Robert Hardman en su libro "Charles III: New King, New Court. The Inside Story", es que no le pidieron permiso.
Si bien el propio Harry contó que lo había hecho y que su abuela estaba feliz con la noticia, el escritor pudo hablar con una fuente cercana de Buckingham que afirma que nunca la vio tan enojada. Lo consideró una falta de respeto y nunca pudo estar de acuerdo con la decisión que tomaron los duques de Sussex. Por su lado, ellos siempre afirmaron que habían tenido su bendición, algo que empeoró aún más la relación.
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