Cursando el cuarto mes de su segundo embarazo, Débora D'Amato admite que aunque su camino hacia la maternidad no fue sencillo, siempre supo que quería tener hijos. A los 49, la periodista de América TV y Radio 10, revela que tras saber que padecía un problema de infertilidad -después de estar diez años en pareja y no lograr un embarazo-, su posterior soltería no fue un impedimento para seguir adelante con su proyecto de familia, que en diciembre se agrandará con la llegada de Charo, su segunda hija.
Para lograr ambos embarazos, Débora recurrió al método de transferencia embrionaria con donante de esperma anónimo, realidad que la periodista no le ocultó a su primera hija, Lola, que con tres años sabe que no tiene papá y lo acepta con naturalidad. En esta nota, D'Amato habla de todos los temas y también del movimiento por declarar el Día del Puerperio, movida a la cual dice adherir "sin dudarlo".
-¿Cómo llevás tu segundo embarazo y cuando decidiste tener otro bebé?
-Primero tengo que decir que no sabía si iba a poder ser mamá, aún antes de Lola. Pero cuando mi médico (el Dr. Fernando Neuspiller) logró el primer objetivo exitoso que fue tener a primera hija, siempre supe que quería tener dos. Lo que no sabía es que iba a ser a través de esta maternidad monoparental que no fue programada, que se dio de esta manera, porque mi cuerpo dijo que no durante mucho tiempo... Entonces no sabía cómo iba a abordar esa maternidad de Lola estando sola. En mi mente estaban las ganas de que sean dos, pero no sabía cómo iba a abordar esa situación. El primer año de Lola dije creo con una estamos bien, la familia es hermosa así... no es que me desbordé porque me descubrí bastante pragmática en esta maternidad, pero estaba como... no sé si la palabra es preocupada. Mi mayor miedo tenía que ver con el tema del laburo, me quedé sin laburo y lo pude resolver y ese miedo se me fue. Pero esas son cosas que le pueden pasar a cualquiera.
Así pasó el primer año con Lola, fuimos bastante empáticas -por decirlo de algún modo- mi hija y yo. Después hablé con mi médico y le dije que probablemente iba a tener intención de tener otro hijo. Él me recordó que tenía embriones congelados de la época del tratamiento de Lola y allí fuimos, tras resolver algunos problemas de mi organismo que no respondió a algunos estímulos. Y cuando mi cuerpo dijo sí, fue muy loco porque me hicieron la transferencia de embriones el 30 de marzo, día de mi cumpleaños, cuando fui a la clínica pensando que me iba a repetir unos estudios. Me descubrí más volátil en esta segunda oportunidad, me quedé pasmada cuando me dijeron que me iban a hacer la transferencia de embriones ese día.
Nicho de mujeres que la están pasando mal
-¿Qué problemas tuviste que no quedabas embarazada naturalmente?
-Por lo general no los detallo, pero no porque me dé vergüenza porque no quiero ocultar nada, sino porque yo descubrí en este camino a la maternidad mediante fertilidad asistida que hay como un nicho de muchas mujeres que la están pasando mal, y cualquier cosa que se diga genera mucha expectativa en alguien que puede llegar a estar en esa búsqueda.
¿A qué me refiero? Por ejemplo, en mi primer tratamiento tuve entre otras cosas miomas uterinos y me pasó que muchas chicas me dijeron "yo quiero que me saquen los miomas y que me hagan el mismo tratamiento que a vos". Por eso no me gusta generar expectativas en nadie, pero no por hacerme la misteriosa, de hecho cuando me preguntan mano a mano cuento como fue todo el procedimiento, pero noto que hay como una expectativa y una desesperación que trato de no entrar en detalles para no generar ilusiones.
-¿Habías estado en pareja y no habías podido quedar embarazada?
-Estuve diez años en pareja, no nos cuidábamos y nunca quedé embarazada. Sin embargo, descubro que tenía problemas de infertilidad cuando acompaño a una amiga a una consulta con el Dr. Neuspiller. Así lo conocí al médico. Fue a raíz de esa primera vez que me hice una ecografía y descubrí que tenía tres miomas. Me dejé estar y cuando volví estaban más grandes y comprometían al útero. Me operé y después tuve que esperar un tiempo para que el útero se recuperara de la cirugía. En el medio me separé, pero en ese momento ni se me cruzaba por el cerebro ser mamá soltera. Yo estaba averiguando qué le pasaba a mi organismo, nada más.
Cuando mi cuerpo dijo que sí, ya habian pasado un par de años y estaba sin pareja, pero bueno, fui adelante con la maternidad igual. Pero lamentablemente para ambos géneros pasan los años. El paso del tiempo es bastante cruel, pero más para nosotras las mujeres, porque los óvulos envejecen, pierden calidad.
"Siempre quise ser mamá"
-¿Y cómo se te despertó el bichito de ser mamá?
-Siempre quise ser mamá. En mi cerebro prejuicioso para mi ser mamá era "me caso y tengo hijos". Pero se terminó dando de un modo que no me lo imaginé nunca ni de casualidad. Pero siempre siempre quise ser mamá, siempre fui muy tía de mis sobrinos. Siempre me gustaron los chicos. Y siempre me pareció que era más divertida la vida con hijos. También me parece maravilloso más allá de la cuestión física y médica el encontrar el tiempo y de poder decidirlo, si no tenés ganas no los tenés y si tenés ganas, los tenés.
La tierna reacción de Lola
-¿Cómo tomó el embarazo Lola?
-Es muy loco, porque la miraba a Lola y me daba como un poco de cosa verla jugar sola, además pienso que la vida es más linda con hermanos, de hecho yo tengo hermanos con una diferencia de edad muy grande, pero tengo hermanos. Me parece que si uno puede, dentro de las posibilidades, la vida compartida es más linda que en soledad. Ella veía que la mayoría de sus amiguitos tenían hermanitos, así que las veces que le pregunté "Lola, ¿vos tenés ganas de tener un hermanito?", ella siempre me contestó "Sí, mamá". Siempre fue como muy dispuesta a esa posibilidad y fue muy tierna cuando le dije que iba a tener un hermano o hermana. En realidad se lo estábamos contando a mi mamá con mi hermana, en familia, y Lola escuchó como le contaba a mi mamá que iba a ser abuela.
Y fue muy tierna porque vino corriendo, me abrazó y me dio un beso en la panza. Me dio mucha ternura porque yo no había evaluado esa reacción de ella. Yo estaba en ese momento preocupada por mi vieja, por ver si me escuchaba bien, así que me dio mucha ternura que venga y me de un abrazo. Ahora ya estamos en la etapa en la que está muy sensible, yo digo que está como Andrea del Boca en "Celeste, siempre Celeste", porque todo es manito en el pecho y llanto. Pero la verdad es que está chocha y es muy tierna. Cuando se despierta y a la noche le da un beso a la panza y dice buen día bebé, buenas noches, bebé.
-Ah pero es una dulzura de nena...
Sí, al principio me emocionaba; ahora ya estoy un poco acostumbrada, pero creo que ella está muy emocionada con su rol de hermana mayor.
-¿Y el nombre Charo lo eligió ella?
-No, no. En realidad yo siempre elegí nombres españoles para nenas y nombres italianos para varones. No me preguntes la razón porque no tengo una respuesta. De hecho me gustaban Enzo y Vito para varón y Lola y Charo para nena. También me gustaba Lupe, pero quedó en el camino. Después, un día me puse a pensar que tal vez ese gusto viene de mi vieja, que nació en Madrid y de mis antepasados paternos que son italianos, así que capaz que la elección de los nombres viene inconscientemente por ahí. Pero en fin, va a ser Charo D'Amato mi segunda hija.
Dándole batalla a los prejuicios
-¿Tuvo que ver la edad para buscar otro hijo, teniendo que cuenta que tenés 49 o ni planteás el tema de la edad?
-¡Si, qué no me lo voy a plantear! (risas). Mis dos hijas me significaron romper un montón de prejuicios que ni sabía que tenía. Cuando mi cuerpo dijo que sí, ya era cuarentona, y aunque mi mamá me tuvo a los 40 sin tratamientos y con mi papá, igual reflexioné que los 40 no son los 45. Pero bueno, descubrí que hablando se hace catarsis, una logra sacarse de adentro miedos y un montón de cuestiones, pero también puede ayudarse a pensar y a acomodarse en este pensamiento prejuicioso o lo que fuera, ¿no? Yo tenía el prejuicio de la edad, de la maternidad siendo soltera, pero descubrí que Lola no sufre ausencias. Para Lola su vida es esta, le sobra amor y no tiene ausencias. Por supuesto que sabe la verdad, que su mamá tomó la determinación de ser mamá soltera y que no tiene papá, pero lo vive con mucha naturalidad. Y me doy cuenta del prejuicio que pude romper.
Lola va a un jardín muy inclusivo. Tiene tres compañeritos trillizos que tienen dos mamás, otra compañerita que tiene una mamá sola y tiene un amiguito que tiene dos papás. Así que para ella y para todos los nenes, es muy natural aceptar las nuevas familias. Tal vez iniciar una maternidad soltera años atrás hubiera sido distinto, ahora está todo más naturalizado. Además, como te decía, ella no vive ausencias, no vive ni siquiera no entender su identidad: su identidad es su mamá, que tuvo que recurrir a la donación amorosa de otra persona para lograr el objetivo de que ella venga al mundo, pero ella sabe que fue buscada con todo el amor del mundo. Mientras se le cuente la verdad y con amor, nada puede salir mal. A mi no me está saliendo mal y Lola lo tiene absolutamente incorporado en su día a día.
La decisión de donar los embriones no usados
-En A la tarde, donde sos panelista, contaste que decidiste donar los embriones que no usaste. ¿Por qué tomaste esa decisión tan altruista?
-La decisión la tomé ni bien me dio positivo el beta, o sea que tuve mi positivo de embarazo de Charo. Yo decidí que hasta acá había llegado, emocionalmente, porque uno pone mucho de la parte emocional y no solo de la física. El otro día en una charla me comentaban que la mayor parte de las deserciones de los tratamientos de fertilidad no tiene que ver con la parte económica, sino con la parte emocional por intentos fallidos.
Volviendo a la pregunta, un día le pregunté a mi médico cómo tenía que hacer para donar los embriones y él me trajo los papeles inmediatamente. Así que firmé y después lo noté muy feliz y a la vez muy sorprendido a Neuspiller. Otro día me pidió hacer un vivo para hablar de la donación de embriones, y le dije que sí. Y en ese vivo me enteré que la mayoría de las parejas o personas en soledad que están en esta situación, desechan los embriones que no usan. Me quedé helada porque no lo sabía. Se que hay mucho prejuicio con la genética, y que cada uno toma la decisión por algo, pero me parece bueno pensar en la opción de donarlos. Yo me sentí tan bien cuando salí de la clínica después de donarlos... No se si ya se usaron porque la donación es anónima y no se sabe, pero de solo pensar que una pareja, una chica o un hombre fue feliz haciendo realidad el sueño de tener un hijo, ya con eso me sobra. Es la única posibilidad de devolverle a la vida la alegría que yo tengo.
Acerca del puerperio y la importancia de que se le dedique un día a esa etapa
-¿Cómo te fue en el puerperio de Lola?
-Te digo la verdad, no sé qué me va a pasar en este embarazo, pero no tuve ni tiempo real de poder encontrar un vacío en nada despué que nació Lola. Soy una mamá totalmente presente, tengo una persona me ayuda cuando voy a trabajar y nada más, pero te digo que tuve la suerte de poder disfrutar hasta de ese proceso. No se cómo lo voy a vivir ahora porque sé que cada embarazo es distinto, y más después de escuchar a tantas mujeres que han vivido experiencias tan distintas a la mía. Sí, me desbordé, porque mi vida es desborde tras desborde, pero lo único que encontré para vivir un desborde con cierta contención es entender que hago lo que puedo. Esa es la única herramienta que encontré.
Y te digo la verdad, me sorprendí a mi misma porque yo pensé que iba a ser una mamá sobreprotectora y en esa sobreprotección, angustiada ante los obstáculos. Y sin embargo, me encontré con bastantes riendas y mucho menos angustiada de lo que suponía.
-¿Que opinás acerca de la creación de un día dedicado al puerperio, estás de acuerdo?
-¡Claro que estoy de acuerdo! Yo escucho a muchas mujeres y debe ser súper angustiante y súper frustrante sufrir un puerperio complicado. Yo fui un afortunada, pero tengo amigas que no lo fueron, y por supuesto cuesta generar que tengamos empatía en esas cosas y creo que si no la tenemos, estamos al horno. Y tener un Día del Puerperio es una opción, una herramienta para aquellas que lo viven de una manera complicada.
Lactancia a largo plazo
-¿Amamantaste a Lola?
-Si, para sorpresa de mi alrededor y de la mía, porque al principio Lola no se prendía bien y como toda mamá pensaba que no tenía buena leche, le dí dos años y nueve meses. Lo disfruté un montón y decidí no darle más cuando me di cuenta que ya no lo disfrutaba. Lola lo disfrutó un montón, yo había decidido que sea una alimentación mixta para que no dependiera solo de la teta, me parecía un montón. Y logré esa cuestión mixta de mamadera y teta. Y la primera teta que logré sacarle fue la de la madrugada, porque ahí sí me desbordaba no poder dormir. Y la verdad es que Lola se adaptó muy rápido. Lloró dos noches y nada más. Cuando ya esa conexión de bebé y mamá no estaba, decidí que era momento de dejarla. Pero yo disfruté un montón, y para mi darle la teta fue super práctico.
-¿Practicás colecho con ella?
-Sí, un desastre... pero la disfruto un montón. Habíamos empezado a charlar del no colecho antes del embarazo, y veníamos alternando, pero con la panza fue imposible... Yo lo disfruto un montón y ella también... Ya veremos, yo creo que cuando vea que la hermanita esté en su cuarto va a querer despegar ella también, pero vamos viendo (risas).
La mejor elección después de la maternidad: dejar de teñirse las canas
-Pasando a la estética, decidiste dejarte las canas y llevás el pelo totalmente blanco. ¿Costó tomar la decisión de no teñirte más?
-Fue la mejor decisión de mi vida, después de tener a Lola, claro. Porque a me llevaba mucho tiempo ocuparme del color del pelo, sobre todo laburando en tele. Vos fijate que la mayoría de las mujeres a determina edad terminamos todas cayendo en el rubio por una cuestión de comodidad. Pero para mi era un tema. Y cuando Lola tenía nueve meses, nos fuimos de vacaciones con mi amiga y los nenes a la playa y después de unos días terminé con el pelo que parecía chicle, de tanto meterme en el agua. Así que fui a mi peluquero de allá y me dio opciones. Me dijo de cortarlo y mandarlo a blanco, cosa que yo después lo manejara como quisiera. Yo hacía rato que tenía ganas de dejar de teñirme, pero no sabía cómo hacerlo. Y lo que me ofreció este peluquero fue una gran solución.
Ahora no hay manera de toque una tintura más en mi vida. Para mi hija soy Frozen y para las amigas de ella soy Elsa (risas). Para mi no solo es súper práctico sino que significó una liberación total. Era esclava de la tintura porque tenía muchas canas.
Diabetes gestacional y cuidados
-¿Y estando embarazada tenés alga rutina de cuidado corporal?
-Yo siempre fui muy flaca y muy larga. En el proceso del tratamiento con Lola, estuve muchos años bastante hinchada, lo que nunca me importó mucho, nunca me cuidé. La verdad es que no me cuido por dos razones: primero porque no lo hice nunca, no tengo el ejercicio de cuidarme ni la perseverancia o la fuerza de voluntad. Y segundo, porque siempre me gustó mucho cocinar y comer. En el embarazo con Lola tuve diabetes gestacional y además vomité mucho. Entonces la verdad es que entre los vómitos y el cambio de alimentación por la diabetes, engordé muy poco. Y después del parto, con la teta y la vida, volví a mi peso muy rápidamente. No sé cómo va a ser en esta oportunidad.
Pero la verdad es que nunca tuve murcho rollo con la ropa y con el cuerpo. Si se me cae todo por Lola y por Charo, no me importa. Creo que cada cosa que tengo en mi cuerpo es parte de mi camino recorrido y lo vivo así, pero no porque me haga la superada sino porque me parece que es así.
-Tuviste una cesárea. ¿Te hubiera gustado tener un parto normal?
-Me hubiera encantado que las dos sean por parto natural, pero lamentablemente, por cómo se dio todo, no puedo, no hay manera. Pero me hubiera gustado, aunque reconozco que cuando entré al quirófano para hacer la cesárea de Lola, en un momento me cagué las patas y no me reconocí, -porque yo soy bastante poco temerosa- y me bajó la presión y me asusté bastante.
De proyectos y parejas
-¿Como te ve de acá a 10 años?
-Feliz. Viendo crecer a mis hijas, riéndome de sus ocurrencias, me río ahora con las cosas que dice Lola, imaginate en diez años. Feliz, mirando a mi alrededor cómo armé una familia hermosa, de la cual estoy muy orgullosa, pese a que comprendo que es una familia distinta, pero es una familia hermosa.
-¿Pensaste en formar pareja, volver a tener un compañero?
-Sí! Lo que pasa es que hoy no tengo ni libido, ni ganas, ni tiempo. Pero yo estoy super abierta a enamorarme, siempre tuve hombres alucinantes a mi lado y super compañeros. Y estoy segura que alguna vez aparecerá un compañero como todos los que tuve. Pero pienso que va a pasar un tiempo antes, porque tomé la decisión de armar una familia de esta manera y no planifiqué sumar a nadie más, así que no creo que sea rápido... A no ser que el amor me sorprenda así como con un cachetazo diciéndome acá estoy, seguramente va a pasar un tiempo para que me lo permita.
Fotos: Fabián Uset.
Producción: Sofía Perez y Santía.
Estilismo: Paula Balmayor (@paulabalmayor).
Contenido multimedia: Miranda Lucena.
Maquilló y peinó: Ely Flecha para Sebastián Correa Estudio con productos Givenchy.
Agradecemos a: Marra, Diseño Urbano, Sazkat y muy especialmente al Hotel Dazzler Polo por la locación (@dazzlerhoteles, @dazzlerpolo).
