#Protagonistas, Jairo: "Después de la muerte de Agustina (Posse) mis nietos se vinieron a vivir conmigo, y esto es para mí un sostén emocional muy grande" - Revista Para Ti
 

#Protagonistas, Jairo: "Después de la muerte de Agustina (Posse) mis nietos se vinieron a vivir conmigo, y esto es para mí un sostén emocional muy grande"

Cordialidad, sencillez y esa sensación de sentirse entre amigos. Eso es lo que transmite Jairo, quien nos abrió las puertas de su casa para hablar de la gira que está realizando por todo el país presentando su espectáculo "50 años de música", del show del Luna Park que brindará el 1º de octubre y también de su vida. Las pérdidas recientes, el amor por sus hijos y la invalorable compañía de sus nietos mayores, Juana y Francisco, que viven en su casa, fueron los temas que abordamos en esta nota.
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Faltaba solo un día para el comienzo de una nueva etapa de su gira por los 50 años con la música cuando nos recibió en su casona de Vicente López, allí donde convive con cuadros, libros y recuerdos de tantos viajes y de tanta vida vivida con pasión. Allí donde vivió y murió Teresa Sainz de los Terreros, su esposa, su gran compañera durante casi medio siglo.

Y es allí donde con calidez y por sobre todas las cosas, sencillamente, Jairo nos recibió para hablar del momento que está viviendo, reponiéndose de la pandemia y de los golpes que le ha dado la vida en 2021. Es que en pocos meses, este cantante inmenso, admirado por varias generaciones, perdió a su esposa y a su ex nuera, Agustina Posse, pareja de Yaco, uno de sus hijos, y madre de sus nietos Juana y Francisco.

De todo eso charlamos en esta nota: de la vida y también de la gira que lo llevará por parte del sur del país - este fin de semana se presentará en Cipolletti y en Santa Rosa- y que culminará el 1 de octubre en el Luna Park.

-Estás en plena gira de presentación del disco por los 50 años de música.

-Sí, sí, ya estuvimos en la ciudad de Córdoba, en Santa Fe, en Rosario, ya llevamos bastantes actuaciones, ahora nos vamos al sur y después quedan todavía más actuaciones en la segunda quincena de septiembre hasta llegar el 1º de octubre al Luna Park, que es el cierre.

Oriundo de Córdoba

-¿Cómo es volver a Córdoba, tu provincia?

-Un placer muy renovado siempre, porque tengo una relación con el público muy muy estrecha, la gente conmigo es adorable en todas partes, pero en Córdoba por razones obvias hay una relación más estrecha aún. Yo soy de noroeste de Córdoba, de Cruz del Eje.

-¿En Cruz del Eje está aún la casa donde creciste?

-Ahí está mi casa donde crecí, vive una sobrina mía ahí ahora y al lado vive un hermano que es el único que me queda, es el más chico y se llama Jorge. Voy a menudo a visitar a mi hermano, paso mucho tiempo ahí.

Con el asunto de la pandemia y todo eso tuve un parate, digamos un paréntesis muy grande, que no pude viajar, pero sin embargo la casa de mi hermano fue el único lugar al que fuí. Me vino a buscar un amigo mío, en su coche y salimos de aquí para Cruz del Eje derechito y me encerré ahí, no salía a ningún lado, pero estaba ahí.

Retomando la gira y el disco que la pandemia paró

-¿Hacía mucho que no salías a dar shows por el país?

-No, no hacía mucho. El problema fue la pandemia que cortó de cuajo un montón de proyectos… Fue un desastre, negativa por donde la mires. Yo la tuve que atravesar además en condiciones personales bastante problemáticas porque tenía a mi mujer muy enferma con internación domiciliaria, con un ir y venir de enfermeras y kinesiólogos y especialistas, porque estuvo 9 años enferma, casi 10 años.

Y entonces no fue un encierro rígido y total, porque siempre había gente que pasaba, yo trataba de no cruzarme demasiado con ellos. En cambio con ella sí tenía una relación estrecha, estaba todos los días con ella. Y fue increíble porque con lo enferma que estaba, lo debilitada que estaba -tuvo que hacer varias internaciones por crisis de su patología, con ambulancia, traslados generalmente a la Fundación Favaloro, donde cada vez que entraba tenía que hacer un PCR y quedarse aislada dos o tres días-, nunca tuvo síntomas ni el virus.

Esta gira la habíamos empezado justamente en 2020, el 15 de febrero, porque estaba celebrando los 50 años de música, porque se trataba de celebrar la grabación del primer disco como Jairo. En ese momento hicimos una actuación en el teatro Colón con todas las ínfulas, estábamos contentísimos y en dos semanas tuvimos que parar todo.

El disco "50 años de música": los grandes éxitos con artistas invitados

-Y tuvieron que parar la grabación del disco también, ¿no es cierto?

-Claro, tuvimos que parar la grabación del disco que se llama "50 años de música", que aparte de un disco muy especial porque son las canciones más significativas, digamos las que más han influido en mi trayectoria. Las canto con artistas invitados, todos nombres importantes, de distintos palos y todos vinieron a estar conmigo a cantar con una predisposición, un cariño y un afecto que no olvidaré nunca. Hicimos el primer volumen de 10 canciones, algunas en dúo, otras en trío, y ahora ya empezamos la grabación del segundo también con artistas invitados.

-¿Qué artistas cantaron con vos en estos discos?

-Los invitados del primer disco son Luciano Pereyra, Nahuel Pennisi, Pedro Aznar, Elena Roger, Juan Carlos Balietto, Eruca Sativa, Marcela Morelo, Víctor Heredia y Abel Pintos, entre otros. Y en el segundo estarán Jorge Rojas, Vicentico, Peteco Carabajal, Ricardo Mollo y Ricardo Montaner, aunque faltan nombres.

Preparándose para el gran show del Luna Park

-Y el 1º de octubre llegás al Luna Park…

-Contamos que va a ser un espectáculo a la altura de lo que son 50 años de música. Yo recuerdo que la primera vez que canté en una cosa así fue hace muchos años. Yo vivía en Francia y me llamó Ariel Ramírez que cumplía 50 años con la música. Me dijo que quería que yo cantara canciones de él como "Alfonsina y el mar", "Indio Toba", "La Juana Azurduy" y fue la primera vez que canté en el Teatro Colón, donde hicimos una función y otra en el Luna Park.

Y yo decía "qué bárbaro este tipo haber conseguido eso, 50 años con semejante repertorio y estar en el Teatro Colón". Yo no lo podía creer y era la primera vez que cantaba ahí, después canté varias veces más en el Colón y pude cantar este repertorio que voy a cantar ahora, en febrero de 2020, cuando se cumplieron mis 50 años. Así que repetí un poco la historia, hubiera soñado con que estuviera Ariel Ramírez, pero ya es algo imposible…

Es como cuando cumplí 40 años, cuando Atahualpa Yupanqui me regaló un cuchillo precioso y me dijo "bueno, ahora te traigo este cuchillo, para los próximos 40 te traigo un bastón" (risas).

2021, un año de grandes despedidas

-Te paso un ámbito un poquito más personal porque venís de vivir un 2021 durísimo.

-Sí, durísimo por la pandemia. Ha sido duro para todos y bueno por las circunstancias que te he explicado antes de mi mujer enferma, eso ha sido un hecho infrecuente y muy doloroso y justo se produjo en el momento de la pandemia también, o sea, nos agarró un poco mal a todos.

Y luego la muerte inesperada también de Agustina Posse, mi nuera. Eso nos golpeó muy fuerte, porque cuando falleció mi esposa ella se ocupó de toda la parte del entierro de ella y dos meses después se murió ella de forma totalmente inesperada, impensada. Una mujer joven, sana... Tuvimos que reorganizarnos desde el punto de vista familiar, porque ellos vivían acá a 7 cuadras, así que mis nietos se vinieron a vivir conmigo, lo que para mí es un sostén desde el punto de vista sentimental, emocional y todo lo demás. Soy muy feliz con ellos teniéndolos acá y verlos estudiando a los dos. Al más chico le gusta mucho la música y viaja con nosotros, también a veces canta y lo hace muy bien.

Francisco, el nieto que heredó la pasión por la música

-Te iba a preguntar por Francisco, que lo vimos debutar en televisión cantando con vos y con Yaco en "La Peña de Morfi" hace pocas semanas…

-Yo creo que va a ser músico, tiene todas las condiciones para cantar. Yo me veo reflejado en él, más que nada por la actitud que tiene. Mirá cuando yo empecé a cantar, cuando era chiquito, sabía que no iba a hacer otra cosa, estaba convencido de que tenía que cantar. Y la convicción era tanta que cuando se lo dije a mis padres, vaya a saber cómo se lo habré dicho, pero les dije que quería venir a Buenos Aires a estudiar canto. Les dije que iba a estudiar arte que eran las cosas en la que yo más o menos destacaba en la escuela. Y les dije que iba a estudiar de verdad y a trabajar de verdad.

Que luego si no resultaba bueno, qué sé yo, volvería a los estudios convencionales, era un adolescente todavía. Y la cosa resultó muy bien. Fue en una etapa en la que aprendí mucho, fue como una preparatoria para lo que vendría después, porque la carrera profesional empezó a los 20 años. Pero yo ya tenía un bagaje de experiencia que había ganado durante la adolescencia bastante importante y sobre todo había estudiado técnica vocal 5 años y eso me sirve hasta el día de hoy.

Cómo empezó todo: el primer viaje a Buenos Aires

-¿Eso ya cuando llegaste acá a Buenos Aires?

-Sí, si. Vine a Buenos Aires vive porque me habían contratado… No fue una cosa decidida así en el aire ni venir a ver qué pasa. A mi me había traído el Canal 12 de Córdoba de televisión, donde yo cantaba en un programa de los sábados.

Un día le dieron el Martín Fierro por el programa de noticias que tenían y me trajeron a mí como una mascota. Y resulta que en la ceremonia canté dos temas, no me escuchó nadie, en las ceremonias de los Martín Fierro nadie escucha nada en realidad. Pero hubo uno que prestó atención, paró la oreja y al día siguiente llamó al hotel donde estábamos y me ofreció un año de contrato en el Canal 13 de acá, de Buenos Aires, para actuar en un programa que se llamaba La escala musical.

Y allí me fue muy bien, ese año fue extraordinario porque también debutaron Sandro y los de Fuego, Los Gatos con Litto Nebbia y Ciro Fogliatta que vinieron de Rosario, estaban los Shakers, los hermanos Fattoruso, o sea fue un año tremendo. Un domingo también vino Luis Alberto Spinetta y cantó "Sabor a nada" de Palito Ortega, era chiquito y flaquito como yo… Fueron años de mucho aprendizaje. Sobre todo lo que más me sirvió es que aprendí lo que no tenía que hacer.

-¿A qué te referís?

-A no cometer ciertos errores referidos a todos los días y también a moverme en un espacio de libertad en cuanto a la elección del repertorio y no dejarme avasallar por gente que viene y te aconseja bien entre comillas y que en realidad uno, en el entusiasmo o en la inexperiencia, puede aceptar cantar cosas que en realidad no quería cantar.

El primer contrato y las razones de su viaje a España

-Es decir que a pesar de ser muy joven, estabas bien plantado, digamos.

-Sí, muy bien. Me sirvió de mucho después, cuando empecé a cantar profesionalmente a partir del año 70, cuando a los 20 años me fui con Luis Aguilé, que me contrató para grabar el primer disco en España. El me escuchó cantar acá y me ofreció grabar un disco. Me contrataron y me sumé a un plantel local de artistas españoles entre los que estaban (Joan Manuel) Serrat y Camilo Sesto, entre otros. Con ellos grabé 4 discos, entre ellos uno muy importante para mi que fue uno de poemas de (Jorge Luis) Borges, por el cual pude conocerlo.

El sueño de conocer a Jorge Luis Borges

-¿Cómo fue eso?

-Borges era una persona muy poco melómana, no le gustaba demasiado la música y no quería intromosiones de música en sus poesías. Pero un productor lo había convencido de hacer un disco que se llamaba Borges cantado y a mi me pusieron ahí con músicos de la talla de Astor Piazzola, Cuchi Leguizamón y Eladia Blazquez y le puse música a un poema. A Borges le gustó tanto que ahí surgió la idea de grabar un disco, vine a Buenos Aires y lo conocí.

A Borges le gustó mucho la propuesta que yo le hacia, tanto que me acompañó a algunos lugares para hablar del proyecto. Eso fue un gran momento para mi y me mostró que todo era posible, que se podían conseguir cosas que hasta ese momento parecían inalcanzables como conocerlo y trabajar con él, que para mi sigue siendo la figura más alta de la cultura argentina. Después se presentó la oportunidad de ir a cantar a Francia y se abrió el juego.

Un disco y un amor: las razones para quedarse en Europa

-¿En ese momento ya habías decidido quedarte en Europa?

-No, en realidad yo fui a grabar el disco que me había propuesto Luis Aguilé -porque acá no había la posibilidad de hacerlo- con la idea de volver. Sin embargo, primero pasó que me gustó mucho Madrid. Me encantó porque es una ciudad muy acogedora, muy luminosa. Me deslumbró. Una ciudad mucho más chica que Buenos Aires, no te daba esa sensación de cosmopolita como Buenos Aires. Madrid era una ciudad más chica, tenía una vida cotidiana a un nivel humano mucho más accesible. Y me encantó.

Y hubo dos factores que jugaron para que yo me quedara más tiempo. El disco se editó seis meses más tarde de lo que yo pensaba y además el panorama era esperanzador porque me presenté en Estudio abierto, un programa de televisión que era muy muy visto y a la gente le gustó. Y después de haber editado el disco, conocí a Teresa, quien sería mi mujer, lo que fue definitivo para que yo me quedara en España.

-Además te casaste muy rápido…

-Me casé un año y pico después pero nunca tuvimos un noviazgo convencional. Ella era de una familia muy tradicional y era muy difícil que yo pudiera acceder a eso porque era un chico muy joven y las expectativas de trabajo eran las que tenía en ese momento… Cuando fui a su casa por primera vez, yo pensaba que me iban a ver como bicho raro porque era negrito, flaquito, argentino, tenía el pelo largo…

Y me recibieron de maravillas, fue impresionante, me adoptaron. Teresa tenía una familia divina, una de las más antiguas de España. El apellido de la madre de Teresa, que es Jordán, viene del año 700, el primer Jordán que llegó a España lo hizo con Carlos Magno. Gente muy culta, la propia Teresa era muy culta.

Cómo comenzó la historia de amor de Jairo con Teresa

-¿Cómo se conocieron?

-La conocí en la casa de una amiga en común que se llamaba Yolanda Barta, a quien a su vez conocí en la editorial de su papá, un día que fui con Aguilé a hablar de canciones y esas cosas. Con Yolanda teníamos más o menos la misma edad y nos hicimos muy amigos. Y un día me dice "estás muy solo Jairito, tenés que conocer a alguien". Y me cuenta que en la reunión de ex alumnas del colegio Notre Dame de La Salles se había reencontrado con una amiga y que había quedado con ella para verse en el día de Navidad en su casa, en una reunión. Y me dice: "Tenés que venir".

Casi que me obligaron… yo era muy tímido pero ese día fui, estaba cerca de dónde vivía y cerca de donde ella vivía, pero eso yo no lo sabía. Ese día hubo una nevada feroz y yo estuve todo el tiempo ahí y no le dije palabra, no hablamos.

La miraba pero no le hablaba y mi amiga me decía "andá, hablá con ella"… pero yo nada, era muy tímido. Lo único es que cuando Teresa dijo que se iba, yo le dije, "bueno te acompaño". Ya no nevaba pero estaba todo blanco. Y ella me preguntaba si en Argentina nevaba y yo que se yo, pensaba en Bariloche, nunca había visto nieve… (risas).

Llegamos a una plaza que se llama República Dominicana y ahí me pasó una cosa curiosa. Resulta que en España en esa época existían los serenos que estaban por la noche, vigilaban la calle y tenían los llaveros de la entrada de todos los edificios. Y al llegar, la gente los llamaba y ellos les habrían la puerta. Así que ella empieza a llamar a César y a golpear las manos. Y César apareció, abrió la puerta del edificio y entró.

Pero antes de irme le dije que yo al día siguiente tenía que ir a cantar a un programa especial de Radio Nacional de España donde íbamos cantantes que teníamos un solo disco. Y le dije "¿no te vendrías, no te animás?". Y ella me contestó "uy no se, el domingo al mediodía, viene mi abuela a comer…". Bueno que sí, que no, me dijo que sí.

Al día siguiente pasé con un taxi a buscarla y me cuenta que me habían visto cantar en televisión el día que canté en Estudio Abierto. Y que su padre, cuando aparecí, pidió silencio para escucharme y dijo "Un momento, que este chaval canta muy bien". Teresa me dice: "fijate que ese chaval eras tu".

Ese domingo después del programa radio nos fuimos a tomar algo con otro chico que cantaba y la pasamos muy bien, y ya nunca nos dejamos de ver. Pero fijate que nunca fuimos novios. Yo iba a la casa y jugábamos a las cartas, íbamos al cine, pero como amigos.

Y un día en una cena donde estaba toda la familia reunida, ya teníamos una relación pero no éramos novios formales, ella pidió hablar, y de repente dijo "Jairo y yo nos vamos a casar"… ¡Me primereó! Habíamos hablado de que queríamos estar juntos mucho tiempo pero bueno… Se quedaron todos sorprendidos y se dieron cuenta que era serio el asunto.

Un casamiento sencillo y la foto de la primera comunión

-¿Se casaron rápido?

-Nos hubiéramos casado al día siguiente pero tuvimos un problema con la iglesia porque yo no tenía los certificados de bautismo y primera comunión. Tenía conmigo una foto de mi comunión, y estando en la iglesia, en Nuestra Señora de Almúdena, que es la Catedral de Madrid, el cura nos dijo que no nos podía casar sin los certificados. Y era muy importante el casamiento por iglesia en ese tiempo… Yo le dije que lo único que tenía era la foto de mi primera comunión.

Así que mandé a mi cuñado a buscarla y cuando la trajo, el cura dice: "Vamos a hacer una cosa, tu pídele a tus padres que manden los papeles de tu pueblo, cuando los tengas me los traes y yo te devuelvo la foto, mientras tanto se pueden casar"… Era un cura joven y la ceremonia que hizo fue muy linda, y un amigo mío que tocaba el órgano interpretó temas míos (risas).

Fue un casamiento muy sencillo y esa noche nos fuimos a Portugal, y fue muy gracioso porque ella me pregunta "¿tu hablas portugués?". Y yo agrandado, le digo "sí, si somos vecinos de Brasil". Y resulta que cuando llegamos al aeropuerto de Lisboa, vamos a una oficinita de turismo y le explicamos que necesitábamos un hotel. Y la mujer larga una parrafada en portugués. Teresa me pregunta: "¿Qué dijo?", y yo le contesté: "¡No tengo la menor idea!".

En definitiva, mostrándonos folletos llegamos a un lugar hermoso que era un country club de golf, donde se había hospedado ingleses jugadores de golf que se iban todo el día, así que teníamos la pileta y todas las comodidades para nosotros. La pasamos muy bien, conocimos Portugal que es un país tan precioso. Y nada, vivimos 50 años juntos.

Acerca de los nietos y los hijos

-Volvamos a Francisco, tu nieto. ¿Lo ves como tu heredero?

-No, no lo se, es impredecible, tiene 17 años. Mira, él siempre manifestó inclinaciones musicales, cuando tenía 4 o 5 años la descosía tocando la batería, era impresionante, chiquitito. Todos le decíamos que lo hacía muy bien, Luis y Mónica Posse, los abuelos maternos también se lo decían. Después se le pasó y agarró la guitarra.

Y nos divertíamos porque en los veranos en Uruguay, cuando estábamos de vacaciones, mi mujer le decía que tenía que ser cantautor. Teresa le decía que los cantautores son testimoniales, cantan acerca de los sucesos, de lo que les pasa. Y la escuchaba y agarraba la guitarrita y cantaba "acá estamos en la pileta…", nos moríamos de risa. Hay filmaciones de eso y son desopilantes.

Y después está todo el día cantando y lo hace muy bien. Cuando el dijimos de cantar en público, se animó. Y cantó en la gira, en Rosario y lo hizo muy bien.

-¿Y Juana qué hace?

-Estudia cinematografía, artes visuales en la UBA y además hace modelaje a veces, es muy hermosa, tiene el destino, la cosa para hacer eso.

-Hablame de tus hijos

-El mayor, Iván, que es actor y director de teatro, es un intelectual, un tipo muy sólido. Lucía, la más chica, que se parece mucho a mi, es historiadora de arte y tiene tres chiquitos. Es un placer hablar de arte con ella. Mario, es el tercero, es abogado y vive en París. Y se nacionalizó francés porque es funcionario público, es concejal en París, le va muy bien y está muy feliz. Cuando me vine a vivir acá, me acompañaron todos pero después ellos se volvieron, menos Yaco, que conoció a Agustina y formó una familia.

Lucía, la hija más chica de la pareja, retratada en la infancia por Jairo.

El regreso a la Argentina en los años 90

-¿Cuando te volviste?

-En el 90 y pico, yo era el único argentino de la familia. Mi mujer madrileña y mis hijos españoles y una francesa. Y se fueron yendo. Yo no creo mucho en la cultura del aguante pero fue un poco así con respecto a mi. Yo volvía después de estar 25 años viviendo afuera. Me quería reinstalar y tenía que ganar un lugar, no era fácil.

-¿Por qué decidiste volver?

-Por eso, porque yo quería volver, quería hacer acá lo que había hecho allá, entonces ellos me acompañaron en esa idea, una idea muy personal pero muy mía. Pero lo entendieron. Vivíamos en el Bajo Belgrano cuando vinimos, en una casa nueva que estaba a una cuadra del Liceo Francés donde tenían que estudiar Mario y Lucía para completar su secundario, porque no queríamos que cambiaran su sistema de educación.

Y después encontramos esta casa del año 30 y pico, que no estaba así, sino que la fuimos reformando. Nos gusta mucho la pintura y los libros de toda la familia. Esta casa es una biblioteca, porque se han ido acumulando libros de Teresa y míos, pero también los de todos los hijos.

Otro cuadro de Jairo: el casamiento de uno de sus hijos.

Cómo era Teresa, su gran amor

-Hablando de Teresa, ¿cómo era ella

-Ella tenía una personalidad fuerte. Te cuento una sola anécdota. Un día vamos a un festival y a mi me tocaba cantar a las 11,30 o 12 de la noche, porque después no rindo. Y los festivales son muy caóticos. Todo se había ido atrasando tanto que Teresa fue a hablar con los organizadores. Le dijeron que yo iba a salir a las 3 de la mañana. Entonces ella les dijo a los músicos: "Muchachos, armen las valijas que nos vamos". Y nos fuimos. Y nos fueron a buscar porque yo era el número principal de la noche. Ella les explicó que no era mala predisposición, sino que mi actuación era un número para escuchar, no para bailar... Así que nos ofrecieron las 12 y media y aceptamos. No transigía en nada, era tremenda. Aparte, ella me conocía mucho, crecimos juntos, los músicos le tenían un gran respeto, además era encantadora, super culta, era un placer hablar con ella.

Producción: Marité Rizzo.

Fotos: Fabián Uset.

Videos: Manuel Adaro

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