Mercedes Funes está atravesando un presente pleno, protagonizando la comedia "Me duele una mujer" en teatro, junto a Nico Cabré y Carlos Portaluppi, y recibiendo una sorprendente devolución de la audiencia que cada noche la ve interpretar a Soledad en "El primero de nosotros", la tira de Telefe que se filmó íntegramente en 2021. Es que su rol, el de una ama de casa frustrada que ve cómo su matrimonio se cae a pedazos, generó un fenómeno de identificación en muchas mujeres, las cuales le hacen llegar a diario mensajes de agradecimiento y apoyo.
Pero en esta nota Mercedes no sólo hablará de su presente profesional. También expresará la felicidad de estar casada con el periodista Cecilio Flematti, y hablará de la valiente decisión de abandonar los tratamientos para ser madre que tomó en 2020, determinación donde se puso en juego el mandato de maternidad contra el cual luchó.
- Estás protagonizando "Me duele una mujer" en el Multiteatro, con Nico Cabré y Carlos Portaluppi. Hablame de la obra y de cómo te sentís trabajando con ellos.
-"Me duele una mujer" es una obra que particularmente me encanta porque creo que es diferente, tiene una creatividad superlativa, es muy poética y, por otro lado, también muy divertida y que se conjuguen las dos cosas, ya me parece un hallazgo. Es una obra de Manuel González Gil, escrita por él hace muchos años, es de su querencia, es muy particular, es como un hijito para para él. Y en todo este proceso de trabajo la verdad es que tanto con Carlos como con Nico la experiencia fue y sigue siendo increíble. Realmente nos llevamos muy muy bien, nos encanta ir al teatro, nos divertimos mucho, siempre decimos que, entre tantas cosas -además de porque disfrutamos lo que le pasa al público y porque queremos la obra-, tenemos muchas ganas de estar con esta obra mucho tiempo, porque la pasamos muy bien los cinco, también con Facundo Calvo y Sol Loureiro. La verdad es que es una experiencia hermosa y yo amo los personajes que tengo que hacer, me divierto con cada uno y creo que el secreto está ahí ¿no? En el trabajo que uno haga, si tenés la dicha, el privilegio y la posibilidad de divertirte, me parece que es el mejor de los panoramas.
El rol de Soledad en "El primero de nosotros"
- Y por otro lado le está yendo muy bien a "El primero de nosotros", la tira de Telefe. ¿Qué me podés decir de tu personaje, Soledad, esa ama de casa culposa que se va animando a vivir una pasión?
-La verdad es que lo que sucede con Soledad no deja de sorprenderme. Por un lado me sorprende la cantidad de mujeres que hoy por hoy me escriben. Y me refiero al año 2022, con discursos de deconstrucción y de un feminismo activo y presente. Aún así, hay cosas en los hogares -pequeños detalles que no son tan pequeños-, que son agobiantes, como lo que le pasa a Soledad de puertas para adentro. Cosas que le siguen sucediendo a muchísimas parejas, sobre todo parejas de hombre y mujer, de 30 años para arriba que vienen de esta generación, la misma que tengo yo.
Yo tuve un hogar muy atípico en ese sentido, con un padre tremendamente feminista. Pero sí, nos hemos criado en un contexto de hogares más bien machistas, donde la televisión también aportaba lo mismo, donde vos mirabas las publicidades de nuestra infancia y todas tenían un mismo tenor, de la mujer cocinando y del hombre que venía de trabajar y ella lo recibía con las pantuflas en la mano.
Hay algo de eso que en algún lugar sigue como aferrándose en muchos hogares y muchas mujeres me dicen "me haces acordar a mi ex y yo". O "cómo mi ex no me apoyaba, no me acompañaba, me desvalorizaba", etcétera. Parejas que por suerte se han podido desarmar, digo, porque si tenían ese tenor, la verdad es que no las imagino felices.
Y por otro lado hacer este personaje me resultó un desafío. Yo venía de hacer el personaje de Alicia (N. de la R.: en "ATAV, Argentina tierra de amor y venganza"), que tenía una expresividad completamente diferente, una manera de abordar las escenas muy distinta. En cambio en este caso fue trabajar con lo mínimo porque Sole no expresa, no tiene grandes discursos, es todo más bien para adentro y pequeñita. Como actriz te diría que es un desafío, incluso más grande que el de Alicia.
Llegar a la cuarta década de la vida
- Tenés 43 años, una edad similar a la que debe tener Soledad. ¿Te pegó llegar a los 40?
-Sí, calculo que me pegó llegar a los 40, pero no lo tengo muy registrado. Yo me siento bastante bien conmigo y, en realidad, es como que van pasando los años y uno no siente la edad que tiene... Yo me siento más o menos siempre la misma. Después miro para atrás, miro fotos y ahí sí me doy cuenta. Digo ¡guau! ¡Cómo cambié! El tiempo pasó pero no es un registro con el que yo ando de modo consciente por la vida.
-¿Atravesaste alguna vez en tu vida una situación límite que te impulsó a tomar decisiones impensadas o arriesgadas, como le pasó a tu personaje en "El primero de nosotros"?
-No puntualmente, pero sí quizá en mi manera de vivir hay algo que me sirvió un poco como motor para algunas escenas de Soledad, en cuanto a entender de qué se trata dar "el" paso sin pensar. Yo soy capricorniana y caballo de tierra y un poco me río de eso. Pero hay una descripción real que tiene que ver con estar ahí, muy presente, paso a paso. El caballo va rápido como arando la tierra y en cambio la cabra va, pasito, pasito. O sea, como todo muy pensado, muy organizado. Yo trato de tener todo contemplado, no ando a tientas y locas prácticamente nunca en la vida, salvo en algunos momentos puntuales en donde precisamente por tener todo tan pensado, tan organizado y qué sé yo, se me dilatan cosas que estaría bueno que sucedan simplemente por el impulso de suceder.
En algunos momentos determinados de la vida he dado pasos, pasando de la cabra pensante al impulso más absoluto del caballo, dando pasos al vacío. Tengo esas cosas: a veces hay una dualidad que aparece, con el impulso de tirar todo a la mierda y decir bueno me mando y ni idea de qué va a pasar después. Muchas veces ese vértigo me ha hecho avanzar mucho más rápido que mi cosa meticulosa. Y también en ese vértigo encontré muchas veces la diversión. Entonces trato de llevar ese vértigo en el bolsillo, no perderlo y usarlo alguna que otra vez como nafta para dar esos pasos que a veces uno piensa demasiado y, al pensar tanto, se terminan dilatando para siempre.
El backstage de la producción de fotos
- Te pregunto ahora por tu historia de amor con Cecilio Flematti. ¿Es verdad que se conocieron en una entrevista radial y que después él te invitó a salir?
-Sí es verdad, tal cual como vos lo decís. Lo conocí cuando fui invitada a su programa de radio, pero eso fue más o menos en junio, julio y después pasó medio año y cada uno siguió con su vida. Al año siguiente más o menos por febrero, él me invitó a su programa de televisión, según él porque tenía muchas ganas de volver a verme. Fuí y fue ahí que sucedió y que después empezamos a charlar. Fue todo muy ameno, muy lindo.
La decisión de abandonar los tratamientos de fertilidad
- Leí que buscaste ser mamá y que haciendo tratamientos, te sentiste "grande" y abandonaste. Y que Cecilio te contuvo... hablame de esa etapa.
-Sí, durante mucho tiempo busqué ser mamá. Incluso hice muchos tratamientos y estaba encaminada hacia ese lugar cuando vino la pandemia. En 2020 sentimos que el mundo había cambiado -no sabíamos muy bien hacia donde- y yo sentí que había aparecido por primera vez, al menos en mi vida, una sensación de incertidumbre que nunca había tenido. Si bien todo eso por suerte ya quedó atrás, por lo trágico que fue el 2020, que nos hacía pensar qué iba a ser de nuestras vidas, apareció la ansiedad y todo lo demás, y fue cuando sentí que no, que ya no.
Si bien es un deseo que ha estado y que en algún lugar quedará para siempre, también digo: puedo vivir sin ser madre. Creo que hay muchas maneras de maternar también, y que corresponde también a esa suma de mandatos sociales... Mi madre diciéndome con todo su amor "no te pierdas de ser mamá" o "no pases por esta vida sin ser madre". Me lo decía con el amor que ella tenía hacia mí.
- Contame acerca de esas batalla contra los mandatos...
-Considero que tenemos que corrernos de las vidas estipuladas. Todos hemos sido hijos de un montón de frases hechas y de mandatos que -hoy descubro-, fueron más para jodernos que para guiarnos. Lo he dicho también en otras notas esto. Como la cosa estipulada de "escribir un libro, tener un hijo, plantar un árbol", ponele. ¿Y qué pasa si no hiciste ninguna de esas tres cosas? ¿No viviste, no pasaste por esta vida? ¿Para quién es la vida de uno? ¿Es para hacer eso y mostrarle a los demás que tenés el certificado de haber vivido? ¿O la vida es de uno y para uno, y es experimentarla de la manera más hermosa y plena cada día? Más si tenés la suerte de tener una vida que te permite tener cosas hermosas y plenas.
Así que dentro de todo esto tan existencialista, sentí que buscando ser madre estaba forzando algo que me iba a traer más angustias, incertidumbres y miedos que bienestar. Al menos fue así en ese entonces y la decisión fue abandonar todo y seguír caminando por mi vida y que suceda lo que tenga que suceder. Y estoy muy en paz con esa decisión.
El personaje de Alicia en ATAV
-Alguna vez contaste que el personaje de ATAV, Alicia, estaba inspirado en tu hermana Luciana. Contame por favor acerca de ella.
-Sí, pero no directamente. Había algo que no tenía que ver ni con la forma, ni con la expresión, ni con la marioneta que construí de Alicia... Yo creo que todos los actores, hagas el personaje que hagas, aunque te pidan que cause gracia o que sea el villano, tenemos que construirlo desde la verdad y su verdad para mí siempre son las heridas.
Por lo general trabajo mis personajes desde la herida, y cuando digo la herida me refiero a muchas cosas que nos construyen, que tienen que ver con hechos que nos han movilizado o nos han generado algún tipo de dolor, angustia o situación de esas que quedan para siempre y son las que definen nuestra personalidad. Me interesó pensar que Alicia había sido una diferente quizá toda su vida, característica que tal vez la hizo desarrollar esa cosa de peleadora con el mundo, pensando que seguramente había sido discriminada y que se había sentido muy sola en la vida. Solo Torcuato, su hermano, estaba ahí como como un bastión, como un norte, como un faro. Y desde ese lugar también construí ese enamoramiento enfermizo por él.
Es ahí, en el dolor, en la soledad y en saber que mi hermana era un poco diferente al resto de la gente y que sufrió mucho bullying -yo pude ser espectadora de ese sentimiento de tristeza por sentir que no te dejan ser parte-, donde está la esencia que guardé en el corazón de Alicia para que sus dolores sean verdaderos.
La influencia de su papá
-Tu papá, Carlos "Chango" Funes, también fue un personaje público. ¿Qué te dejó y cuánto tuvo que ver en tu forma de ser?
-Mi papá tuvo mucho que ver con mi forma de ser. Sí, fue un personaje muy respetado y muy querido de la política, del peronismo. Un ser muy particular. Mi papá nació en un hogar humilde, fue autodidacta, todo lo que sabía lo apredió por sus propios medios, porque tuvo que salir a trabajar desde muy chico. Empezó su camino con el ajedrez, él siempre decía que le enseñó una manera distinta de pensar en la vida. Durante muchos años fue ajedrecista y al mismo tiempo se inició en el periodismo, mientras por otro lado también escribía poesías y canciones. Después empezó su camino de la política. Era una persona extremadamente inquieta y yo estoy convencida que era un tipo superlativo, fuera de serie. Y con una calidez y una sencillez enormes.
Mi papá no me dejó más que palabras de amor y de agradecimiento, porque me enseñó muchos valores, un tipo muy honesto, muy sencillo. La sencillez siempre fue algo muy fuerte y muy presente en mi familia. De hecho a veces yo hasta medio peleaba con eso, porque por ahí yo no quería ser tan sencilla. ¿entendés? Tanto él como mi mamá tenían un pequeño placard con pocas cosas en perfecto estado y con eso estaba bien. Un poco me rebelé contra eso, porque yo quería tener más zapatos, carteras y esas cosas. Pero siempre fue desde lo amoroso y desde el humor. Me enseñaron el valor de las pequeñas cosas y que no necesitas más que estar bien con vos mismo para pasar un buen momento. Creo que es la enseñanza más invaluable que tengo de parte de él y de mi mamá, de los dos.
El deseo frustrado de ser una profesional de la medicina
- En una nota dijiste "Si me preguntás hoy, me hubiera gustado tener una carrera universitaria, sí". ¿Por qué lo dijiste y qué hubieras sido de no elegir la actuación?
-Sí, me hubiera gustado tener una carrera universitaria. No sé. Hay algo de nuestra profesión que si bien me siento muy afortunada y privilegiada porque trabajé de cosas hermosas y viví de esta profesión desde que empecé, a veces siento que los rituales son necesarios, ¿no? Poder decir estoy en primer año, segundo año, tercer año, me recibí, tengo un título. Está bien, después la vida pasa por construir el cotidiano, pero hay algo de eso que no tiene la actuación, donde estás todo el tiempo como en una incertidumbre permanente.
Y vuelvo a esa palabra que te mencioné con el tema de la pandemia, que a veces nos tiene viviendo con un poco de vértigo, sabiendo que empezamos un trabajo para terminarlo... es un poco agotador pensar la subsistencia de esa manera. Pero por otro lado, también es hermoso porque precisamente todo el tiempo estamos en ámbitos nuevos y disfrutando de estrenar personajes y de conocer gente. Esa es la parte positiva de mi trabajo. Y me hubiera gustado ser médica, doctora. Me fascina la medicina. La verdad que sí, descubro en mi adultez que me hubiera encantado estudiar medicina.
El futuro y los sueños
- ¿Cómo te ves de acá a 10 años?
-La verdad es que no me veo de acá a diez años. No me gusta proyectar a futuro. Lo único que espero es que de acá a diez años continúe este presente que me tiene muy feliz. Tengo un presente muy hermoso donde los seres que amo están bien, donde tengo el amor de mi familia, de mi marido, donde nuestros sueños se concretan, así que en realidad sería como desear que esto se instale y se dilate en el tiempo.
- ¿Un sueño pendiente?
-No tengo un sueño pendiente específico. Voy cambiando mis sueños en la medida que voy viviendo distintas cosas. En ese sentido no tengo uno puntual.
Fotos: Chris Beliera.
Producción y estilismo: Sofía Pérez y Santía.
Contenido multimedia: Manuel Adaro.
Maquilló: Cecilia Olivestro para Estudio Olivera.
Peinó: Juan Olivera para Estudio Olivera con productos @schwarzkopfpro.arg .
Agradecemos a: Museo Moderno (@modernoba) por la locación, Denim West y Oggi.