Los hermanos Pablo y Sergio Schoklender mataron a sus padres, Mauricio y Cristina, el 31 de mayo de 1981. Hoy los hermanos, que tienen 63 y 60 años, están en libertad tras haber cumplido algunos años presos, uno vive en Santa Fe y el otro en Paraguay y ambos están procesados por defraudación al estado tras haber formado parte de la estafa "Sueños compartidos" que dependía de las Madres de Plaza de Mayo.
A pesar de estar procesados y de haber cometido uno de los parricidios más conmovedores de la historia del delito en la Argentina, los hermanos siguen en actividad dedicados a la construcción, el mismo rubro por el cual fueron procesados por presunta defraudación a la administración pública a través de "Sueños compartidos".
Según se reveló en A la tarde, el programa de América TV que conduce Karina Mazzocco, Pablo vive en Paraguay y usa su apellido materno, Silva. No tiene contacto con su hermano, con quien según Clarín, se peleó por los manejos en la fundación "Sueños compartidos".
En el caso de Sergio, también mantiene un bajo perfil y actualmente vive en Pérez, una pequeña localidad de Santa Fe, vecina de Rosario. Allí alquila una casa de dos lotes con pileta. Allí consiguió trabajo en el rubro de la construcción, y como maestro mayor de obra se dedica a construir casas particulares para un empresario que arma viviendas prefabricadas, según Clarín.
Cómo fue el parricidio de los hermanos Schoklender
Los hermanos Sergio y Pablo Schoklender mataron a sus padres en la madrugada del 31 de mayo de 1981, en el piso de Belgrano donde vivía la familia. Mauricio Schoklender y Cristina Silva estaban separados pero convivían bajo el mismo techo y aparentemente, la vida en ese hogar era un infierno para los jóvenes que tienen una hermana menor, Valeria, que no participó del asesinato.
Mauricio Schoklender había admitido su homosexualidad y tenía una pareja, mientras que Cristina era alcohólica y adicta a los tranquilizantes. Solía llevar amantes a su casa y se dijo que había abusado de su Pablo, su hijo.
Esa madrugada, tras volver de una reunión, los hermanos mataron a sus padres con una barra de hierro. Según su relato, habría golpeado primero a la madre, con quien habrían tenido una pelea. Cuando el padre quiso detener a sus hijos, fue golpeado también. Sus cuerpos fueron introducidos en el baúl del auto familiar y ambos huyeron, primero en dirección a Mar del Plata. Allí fue detenido Sergio, mientras que Pablo fue encontrado en el norte, cuando intentaba cruzar a Bolivia.
Según continúa relatando Clarín, el 12 de marzo de 1985, la Justicia condenó a Sergio a cadena perpetua por el homicidio de sus padres y absolvió a Pablo. Poco más de un año después, el 7 de abril de 1986, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional confirmó la sentencia de Sergio, revocó la absolución de Pablo y lo condenó también a prisión perpetua como coautor del asesinato. Pero Pablo para ese entonces ya se había fugado. Fue detenido en 1994 por la policía boliviana y deportado para cumplir su condena.