José Schubert brilló en ficciones como "Quinto mandamiento", "Padre coraje", "Verdad consecuencia", "Alta comedia", "Zona de riesgo" y "Ricos y famosos". Pero los días de éxito en la pantalla chica le dieron paso a una nueva faceta que desplegó hace unos años y a la que se aferró para siempre: el ser escritor. En este tiempo ya lanzó tres libros (“Despertar en la tierra”, en 2008; “Morir a tiempo”, en 2011; y “Otro punto de vista, relatos espirituales” en 2013) y desde hace unos largos años está trabajando en el cuarto.
“El actor siempre está. En lo cotidiano me aparece todo el tiempo. Todos somos actores, en última instancia, personificando un rol que creemos ser. "Des identificarnos" de ese personaje, Jorge Schubert en mi caso, es parte clave de este volver a uno. No sé si esto fue consciente porque los procesos son siempre confusos. Entre lo que está muriendo y lo que todavía no nació, vive la contradicción”, dijo hace un tiempo en una entrevista con La Nación.
En paralelo, comenzó una vida espiritual desde el nacimiento de su última hija. “El amor trae información nueva o, para ser exactos, eterna. Conecta con lo trascendente, y lo transitorio deja de ser un motor. Los sueños pasan a estar adentro, no afuera. Saber, pasó a ser mi máxima pasión. Recordar, para ser también más exactos, ya que saber es recordar”, dijo.
En ese entonces manifestó que no volvería a la actuación hasta terminar el libro en el que está trabajando por estos días o que aparezca un proyecto que lo seduzca ampliamente. Y lo confirmó este sábado cuando visitó a Julián Weich y a Carolina Papaleo en “Vivo para vos” en El Nueve.
“Cada vez que me meto en un libro digo que es el último. Yo me meto a hacer novelas, me va sorprendiendo. La tinta es con alma, con la vivencia. Hace siete años que estoy escribiendo este libro, una cosa de locos porque el primero lo hice en tres meses”, confesó en la entrevista. Sus días comienzan muy temprano y, cuando está en Pigué, su ciudad natal, aprovecha el gran parque que tiene para dejarse llevar por la prosa.
“Es mi lugar en el mundo. Ahí escribo todas las mañanas. El momento que se me crea hace que vaya descubriendo cosas que me sirven. Yo escribo porque en la escritura recuerdo… lo hago para no volver a olvidarme”, confesó con añoranza mientas mostraban imágenes de la propiedad en la que vivió desde que tenía tres años.
Cómo nació su pasión por la escritura
“No fue un proceso lineal. Me crié hasta mis 17 años arriba de un árbol, muy en contacto con la naturaleza. Y ya a los 12 años empecé a ver que el mundo funcionaba de una manera diferente a cómo yo concebía la vida. Me sentía incómodo porque mi código no encajaba en el mundo. Leí Juan Salvador Gaviota (de Richard Bach) y fue como respirar porque me reconectó con lo que estaba olvidando”, comenzó a relatar a La Nación.
“El cambio fuerte fue cuando me fui a Venezuela y volví enamorado y, naturalmente, empecé a buscar respuestas. Conecté con mucha información. Después estuve encantado durante el embarazo y traté de recuperar mi rol, no ya el de actor porque entendí que mi mujer necesitaba un marido, mi hija un padre y yo a mí y no a un actor. Conecté con mi propio recuerdo y vi la obviedad de un montón de cosas. Entendí que la vida tiene un sentido evolutivo y que todo funciona perfecto. Fue algo muy natural”, dijo.