Cuando quedan horas para que se defina quién es gran ganador de “La Voz Argentina”, muchos comenzaron a recordar la figura de Gustavo Corvalán, el primer campeón del ciclo de Telefe. El cantante, nacido en Rosario, obtuvo el título el 2 de diciembre del 2012 con Soledad Pastorutti como coach. Por ese entonces, se hizo de la suma de cincuenta mil pesos con la que construyó su casa y de la posibilidad de firmar un contrato con una importante discográfica.
Su historia representa la de muchos otros: dejar todo en miras de cumplir un sueño. En este caso, significó abandonar la tarea profesional que tenía como obrero de la construcción para participar de este certamen que lo terminó lanzando profesionalmente en el mundo de la música.
“La verdad es que tengo los mejores recuerdos. Fue el puntapié para iniciarme a vivir de la música, y hasta el día de hoy lo logré. Recuerdo el aprendizaje, conocer gente tan importante, y amigos de otras provincias que hasta hoy sigo teniendo contacto. Fue una de las mejores experiencias que tuve en mi vida”, dijo hace poco en una entrevista con Gente.
Un camino que no fue fácil
Luego de ganar el cantante se lanzó como solista y desde 2015 se mudó a la ciudad de Córdoba, en donde integró bandas como “La Fiesta”, “Trulalá” y formó “Tupachi” con César Palavecino, ganador de la edición de 2005 de “Operación Triunfo”. Si bien todo este camino profesional le permitió subsistir con la familia que formó junto a Natalia Tifner, con quien tuvo dos hijos, la llegada de la pandemia generó un gran golpe en su economía.
Es que la prohibición de hacer shows lo obligo a tener que rebuscársela para llevar dinero a casa, algo que pudo hacer al descargarse una reconocida aplicación para trabajar como delivery. “La verdad es que el tema de la música se ha hecho muy difícil para todos. Por suerte, mi señora venía con el proyecto de poner una pollería con mi suegra. Y, antes de que llegara la pandemia, yo les dije: “Abran ya, porque se viene algo feo”, le había contado el joven a Infobae.
“Fue un cambio muy brusco para mí. Al principio me costó y después me acostumbré, pero llegó un momento en el que me alteré al ver que no estaba llevando nada de dinero a mi casa. Porque yo vivo de la música. Y, si bien mi mujer estaba trabajando, yo necesitaba aportar algo”, reconoció Corvalán.
El artista llegó a esa aplicación por recomendación de un amigo cantante que estaba atravesando el mismo drama. “Me explicó como era todo y me dijo que, con eso, los fines de semana ganaba más que con la música. Así que yo, de curioso, también me la bajé y me registré. Y así fue como empecé a trabajar haciendo repartos con mi auto. Obviamente, yo trabajo de noche, porque tengo que seguir cuidando a mis hijos durante el día. Pero cuando llega mi mujer, tipo ocho, salgo a hacer repartos hasta la medianoche”, resaltó.
Del rebusque de unos meses a la vuelta a su gran amor, la música
Por suerte, el emprendimiento de su esposa comenzó a dar sus frutos y, si bien aclaró que se trataba de algo más que digno, no tuvo que seguir saliendo en las noches a trabajar como repartidor. Es que con las diversas reaperturas que se fueron autorizando para los espectáculos en espacios cerrados, “El Toro” pudo volver a los escenarios. Desde principios de este año tuvo diversos compromisos laborales: el último de ellos fue el miércoles pasado en un bar de la capital cordobesa.