Desde hace un año y medio, Esteban Bullrich sabe que tiene Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa. Este miércoles tuvo que ser internado en terapia intensiva por “un cuadro de dificultad respiratoria”, según el parte médico que emitió el Hospital Austral.
“En conjunto con su equipo médico de cabecera, se decidió ingresarlo a la Unidad de Cuidados Intensivos, realizarle una traqueotomía percutánea e iniciar ventilación mecánica. El paciente se encuentra estable, sedado e ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos”, se lee en el parte.
"La familia solicita, como siempre, que los acompañen con sus oraciones. En función de su evolución, se evaluará la emisión de un nuevo parte médico", cierra el comunicado médico.
Qué es la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), la enfermedad que sufre Bullrich
Esteban Bullrich dio a conocer a través de redes sociales que le habían diagnosticado Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente las funciones musculares y la movilidad.
"Cuando uno se entera de que está enfermo de una enfermedad como la ELA, pasás por etapas. Tuve una etapa de angustia, mucha... ¿Qué me pierdo? Que no voy a poder entrar a la Iglesia, por ejemplo. Esa es la primera reacción. El enojo me costó más que la angustia, porque no le encontraba la vuelta. Ahora estoy en paz", decía en aquel momento en una entrevista con la CNN.
Según, el Dr. Eduardo Silvestre (M.N. 57.969) dijo al respecto que si bien aún queda mucho por recorrer en el conocimiento sobre la ELA, se sabe entre otras cosas que es una enfermedad progresiva y fatal que afecta a las neuronas motoras. "Puede afectar a cualquier persona –si bien más frecuentemente a adultos de 20 a 40 años- y que en el 10% de los casos es hereditario, mientras que el 90% restante se adquiere en forma esporádica", afirmó el médico.
"En un paciente con ELA, las órdenes cerebrales dejan de llegar a los músculos, estos se debilitan y se genera una pérdida de las funciones motoras, hasta impedir la movilidad del todo. Suelen verse afectadas el habla, la deglución, la respiración y el caminar. El paciente sufre de contracturas, espasticidad y dolor. En algunas personas, se desencadenan además problemas cognitivos", agregó.
Y añadió: "Existen medicaciones que retrasan la enfermedad y mejorar la calidad de vida. Además el ejercicio físico previene o suaviza el dolor muscular y los calambres".
En tanto que el Dr. Juan Manuel Baldovino, neurocirujano (M.N.111.331), explicó que han aparecido en los últimos años algunas drogas que podrían retrasar el desenlace fatal de la enfermedad y la progresión de la disfunción motora, pero al momento no puede curarse.
En Argentina existen casi 800 casos nuevos por año. Se ha observado, gracias a la información y educación continua, una mejoría en el diagnóstico de sospecha de la enfermedad lo que lleva a notar un aumento estadístico en la misma. En Estados Unidos hoy en día se diagnostican diariamente unos 15 nuevos casos.
