Caroline Lowell tenía 36 años, era ya madre de una pequeña que había dado a luz sin complicaciones en su domicilio de Melbourne. Era una gran defensora en su país del parto natural y en casa con asistencia de una partera, libre de aparataje clínico propio de un quirófano o una sala de partos.
Ella creía que debía ser una vivencia natural, sin la anestesia epidural que se administra a la inmensa mayoría de las futuras mamás en casi todas las clínicas del mundo.
Pero el 23 de enero de 2012 nada salió como ella lo esperaba. Ese día Caroline dio a luz en su casa, en una pileta de parto, a su segunda hija, Zhara. Contaba con la asistencia de dos parteras ya que, si bien había solicitado la asistencia estatal de personal autorizado para este evento, no se lo habían concedido.
Después del parto, que en un principio no tuvo complicaciones, Caroline comenzó a desvanecerse (estaba perdiendo mucha sangre, aunque no se podía percibir bien porque estaba sumergida en el agua), por lo que llamaron a la ambulancia y la trasladaron al hospital.
Pese a la asistencia médica, no fue posible salvarle la vida. Perdió demasiada sangre y esto ocasionó un paro cardíaco del que no se pudo recuperar, aunque su hija sobrevivió.
Tiempo después de la muerte se supo que Lovell había tenido una hemorragia en su primer parto y que esto no se les comunicó a las parteras que la atendieron el día en el que murió. Quizás, de haberlo hecho, hubieran podido actuar de manera preventiva. El 31 de octubre del año pasado, Y. (decidimos sólo poner la inicial de su nombre) murió después de dar a luz en su casa. Su caso se viralizó en redes, mientras Diego solo desea que se haga justicia.
Qué dijo la asociación defensora del parto en casa en Australia
En aquel entonces, la asociación Homebirth Australia (defensora del parto domiciliario) publicó un comunicado en el que aseguraba que los riesgos de esta práctica son mínimos. Sostenían que el fallecimiento de Caroline era el primero que se daba en ese marco desde 1999.
“La muerte de Caroline Lowell es la primera de estas características registrada en el país desde 1999”, declara la vocera de la institución en aquel entonces, Michelle Meares. El número de mujeres que fallecen durante el parto en Australia es uno de los más bajos del mundo, con una tasa de 8,4 por cada 100.000. En sus registros, ninguna de las 65 muertes de mujeres durante un parto entre 2003 y 2005, ocurrieron en sus casas.
Cómo era la lucha de Caroline Lowell
Caroline Lowell había firmado en 2009 una petición a las autoridades australianas para que el sistema de salud facilitara atención profesional a aquellas mujeres que quisieran parir en sus casas, con el personal necesario.
Según citan los medios, Caroline luchaba para poder ser atendida por profesionales regladas a través del sistema de salud en su casa, pidiendo protección para ellas y los medios necesarios, sin lograrlo. Entonces, no estando dispuesta a atenderse en un hospital, accedió a ser atendida por dos parteras que, al parecer, no estaban a la altura de las circunstancias.
Su frase recurrente era “nuestra vida está en peligro sin ayuda de matronas por parte del Estado”, acompaña los informes de organizaciones voceras del parto en casa como Homebirth Australia, que sostienen tener informes que avalan la práctica pero que son "silenciados" para continuar sosteniendo el negocio de los sistemas de salud.