Este domingo se estrena "Secretos de Playboy", una nueva docu-serie, que revela quién era verdaderamente Hugh Hefner, el creador del imperio Playboy, un excéntrico magnate que detrás de una mente brillante para los negocios escondía una personalidad oscura y manipuladora.
La serie de doce capítulos es producción original de A&E y revela el oscuro entramado de poder, sexo, violencia y engaño detrás de las paredes de una mansión y que evidencia la manipulación que ejerció Hefner sobre las mujeres a quienes llamaba “conejitas” adentro del emporio de entretenimiento para adultos más importante de todos los tiempos.
Bajo la perspectiva de género y con énfasis en el movimiento #MeToo, esta producción sin precedentes explora las verdades ocultas detrás del imperio Playboy a través de una lente moderna, a medida que se adentra en el mundo complejo que creó Hefner. Examina además, sus consecuencias de gran alcance en la visión del poder y la sexualidad en nuestra cultura. Además, se deconstruye al personaje -detrás de la persona ante la opinión pública- poniéndose el foco en el sufrimiento de las mujeres que habitaron la Mansión Playboy, ubicada en Los Ángeles, California.
Secretos de Playboy cuenta con un material inédito, entre ellos imágenes de archivo y entrevistas exclusivas con expertos de todas las facetas del mundo de Playboy, muchos de los cuales comparten sus historias por primera vez, que incluyen a la ex directora de Playmate Promotions, Miki García; ex novias de Hefner, entre ellas Holly Madison, Bridget Marquardt y Sondra Theodore. Y miembros del personal y del círculo íntimo de Hefner, incluida la asistente ejecutiva Lisa Loving Barrett.
Para la sociedad de la época previa a la liberación sexual de los 60, los desnudos eran de categoría clandestina en las publicaciones y no bien vistos por entonces. Hasta la aparición de Playboy en 1953 que rompió con ese paradigma y puso al cuerpo desnudo de la mujer como objeto de consumo en medios.
En la serie documental, se ve como esta puerta celestial para los hombres, a través de un puñado de páginas impresas, derivó en un oscuro mundo de depredación sexual -que involucró a famosos- como así también en el tráfico y abuso de mujeres (muchas de ellas menores de edad) que recalaron en mansiones satélites que funcionaban como clubes privados para realizar orgías. Estas “mansiones ocultas” albergaban a las chicas que no lograban llegar a Playboy.
Quién era Hugh Hefner
Hefen, que había nacido en Chicago en 1926, tenía solo 27 años cuando trabajaba de director de circulación de una revista llamada Children's Activities. Habiendo sido educado en el seno de una familia estricta, conservadora y muy religiosa, soñaba con crear una revista a la que llamaría Stag Party (frase que en inglés se usa para hablar de una fiesta de hombres solos). Con mucho esfuerzo y dinero conseguido entre los amigos, logró sacar el primer número de su revista, que en el proceso se transformó en Playboy y que tuvo como imagen corporativa un conejo, dibujado por Arv Miller.
Playboy gozó de un triunfo inmediato, principalmente porque Hefner había comprado una fotografía de la actriz Marilyn Monroe desnuda; había sido tomada antes de su éxito en Hollywood, y Hefner la compró a su autor y la utilizó como el desplegable de su primera edición. Monroe ya era una estrella en el momento en que la revista fue publicada. La edición incluyó un editorial escrito por Hefner donde exponía la filosofía de Playboy.
Esa primera edición vendió 50 mil copias y con el tiempo, la revista llegó al récord de lios 7 millones de ejemplares. La revista buscó revolucionar la cultura sexual estadounidense, pero detrás se agazapó un editor listo para saciar sus apetitos más oscuros. Hefner se amparó en la divulgación de los derechos igualitarios de las mujeres para darle un status de empoderamiento. En realidad, según muestra el documental, sólo fueron herramientas para monetizar sus negocios. Ellas fueron engañadas y manipuladas hasta último momento.
“Todo era como un culto”, asegura Miki García, ex Conejita y quien trabajó para Playboy como jefa de promociones entre 1973-1982. “Las mujeres eran preparadas y se les hacía creer que eran parte de esta familia. Y él (Hefner) se creía el dueño de esas mujeres. Hubo Playmates que tuvieron sobredosis y hubo Playmates que se suicidaron”, revela García a medida que explica que pensó en escribir un libro para denunciar estas atrocidades. “Hefner incluso envió a alguien para sobornarme. Cuando encontrás a alguien tan poderoso te da tanto miedo porque todo puede pasar. Lo que sea. Tanto así era lo que le temía”, detalla García.
La verdad sobre la mansión Playboy
En 1971, Hefner compró la mansión y creó un verdadero oasis para adultos. “Nadie te juzgaba en ese ámbito fastuoso y glamoroso, era como un Disneylandia para adultos”, recordaba León Kennedy uno de los amigos de Hugh, desde los tiempos más inocentes de la cofradía Playboy. ”Éramos invisibles, él solo daba ordenes, éramos sus sirvientes”, rememoraba también Stefan Tetenbaum, uno de los mayordomos de la casa quien agregó que “habían unas 150 reglas para manejarse en la mansión y una de las más importantes era que no debíamos hablar con las chicas”, agrega. Un dato no menor: todos los lugares de la mansión tenían micrófonos y cámaras pequeñas. “Teníamos que tener mucho cuidado porque sabíamos que estábamos siendo monitoreados”, agrega Tetenbaum sobre esa herramienta de extorsión.
En Secretos de Playboy un rol fundamental lo cumplen las novias de Hugh y su séquito de amigas. Ellas son mostradas como un instrumento de extorsión, placer y negociación de Hefner. Además, bajo el lema “divide y reinarás”, él fomentaba las discordias entre las mujeres, sobre todo entre la “novia principal” y las “secundarias”, para poder dominarlas y que se genere cierto estado de simbiosis, tensión y atracción hacia su persona. Una obra digna de una mente psicópata.
La ilusión de libertad sexual sin reprimir contrastaba con una supuesta realidad de abuso físico y emocional de las miles de mujeres en el mundo Playboy. Entrelazada con el aspecto brillante de un mundo que aparentemente celebraba a las mujeres, había una realidad más siniestra, la que durante décadas permitió que florecieran conductas nefastas que incluían violencia sexual, abuso de drogas, y donde la prostitución, el suicidio e incluso el asesinato acechaban en las sombras. Así, Secretos de Playboy explora cómo el imperio de Hefner era una fuerza poderosa que manipulaba a las mujeres en un ambiente tóxico, silenciando sus voces, enfrentándolas entre sí y abriendo la puerta a los depredadores sexuales.
El documental también revela que el fallido vínculo primigenio de Hugh con la actriz y cantante Betty Conklin, hizo engendrar en él un monstruo ávido de sexo, manipulación y dinero. Como si fuese una venganza mediática. Así moldeó varias camadas de conejitas a su gusto y semejanza, a base de siliconas, botox y, sobre todo, mucho miedo. “Mi vida es solo una invención y una estrategia de marketing inteligente. Que me sirve demasiado”, dijo Hefner, quien falleció a los 91 años en septiembre de 2017 y, como bien resume esta saga, él siempre fue un vampiro. Y las conejitas, su presa.