Hace años que Carolina Amoroso es uno de los rostros más destacados del periodismo joven. A sus 36 años lleva editados dos libros y bastantes horas-mujer conduciendo en radio y televisión
Actualmente conduce TN Internacional y Está pasando, junto a Mario Massaccesi. Llegó al canal en 2018, después de 5 años en La Nación
El año pasado fue una de las enviadas especiales del canal de noticias para transmitir desde Ucrania, país al que viajó siendo la única periodista argentina en el epicentro de acontecimientos que estremecían al mundo.
Quizás su alma de nómade y su pasión por el periodismo la colocaron en el momento justo para asumir esta tarea. "Por el trabajo de mi papá vivimos en Venezuela y Ecuador y después ellos en México, cerca de la frontera con los Estados Unidos, y en Río Janeiro, Brasil, y yo me vine a estudiar pero viajaba mucho a verlos y pude conocer esos países desde las vivencias. Eso no tiene precio. Sé que sufrimos mucho en América Latina porque nos atraviesan los mismos flagelos pero sigo fascinada como la primera vez que fui a una fiesta de fin de año en Venezuela", explicó en una entrevista anterior que le dio a La Nación.
Carolina Amoroso y su destino como periodista
Carolina se "topó" con el periodismo: no fue algo premeditado. Estudió en la Universidad de San Andrés, donde se especializó en Estudios Culturales, con el objetivo de convertirse en crítica de arte: "me gustaba el teatro y en algún momento analicé hacer Relaciones Internacionales porque fantaseaba con una carrera diplomática y ese era mi mundo, nada que ver con los medios", le contó a La Nación.
Pero un profesor de la facultad la vio con condiciones y le sugirió trabajar en los medios. "Me acordé de él cuando quedé estancada en mi tesis y pensé que empezar a trabajar podría destrabarme. Lo llamé, me recomendó hablar con un productor y enseguida empecé a trabajar en Canal (á), y era como un sueño hecho realidad porque hacía un noticiero de arte y cultura que se llamaba Plan à. Hice varias cosas en esa productora que le proveía contenidos a Canal (á) y entendí que los medios eran un camino. Después me anoté en la maestría en periodismo de LA NACION y fue entrar a esa redacción y sentir un amor absoluto. Me partió la cabeza".
El año pasado pudo editar su segundo libro, Llorarás, en el que recopiló las historias y testimonios de algunos venezolanos en su travesía de buscar un hogar u calidad de vida a través del único mecanismo que se encuentra a disposición: la migración.
En cuanto a su vida personal, Carolina es una tía todo terreno: tiene dos sobrinas -Juana y Helena, hijas de su hermano mayor, Juan Pablo- que se mudaron a Canadá el año pasado, con quienes mantiene el fuerte vínculo a través de videollamadas: "Eso fue un desgarro, pero hago de tía todas las veces que puedo, jugamos al salón de belleza por videollamada. Me gusta pensar que soy una buena tía, es uno de los objetivos que me tracé en los últimos años y eso implica asignarle tiempo, energía y cariño a esa forma de vínculo que es espectacular porque compartís lo mejor sin tener la responsabilidad de los padres", expresó y también compartió que el baile es otra de sus pasiones: "Me gusta mucho bailar y tengo un profe, Mauro, que me propone un espacio lúdico que disfruto".
Sobre el amor de pareja, dijo: "Estoy bien, sin ansiedades. Ese es un buen estado para mí. Creo que la vida siempre se encarga de hacer lo suyo", también expresando su deseo de convertirse en madre en algún momento. "Es un deseo que tengo, pero no lo vivo con ansiedad".