"Es un antes y un después", aseguran las personas que fueron tocadas por sus manos. Ella es Leda Bergonzi, una mujer común, madre de 5 hijos y abuela, que tiene 44 años y trabaja como emprendendora pero que desde siempre fue muy creyente.
"Dios sana. Yo simplemente soy igual que todos ustedes. Dios primero me rescató a mí y hoy yo salgo a donarme por él, pero creo que puede pasarle a cualquiera", señala Leda cuyo grupo de oración se llama Soplo de Dios Viviente y que sintió que algo cambió en su vínculo con Dios hace unos 9 años atrás.
"Me parece que lo más importante es poder comunicarle a la gente que Dios está en medio nuestro", dice esta mujer que cada martes congrega a una multitud en la capilla del Sagrado Corazón para recibir su bendición. Antes de imponer sus manos en cada uno de los que se acercan a la iglesia, reza en distintas lenguas y canta.
¿Qué fenómeno hay detrás de lo que sucede cada martes en la catedral de Rosario? "Es un carisma, es un don de Dios. Lo más importante es poder comunicar a la gente que Dios está. Recibí un carisma, que uno sale a amar, sale a hacer obras, sale a los pobres y a los que tienen... Dios sana, yo simplemente soy igual a todos ustedes. Dios primero me rescató a mí. Puede pasarle a cualquiera. Ninguno está libre de vivir esta experiencia. Lo importante es tener ganas y exponerse. Uno empieza a delegar cuestiones ordinarias para entregarse. Es una opción", señala Leda que cuando impone sus manos habla en diferentes lenguas y ella asegura que "es el espíritu santo".
"La gente debe entender que nunca voy a poder curarla, pero dios puede cambiarle la vida", le dijo Leda a Rosario 3. Ella se define como "una mujer normal igual que todas, con el mismo anhelo, con los mismos problemas e historias. Una mamá, una esposa y con esta búsqueda de un objetivo que me impulsa".
"Ya de muy chica empecé a sentir a dios, creo que me marcó el tener estos encuentros personales, era mi búsqueda ya de muy chiquitita. Cantábamos en misa con mis hermanas y amigas. Esperaba el domingo con mucho anhelo. Una familia también con algunos problemas, pero bueno, ahí una abuela con mucha fe muy Mariana. Creo que ella fue la que nos sembró esta semillita de lo que era búsqueda de dios", contó en una entrevista con Radio 2 y Rosario 3.
"¿Qué es todo esto?", le preguntó el periodista. "Yo creo que todo esto es dios, es el Espíritu Santo que puede entrar en cualquiera, pero no sin antes hacer una renuncia. Toda mi vida fue una renuncia constante, siento que a dios nunca le bastó dejar de pedirme. Yo suelo decir «Señor, nunca te conformás». Es un dios que realmente apuesta en nosotros, un Espíritu Santo que necesita nuestras manos, nuestros pies, nuestra decisión. Sin una renuncia al mundo no podés seguir a dios porque no tenés tiempo", respondió.
"Defino un carisma de sanación y liberación porque ya lo transité. Los testimonios, muchas confirmaciones de un montón de gente podrían dar fe de que esto es real. Ser instrumento de dios es parte de lo que estoy viviendo y transitando por el tiempo que dios disponga. Estos testimonios arrasan con nuestra historia y vinieron a darnos fuerzas", dice.
Qué dice la Iglesia
La Iglesia Católica emitió un comunicado en medio de la inmensa convocatoria de Leda
El arzobispado de Rosario brindó una "serie de orientaciones relativas a la oración para obtener de Dios la curación". Además, permitió que el grupo se reúna cada martes en la capilla del Sagrado Corazón, en 3 de Febrero 1998.
El pasado 10 de julio, el arzobispo Eduardo Martín, máximo referente del catolicismo en la ciudad, emitió un documento que brinda un marco explicativo al fenómeno de fe que se evidenció tanto en la basílica central de Rosario como en el oratorio del colegio Sagrado Corazón.
"Las curaciones son signo de la misión mesiánica de Jesucristo", se lee en el documento. "No solamente es loable la oración de los fieles individuales que piden la propia curación o la de otro, sino que la Iglesia en la liturgia pide al Señor la curación de los enfermos. Ante todo, dispone de un sacramento "especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos", expresa el arzobispo en ese texto.
También se refiere a los carismas: "Estas gracias, en plural, son atribuidas a un individuo, por lo tanto, no se pueden entender en sentido distributivo, como si fueran curaciones que cada uno de los beneficiados obtiene para sí mismo, sino como un don concedido a una persona para que obtenga las gracias de curación en favor de los demás".
Por último, solicita a quienes guían las oraciones no litúrgicas de curación usar “la prudencia necesaria si se produjese alguna curación entre los presentes” y recomienda que, “concluida la celebración, deberán recoger por escrito el eventual testimonio de curación y presentarlo al Arzobispo de Rosario”.