Pasaron tres meses de la muerte de la reina Isabel II y se publicó una nueva biografía de la monarca, Elizabeth, escrita por Gyles Brandreth.
El escritor es un amigo cercano de la Familia Real y en su obra cuenta cómo fueron los últimos años de Isabel, a quien conoció hace más de 50 años.
Antes de la pandemia, la relación entre Isabel y Felipe
Luego del retiro del príncipe Felipe, en 2017, él y su esposa llegaron a pasar semanas sin verse, en un acuerdo al que habrían llegado mutuamente. Su contacto se reducía a alguna que otra llamada telefónica que realizaban de vez en cuando.
La reina Isabel entendía que el acuerdo podía ser visto como "raro", pero sabía que su esposo era un tanto ermitaño, que “no quería ser mimado”, ni que le prestasen mucha atención. Por estos motivos, estaba decidido a vivir “sus últimos días a su manera”.
Pero con la pandemia, las cosas cambiaron. Los reyes volvieron a reunirse y para pasar juntos el confinamiento. Con sus agendas libres de compromisos públicos, revela el libro, la pareja real habría encontrado una “nueva apreciación” de su mutua compañía durante esos meses, en los que se vio que pasaron mucho más tiempo juntos, tanto en Escocia como en el Castillo de Windsor.
La repentina muerte de Felipe de Edimburgo
El príncipe murió poco antes de cumplir 100 años, y si bien su muerte era algo esperable, su desmejoría y fallecimiento fueron repentinos.
A pesar de sus intenciones de acompañarlo en su lecho de muerte, el fallecimiento de Felipe se habría dado de una manera tan rápida que el personal de la residencia real no pudo siquiera alcanzar a avisarle a la Reina.
Luego de la muerte de Felipe, el libro cuenta que la Reina vivió un “intenso dolor personal”, que no le impidió cumplir lo que consideraba su “deber cristiano”: cargar con ello de la mejor manera que pudiera, aun a pesar de su deteriorada salud.
Durante su periodo de viudez, escribe Brandreth, la Reina atendió a algunos de sus compromisos públicos, que se reanudaron post confinamiento. Y, en sus ratos libres, se dedicó a ver distintas series de televisión británicas, y en particular la policial “Line of Duty”. Sin embargo, a veces le habría costado seguir la trama del programa, además de desaprobar el constante “balbuceo” en ese y otros programas.
