Desde la muerte de Sofía, Ricky Sarkany no quiso hablar con la prensa. Sólo expresó sus sentimientos en las redes sociales, igual que su mujer, Grace Papini, y sus otras hijas (Clara, Violeta y Josefina). Pero este viernes, Infobae compartió la primera entrevista que dio el empresario zapatero tras la partida de su hija, el pasado 29 de marzo.
Sofía tenía 31 años y era muy familiera. Comenzó trabajando en la empresa de zapatos de su papá pero luego creó su propia marca. Adoraba a sus hermanas, Josefina, Clara y Violeta.
A Sofía le diagnosticaron cáncer de útero pero eso no frenó su sueño de ser mamá. Hacía tres años que había congelado óvulos y decidido con su pareja, Tomás Allende, ser papás por subrogación de vientre. Félix nació una semana antes que ella partiera. Lo pudo conocer, tener en brazos y dormir con él. Estuvieron juntos un día... Al día siguiente ella se descompensó y la tuvieron que internar. Murió pocos días después.
Entre otros temas, en la entrevista con Infobae, Ricky confesó que él no creía en experiencias con seres queridos tras la muerte, hasta que lo vivió. "Yo nunca creí demasiado en nada. Escuchaba hablar a otros y pensaba: “Si les hace bien, perfecto”. Pero no pensaba que me fuera a hacer bien a mí. A mí no me podía hacer bien nada".
"Durante un mes traté de no salir de casa, en Miami", expresó. Y en cierto punto, deslizó que se le pasó por la cabeza la idea de quitarse la vida. "También tengo que reconocer que encontraba una solución fácil para lo que estaba viviendo, que obviamente no la iba a hacer, pero la solución más sencilla era tirarme por el balcón. Lo veía como 15 segundos de un vuelo para que después inmediatamente terminaran todos los dolores", comentó.
Pero en el fondo, él sabía que tenía que seguir viviendo... Por Sofi y por su familia. "Yo sabía que tenía que buscar alguna forma de seguir, como le gustaría a Sofía. Y lo que pasó es que un día me dicen: “Vamos a salir a caminar”. Y yo les digo: “No, yo me quedo en casa, no, de ninguna manera”, pero como eran tres cuñadas y un solo cuñado, y él estaba solo, dije: “Bueno, voy a salir”. Me puse el barbijo, me puse el cap, unos anteojos, y salimos a caminar hacia la izquierda. Pudimos ir hacia la derecha", comenzó a contar.
"Yo no debería estar acá y vos tampoco", lo primero que le dijo Gustavo Yankelevich a Ricky Sarkany
Y luego siguió diciendo: "Hacemos 100 metros y veo gente argentina. Tiemblo. De golpe, siento que alguien grita “¡Ricky!” y con mucha sorpresa, y miedo, me di vuelta".
"Viene corriendo un señor y se saca el sombrero, y me dice: “Mucho gusto, soy Gustavo Yankelevich. Yo no debería estar acá, y vos tampoco. Yo no estoy acá de casualidad. A mí me mandaron. Debés haber recibido miles de mensajes. Yo no te mandé ninguno”. Y era verdad, recibí mensajes de gente que ni siquiera conozco. Mensajes amorosos, de dos minutos, de Cris Morena, incluso. Pero de él, no", siguió relatando Ricky.
En ese momento, Yankelevich entendió que no era casual que estuviera allí, en ese preciso instante para cruzarse con él, y le dijo: "Yo no te dejé ningun mensaje. Yo no debería estar acá, no deberíamos ninguno de los dos estar en Miami. Yo estoy en la calle 100, a 6 km. Normalmente no salgo a caminar, si salgo es muy poco, pero me llama mi hijo, a quien veo poco, y me dice ‘papá, vamos a caminar’ y él está en la Calle 94. Y cuando lo voy a buscar, me hace esperar 20 minutos. En todos los casos, me hubiese ido, pero lo esperé, y empezamos a caminar y llevamos caminando 6 km y medio, y yo tengo más de 70 años, y tengo que volver 6 km y medio. Yo no camino nunca 13 km. Yo debí haber vuelto antes. Vos no me tenías que haber encontrado. Sin embargo, nos vimos. Este es mi teléfono. Cuando quieras, llamame".
Ricky lo llamó tiempo después y lo fue a visitar con una de sus hijas, Clara. "Nos encontramos en un segundo piso alejado en un lugar donde estábamos solos. Y, no te voy a mentir, él aparece como mágicamente. No lo vi llegar, y de golpe, estaba frente a mí. No es que, "uy, ahí está viniendo", "¿qué tal? ¿cómo estás?". De golpe apareció y nos empezó a contar muchísimas cosas que le pasaron a él con Romina de temas que tienen que ver con sus primeras experiencias de sentirla cerca de manera espiritual. Y nos dice que estemos atentos a ciertas cosas que pueden llegar a estar pasando, que Sofía generó ese encuentro fortuito que tuvimos", comentó.
Luego reconoció "que la primera experiencia había sido la de ese encuentro. No había ninguna razón para que se diera, para que yo ese día estuviera en el mismo lugar geográfico en donde estaba él con una cercanía tal que hiciera que camináramos hasta encontrarnos".
Y explicó: "Gustavo me decía: “Sofía en este momento está con Romina con una sonrisa de oreja a oreja viéndonos a nosotros”. Y ella está. Entendí que ella está. Está en un montón de manifestaciones. Y también en su legado. ¿Cómo se mide la vida? ¿Se mide en horas? ¿En minutos? ¿En segundos? ¿Se mide en años? Me di cuenta de que es una manera totalmente ridícula, eso es solamente si uno va a transcurrir la vida; entonces está bien decir “duró tantos años”".
Continuó con una sabia reflexión:" Pero si uno va a vivir la vida, como la vivió Sofi, ¡mirá todo lo que vivió! Estoy completamente seguro de que la suma de los momentos maravillosos de Sofía excede largamente la de la media de la gente que vivió la totalidad de su expectativa de vida física. Es lo que ella dijo en su último cumpleaños: “La vida me dio mucho más de lo que me sacó”. Mi hija, como mi padre, hizo todo lo que quiso, como quiso, cuando quiso. Y se entregó al desafío de la lucha, al desafío de tener ganas de vivir hasta el último momento, al desafío de tener razones para vivir".
"Pensá todo lo que tuvo que pasar para que exista la sonrisa de Félix: si mi madre no se hubiera salvado del campo de concentración, si mi padre no hubiera saltado por ese barranco o alguien lo hubiese delatado, si el bote se hubiese hundido, si Graciela y yo hubiésemos dejado de intentar cuando nos dijeron que no íbamos a tener hijos…. Yo soy sólo un fusible", expresó Sarkany.
La vida continúa
Además, en la entrevista Sarkany comentó que son amigos de una familia que vivió algo similar: "la hermana de María Cher, también murió de cáncer de útero y fue atendida en el mismo hospital que Sofi en Houston", adelantó.
"Yo me acuerdo que a los pocos meses lo vi caminando en Punta del Este a Rubén, el papá, nos saludamos y me llamó mucho la atención porque él charlaba y sonreía, y yo no podía entender cómo él podía estar así. Y también tuve la posibilidad fortuita de encontrarme con él en un restaurante en Miami y le conté eso, y me reconfortó porque me dijo: "Ricky, la vida continúa y en esa vida, quienes nos hayan dejado en esta vida terrenal nos quieren ver sonrientes". A mí ya no me cabe ninguna duda de que es así", asegura.
A partir de esta experiencia, Ricky encaró a su cuñado que es quien siempre se ocupa de los trámites cuando alguien de la familia muere. "Mirá, Fer, te voy a decir una cosa. Vos sos el encargado de esto, porque yo me voy a morir antes que vos porque soy más grande y es lo que debería pasar. Y lo único que te voy a pedir es una cosa. Cuando te ocupes de todo, ocupate de algo más, quiero que cuando me estén velando, te fijes que nadie esté triste. Que todo el mundo esté contento; que si alguien está mal, se vaya. Tienen que estar todos contentos porque yo fui feliz", le dijo.
Y volvió a insistir casi al final de la entrevista, "cuando yo me vaya, también quiero que todos estén felices. Es lo que hizo Sofi. Lo último que hizo fue sacarse la máscara para decirnos: “Fui muy feliz”. Y cuando llegamos a casa, ese día, nos había dejado una cartita que decía: “Estoy bien y voy a estar mucho mejor”. Tampoco tengo dudas de eso. Ella está mucho mejor".