Managing Partner de Executive Search en Bäcker & Partners / AltoPartners Argentina. Una emprendedora nata, Sandra Olive fundó -cuando tenía veinte años- una empresa de capacitación en herramientas tecnológicas y de idiomas para altos ejecutivos de empresas multinacionales mientras estudiaba Licenciatura en Sistemas en la Universidad de Belgrano.
Cuando esa etapa concluyó trabajó un tiempo en relación de dependencia en una consultora haciendo tareas de backoffice. "Y eso ¡me encantó! Hacer lo assestments, fui creciendo en una industria que me encanta. Conversar con la gente, los desafíos, ayudar, desafiar a las organizaciones, mejorar las culturas, el foco, hoy, si me preguntás de la consultora, el mío es resolver los problemas del número uno con el resto de su organización", define un poco su trayectoria, su carrera y su objetivo.
"Tu apellido no puede ser la empresa, vos sos vos, más allá de la organización en la que trabajes, es raro que hoy alguien se jubile habiendo trabajado siempre en el mismo lugar".
Yendo nuevamente hacia atrás en el tiempo, Sandra nació hace 57 años, en los Estados Unidos, donde fue al colegio y también a la secundaria. Pero, luego de eso, vino a la Argentina a formarse en la Universidad. Y es donde se quedó para fundar su empresa, formar su familia y continuar desarrollándose y planteándose nuevos desafíos, algo que mantiene hasta el día de hoy.
La charla con Para Ti se inicia a raíz de una vivencia que tuvo durante su infancia, cuando sobrevivió a un accidente aéreo. Y la recuerda contando que solía viajar sola desde los 5 porque su familia tenía amigos en Europa.
En aquella oportunidad, después de estar un mes vacacionando en Florencia (Italia), los amigos de sus padres la subieron en Roma en un vuelo de regreso a casa. Pero, aquella noche, el avión no despegó. Los pasajeros fueron trasladados a un hotel y ella compartió habitación con otra niña, de 8 años.
"En esos tiempos recuerdo que nos sacaban seguros de vida porque había secuestros. Esa noche habló conmigo el piloto para decirme que a la mañana siguiente me iba a pasar a buscar para viajar con la tripulación antes de que busquen a todos los pasajeros".
Pero ese día la comitiva se retrasó y llegó primeroal hotel el micro a levantar al resto de los pasajeros, por lo que Sandra y su acompañante se fueron rumbo al aeropuerto con ellos. "Cuando llegué al aeropuerto, me vio el piloto, me dijo de todo. Yo era chiquita y hablaba bien italiano entonces le dije que él no había llegado a la hora que me había prometido y por eso decidí subir al micro. Otro chico en mi lugar se hubiera puesto a llorar. Yo recuerdo haber pensado 'este tipo está loco'".
Después de subir al avión, la aeronave despega y, estando en el aire, "se metieron gaviotas en los motores y el avión se reventó contra el piso. Estaba alto, se rompió todo el tren de aterrizaje. No me acuerdo cómo bajamos lo que sí me acuerdo de las ambulancias, los bomberos, el humo, las mujeres italianas que gritaban 'fuoco', era como era bien película bizarra. Y me acuerdo caminando en la pista -eso sí- mirando hacia atrás y viendo el humo".
¿Te acordás de cómo fue el momento de la caída?
-Sí, cae el avión, las sacudidas, caen todas las máscaras de oxígeno, el humo, todo desparramado por el piso, ¡bien al estilo Hollywood! Y la gente corriendo y gritando por los pasillos, que no. sé por dónde corrían. Y el shock. Porque, hoy en día, cuando despega un avión, todavía es como que recién me quedo tranquila cuando ya está ok en el aire.
¿Qué fue lo que más te marcó de todo eso que viviste?
-Porque ante la adversidad, problemas, desafíos... Me las tuve que arreglar sola, no tenía a quién preguntarle qué hacer. Tenía bastante personalidad a mis diez años y sabía cómo plantarme.
Esa no fue la única experiencia fuerte (de vida o muerte podríamos decir) que Sandra vivió. Un tiempo antes de venir a vivir a la Argentina, cursó un semestre en la Universidad. Se alojaba en una habitación del campus. Estando sola tocaron la puerta, ella abrió y se llevó un gran susto.
"Era un chico que vio a preguntar por alguien y cuando quise cerrar a puerta, me atacó con un cuchillo. Cerré la puerta pero él trataba de lastimarme, le quedó el brazo atrapado. Yo hacía palanca con un placard que tenía detrás mío, se ve que le lastimé el brazo, porque lo sacó y cerré la puerta. Estaba sola en ese piso y recuerdo que salí gritando sin ver a nadie. Había agarrado un aerosol y un encendedor por si se me acercaba de nuevo, hasta bajar un piso en donde estaba el resto de mi grupo".
Una vez acompañada y más tranquila, vio que "la puerta había quedado toda rayada, por el cuchillo. Los días posteriores la policía me acompañaba porque yo tenía miedo de andar sola por el campus".
Ante estas experiencias extremas, la pregunta es si las pudo capitalizar para su vida y su trabajo. Si incorporó en su memoria emotiva lo vivido para sacarle provecho. "No es algo que vos pensás todo el día. Lo que sí, por esas cosas soy demasiado precavida. Una persona que analiza al detalle lo que puede llegar a pasar, las alternativas en el momento", reconoce.
Y pone como ejemplo que, pese a saber que para la nota contábamos con Sole (una de nuestras maquilladoras expertas), Sandra trajo su propio set de make up. "Podía pasar que, por algo, no pudiera venir. Raro que me encuentres desprevenida con algo", confiesa.
Dar con la persona indicada: una búsqueda a medida
En su consultora de Recursos Humanos, Sandra tiene -entre varias tareas- la de hallar la persona que cree indicada para el perfil que le solicita su cliente. Ella busca a quienes reúnen esas características, en su mayoría, pero revela que también analiza otros aspectos que no tienen que ver con la información "dura" volcada en el Curriculum Vitae.
Y, cuando indagamos sobre cuáles son los parámetros que tiene en cuenta, dice que analiza varias cosas "es un mix, yo siempre digo que es un gran rompecabezas... Trato de no sesgarme porque entra dónde trabajó, qué estudió, en dónde, son muchos sesgos y yo trabajo también desde las neurociencias para tratar de no prejuzgar a alguien".
"Cuando uno busca un perfil, mira la trayectoria. Cuando hablas con alguien, te lo tenés que imaginar trabajando con el equipo nuevo, cómo va a poder liderar, cómo es frente los desafíos, si los va a poder manejar o no".
Y aclara: "No hace falta que la persona me caiga bien a mí. Hay gente con la cual yo no trabajaría pero si se ajusta al perfil pedido, por ejemplo, un financiero que es confrontativo porque se tiene que sentar con el dueño de una empresa a decirle 'el avión ese lo tenés que vender porque, si no, nos fundimos' quizás no sea la persona con la que me sentaría a comer un asado pero quizás es el más indicado para ese puesto.
Otro parámetro fundamental: "Las referencias también entran mucho en juego, porque una cosa es lo que yo puedo ver en una entrevista (solemos hacerla doble para tener más de una mirada), después entra en proceso en las organización. Pero también pedimos referencias porque, quien realmente conoce cómo es, tiene que ser alguien que trabajó con esa persona a lo largo de los años. De ahí ver cómo se comporta en momentos de alto estrés, frente a los desafíos, cuáles son sus limitaciones, qué es lo que siempre le marcan que tiene que mejorar", explica.
Lo que se valora en la actualidad: "Hoy en día no importa tanto el qué si no el cómo, uno tiene que poder adaptarse y ver todo eso. No hay una receta única, es la experiencia, los años de ver perfiles. Hay veces digo que los primeros tres minutos de una entrevista son cruciales, porque ahí ya ves si la persona más o menos tiene lo que está buscando el cliente".
Una mentalidad permeable al cambio es hoy una cualidad muy valorada, cita Sandra. "En cualquier rol, en cualquier empresa, porque el mundo es caótico y en Argentina no sabés qué es lo que va a pasar mañana, entonces es importante alguien que pueda adaptarse rápidamente y no desmotivarse frente a ciertas situaciones".
Mujeres en cargos ejecutivos: un rol en crecimiento y expansión
Quisimos conocer cuál es la situación de la mujer en este ámbito, por eso las preguntas apuntaron a cómo se trabaja frente a diversos parámetros en las búsquedas. "Con respecto al cupo de mujeres en roles ejecutivos, creo que es un arma de doble filo, porque si el puesto lo tiene que ocupar una mujer, tiene que ser alguien indicada para cumplir ese desafío. Elegir una mujer para un rol es poder dar con la indicada, que lo pueda hacer".
Sandra cuenta un ejemplo, que en una búsqueda le pidieron una mujer para trabajar en una petrolera y que encontró una candidata adecuada que, si bien no cumplía con los requisitos, la empresa se interesó en ella para otra posición. Pero ella, estaba casada y tenía hijos pequeños, motivo por el que rechazó el puesto por considerar que no era el momento adecuado para tomar esa decisión de cambio.
Cuenta que tuvo que rechazar lo que hubiera sido "una gran oportunidad para ella. No sé cuándo se te dan esos momentos. La mujer todavía carga con la casa, los chicos. Se llama 'pareja' pero no es parejo. Creo que es un desafío para las mujeres armarse, decir 'mirá, esto lo voy a hacer'. Quizás sí lo puede enfrentar de más grande, pero es un tema es volver a conseguir esa oportunidad", admite.
Y señala como fundamental "tener esa visión estratégica, de tu carrera, para poder prepararte bien... porque nos tenemos que preparar el doble, eh".
"Cuando a una mujer le toca la oportunidad de tener una carrera internacional, muchas veces se bajan porque el hombre no está dispuesto a acompañar. Creo que es un 80/20. Y, al revés, las mujeres venimos acompañando hace muchos años, de tener un rol secundario, entonces cuesta para todo el mundo. Hasta el sesgo mismo de qué cosas me competen, qué tengo ganas de hacer porque me gusta y qué puedo delegar para que me ayuden y poder desarrollar esto que quiero hacer".
Y dice, a modo de ejercicio, que es muy útil "pensar también qué estoy dispuesta a soltar, qué charlas estoy dispuestas a tener, tuve esa charla antes de formar la pareja para ver qué es lo que veíamos los dos. Es una charla que por ahí a los veintipico no la tenés, qué va a pasar cuando tengamos hijos".
En su consultora, afirma, "somos pro diversidad en género, de edad, de etnia. Ya no me lo dicen más pero recuerdo otras mujeres que han entrado en roles en organizaciones avisando que estaban embarazadas, han tenido hijos (incluso varios) y han trabajado allí por años".
Tampoco perder de vista la equidad en cuanto a la compensación "porque las mujeres siempre nos hemos quedado con el concepto de que nuestro sueldo es 'unos pesos más para ayudar'. Hoy, la pregunta que hago es '¿Vos sos sostén de hogar?' porque también pasa lo otro, que la mujer sea el sueldo principal y que los hombres no se acomodan a eso, no les gustas tanto, hay de todo".
¿Cómo son las jóvenes ejecutivas de ahora, ves diferencias generacionales?
-Las chicas de ahora te dicen que no están dispuestas a renunciar su vida para tener hijos... te dicen 'después veo', por eso está eso de congelar óvulos para ver si de más grandes van por ese camino. Hay un cambio de paradigma, en Europa se ve mucho más y recién ahora, en Argentina. Además, esta decisión tiene que ver con un tema de presupuesto, que no es menor. Primero, cómo comprás tu casa que, si no te ayudan, es difícil. Entonces cómo mantenés al chico, pagás cuotas escolares y demás. Aparte se ha extendido la expectativa de vida, entonces la prioridad les pasa por estudiar o no, trabajar, viajar por el mundo.
La permeabilidad al cambio, un valor esencial
Y, para lograrlo, su recomendación es "trabajar fuerte tu reputación, que digan 'mirá qué piola esta empresa porque fulano, fulana trabaja ahí', hacer énfasis e tus redes, ir, dar charlas, ser generoso con el mundo porque si cuando otro necesita, vos no lo ayudás, el día que vos necesitás, nadie te va atender el teléfono. Esa es la parte linda también de este trabajo".
En cuanto a las edades, afirma que "hay un mercado muy grande para la gente de cuarenta y pico, se estrecha un poco a partir de los sesenta pero también está en cómo esa persona planifica lo que viene. Si está activa y dispuesta a continuar y cómo. No esperar que alguien te la termine".
"Yo ahora cumplo 57 y me encanta lo que hago en mi consultora y lo seguiré haciendo. Si tengo que hablar con una amiga de mi edad -y se sabe que a los sesenta es hora de dejar espacio a los más jóvenes- le recomiendo que se tome esos tres años para pensar cómo quiere continuar, dónde quiere estar".
Y enfatiza: "Te tenés que preparar para saber cómo te vas a proyectar. Eso, claro, si la persona no se quiere jubilar. Porque también hay gente que no quiere trabajar más pero siempre pensando en lo que viene para que no los agarre desprevenidos".
Sea para continuar trabajando o no, Sandra sugiere que surja de una decisión consciente. "Hay que tomar conciencia de eso y prevenir. Y también te pueden echar aunque estés haciendo una carrera brillante. No sabés cómo es el futuro de esa organización. Entonces, te queda ser víctima o protagonista de tu propia vida".
Esta carrera que vos desarrollaste, con respecto a tu vida personal, ¿implicó renuncias?
-Uff. Sí un montón. Fui emprendedora desde muy joven, tenía una empresa que daba idiomas a más de 20 organizaciones. Tenía 20 años y daba capacitaciones para puestos de liderazgo ¡que no sé cómo me tomaban en serio! Ahora internamente, me río, digo qué piola que pude saber venderme. Después, me ofrecieron trabajar en lo que es hoy Accenture (antes era Andersen Consulting). En ese momento veía que a las chicas de mi edad, recién casadas, los maridos les llevaban el almuerzo y la cena a la oficina los fines de semana y me dije 'no estoy dispuesta a eso, quiero hacer otra cosa'.
Mencionaste también otro tipo de barreras que tratas de trascender a través de la integración en la diversidad en los puestos, ¿cómo lo desarrollas eso?
-Cuando encaramos una búsqueda nos enfocamos en la mejor persona para el rol. No me importa su edad, el género, de dónde es ni cuál es su religión. Me importa como interactúa, como es su cultura, su mentalidad de crecimiento, si es una persona moderna, qué es lo que va a aportar a la organización, cómo la veo insertada trabajando con el resto de la gente. Todo lo otro es anecdótico. Los valores, el comportamiento de la gente, cómo desarrollás a tu equipo, la energía que tenés para hacer cosas.
"No hay candidato perfecto, todo el mundo tiene algo. Justamente, ese es el desafío porque tenés que seguir desarrollándote. Además, si es perfecto para tal rol, pasado mañana cambió y ya no es más perfecto. Es mejor tener una persona inteligente, con buena trayectoria, que pueda aprender, que tenga un montón de otras capacidades blandas y que después aprenda el negocio".
Cómo trabaja una consultora de RRHH hoy en la Argentina
Sandra Olive repasa brevemente algunas de las líneas de trabajo de su empresa y la profesionalización de organizaciones es una de las principales. "Lo podés encarar trabajando cultura, liderazgo, coaching, reemplazar gente por ahí haciendo una búsqueda. Las empresas nacionales que se tienen que profesionalizar, líneas de sucesión: tenés un dueño que por ahí tienes dos tres hijos, a nadie le interesa la organización y ¿qué hace? o la vende o toma un gerente general profesional y los hijos hacen sus cosas y están en el directorio".
Su visión es que en la actualidad "hay un montón de alternativas, la Argentina tiene las Pymes pero, para que perduren en el tiempo, se tienen que profesionalizar. Ese trabajo también lo hacemos".
Y reconoce que "el desafío es constante, entonces, las empresas se tienen que profesionalizar necesitan directorios profesionales. Hay espacio ahí para las mujeres, y trato de también traccionar en favor de eso".
Fotos: Diego García @fotos_diego
Video y edición de video: Candela Petech @ph.candela
Make up y pelo: Sole Olveira @soleolveiramakeup
Producción: Lucila Subiza @lucilasubiza
Looks propios
PR: Laura Lobato para Dos Eles Prensa @doselesprensa
Esta producción se realizó en las oficinas de BACKER & PARTNERS miembro de ALTO PARTNERS
Suscribite al newsletter de Para Ti
Si te interesa recibir el newsletter de Para Ti cada semana en tu mail con las últimas tendencias y todo lo que te interesa, completá los siguientes datos:
Primavera 2023: Esta es la paleta de colores que vamos a estar usando la próxima temporada