Tuve la fortuna de conocer personalmente a Susú Pecoraro un fin de semana en la Posada del Quenti, en Córdoba, y compartir una charla de casi tres horas mientras caminábamos por unos senderos en medio de la sierra. Me era casi imposible despegar a la actriz del personaje: en cada uno de sus gestos y expresiones veía a Camila, la joven enamorada del cura del pueblo, Ladislao (Imanol Arias), el personaje al que le dio vida en la película de María Luisa Bemberg.
Se lo dije. "No soy Camila, pero la gente me sigue llamando así", me respondió. "Igual me encanta lo que le pasa a la gente conmigo. Me dicen cosas muy lindas... En cierta forma, creo que recibo lo que doy. Yo respeto a la gente y ellos me respetan a mí", me dijo.
Hoy "Camila", la película, cumple 40 años y en su momento fue un éxito. Las que fuimos a verla al cine morimos de amor con la historia de la joven de clase acomodada de la sociedad porteña de la época y el cura recién llegado de España. Y el fenómeno sigue siendo tan fuerte que hace unos días en TN mostraron el reencuentro de Susú y Arias en el teatro y lo "vendieron" como el de Camila y Ladislao.
Es tan fuerte lo que ha generado esa película que en esa charla que tuve con Susú me contó lo que vivió con el mismísimo Fidel Castro y Gabriel García Márquez:
"Sé que ella está en Cuba. Quiero que la traigas a mi despacho", le encargó Castro a su amigo, el escritor. Era 1997 y Susú estaba en la isla rodando la película "Historias clandestinas en La Habana". Esa misma tarde, la actriz escuchaba atónita la confesión de Castro.
"Estoy enamorado de usted, Camila", le dijo. El dirigente cubano, el escritor y la actriz se reencontraron algunas horas después en una fiesta oficial. El salón estaba atestado de invitados y el bullicio se tornaba intolerable. Entonces, el anfitrión pensó en escabullirse y esconderse en la cocina. Pero antes quiso asegurarse buena compañía, así que con una mano tomó a García Márquez y con la otra a Susú.
"Mientras Fidel saboreaba su puro, me invitó a probar una muzzarella que él mismo había hecho", recordó Susú. "Pruebala, Camila, y dime qué te parece", me dijo. Yo tomé el bocado que él me ofrecía y me lo llevé a la boca... Con cara de asco le dije:"¡Está salada!"... Entonces, él soltó una carcajada y sonriente dijo: "No esperaba menos de ti, Camila. Sigues siendo tan sincera como con Ladislao".
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