Maru Botana vivió una vida muy cerca de las cámaras y los flashes. La llegada de las redes sociales hizo que pueda compartir el minuto a minuto de sus días: entrenamientos, momentos culinarios, en familia, de vacaciones y más. Pero lo cierto es que hay tres hechos de su existencia que son poco conocidos… algunos divertidos y otros prácticamente trágicos.
María José González Botana, tal como es su nombre completo, nació el 17 de agosto de 1969 y tiene ocho hijos con Bernardo Solá, el hombre que la conquistó a los 22 años y del que nunca se separó. Por estos días, la cocinera se encontraba de vacaciones por Europa acompañada por la gran familia que formó.
Un pasado rebelde en la escuela
Quien la ve hoy no puede imaginar que esta dulce mujer, madre y gran esposa haya tenido diversas sanciones en su adolescencia producto de las travesuras que cometía. Ella integraba el grupo de las más bravas y, cada vez que se mandaba alguna, quedaba en evidencia porque enseguida se ponía toda colorada.
Hasta fue expulsada por haber colocado una bombita de olor en el aula. También se llevó un gran reto de las monjas del colegio católico al que asistía la jornada en la que un chico la fue a buscar luego de cursar, algo que estaba terminantemente prohibido.
El día que intentaron asesinar a su papá
Uno de los momentos más duros de la célebre conductora de “Sabor a Mí” en Telefe ocurrió en marzo del 2001 cuando Carlos Gil, un ex integrante de las Fuerzas Armadas, intentó asesinar a su papá, acusándolo de mala praxis. Carlos Botana recibió un balazo en el estómago en la calle Beruti al 2500, en Barrio Norte.
El atacante, de unos treinta años, había llegado al establecimiento del médico y, cuando ingresó al consultorio, le disparó de inmediato. Luego de pasar la noche en el Hospital Alemán pudo recuperarse favorablemente. La causa fue investigada por la comisaria N° 19, el juez de Instrucción Luis Zelaya y el fiscal Marcelo Ruilópez.
Cuando se olvidó a uno de sus hijos en el cumpleaños de la hija de Catherine Fulop
Tener tantos hijos es complicado y ella en varias oportunidades confesó haberlos olvidado en distintos lugares. Una vez dejó a uno en un café, otra en un aeropuerto, en Disney y hasta en el Rockefeller Center de Nueva York.
Sin dudas, el más particular fue cuando se olvidó que había dejado a Agustín, que en ese momento tenía seis años, en el cumpleaños de una de las hijas de Catherine Fulop. “Lo cambié de colegio en zona Norte y era compañero de las hijas de ella… era súper tímido él. Yo tenía un evento y me olvidé que estaba en el cumpleaños”, relató.
“Catherine estaba haciendo teatro y de repente me llama y me dice ‘che Maru me están llamando de casa que están esperando que lo vayan a buscar a Agus’. Me re contra olvidé, ella divina me mando un chofer todo. Pero Agustín se quería matar", remató.